La Salada y la ausencia del Estado

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Por JUAN CARLOS OJAM

La feria de La Salada representaba hasta ahora la ausencia del Estado haciendo cumplir las leyes, en un país que es uno de los que menos protege la propiedad industrial e intelectual a nivel mundial.

Desde hace una buena cantidad de años en La Salada y muchos lugares de Buenos Aires y el Conurbano se ignora por completo el valor que tienen las marcas para sus dueños, y básicamente lo que se está tolerando es una falsificación flagrante de los derechos marcarios de numerosos fabricantes de ropa.

Desde el punto de visto marcario es un lugar donde las leyes no existían, donde estaba bien visto el fenómeno de la falsificación. Por suerte, ahora vemos una tendencia a nivel social de ver que esto no está bien.

Estamos entre los países que menos protegen la propiedad industrial e intelectual. La falsificación marcaria se da en todo el mundo, pero lo que no encontramos en otros lados es el volumen que hay en Argentina y países limítrofes. No tiene precedente.

Todo lo que se comercializa en venta callejera y en mercados callejeros combina una buena proporción de verdaderos artesanos que generan su propia mercadería con gente que comercializa productos falsificados. Y es contra estos últimos que vemos con buenos ojos que se apliquen las normas de la ley con operativos como el de ayer.

Tampoco ignoramos que detrás del fenómeno de la falsificación hay un trasfondo social, vinculado a mucha gente honesta que lo ve como salida laboral. Pero claramente lo que vemos también es que los falsificadores se aprovechan de esa gente para el lavado de dinero proveniente de otros delitos.

Primariamente lo que encontramos en lugares como La Salada son infracciones a la ley de marca y sólo hay violación a la ley de propiedad intelectual en el caso de falsificación de CD, libros y revistas.

En la Argentina la propiedad industrial está protegida por la Ley de Marcas y Denominaciones (Ley 22.362), sancionada en 1980

La realidad es que hay montones de empresas que en la medida que desarrollan productos exitosos, éstos son falsificados sin la menor protección a pesar de lo que dice la ley, dándose una competencia desleal entre quienes invierten en crear un producto para venderlo por los canales formales pagando todos los impuestos y quien no lo hace.

En este sentido, la falsificación de marcas que tiene a La Salada como una de sus caras más visibles, es claramente perjudicial para el incremento de la inversión en el sector, que se ve desalentado por la vigencia de estas prácticas ilegales ante las cuales el Estado no hace nada. (Télam)

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