Retromanía: Hollywood se obsesiona por el pasado
Edición Impresa | 4 de Abril de 2017 | 02:35

Ya lo dijo el crítico musical Simon Reynolds: lo que antes era vanguardia, ahora es “retroguardia”. Vivimos en una era en la que la cultura pop ha enloquecido por lo retro, una tendencia a mirar obsesivamente su pasado que se revela particularmente en la industria cinematográfica, que planifica para los próximos años más de 150 producciones derivadas en viejas propiedades: secuelas, precuelas, remakes, reboots y spin offs invaden la cartelera apelando al magnetismo que el pasado (muchas veces un pasado mítico, un pasado que incluso no hace falta haber vivido) genera en la audiencia.
Así se explica, al menos parcialmente, el éxito de “La Bella y la Bestia”, la remake de carne y hueso del clásico animado de 1991 que acaba de convertirse en la película más vista del año: la cinta actualiza parte de su historia para apelar al público millenial, con una construcción del romance menos lineal, un personaje homosexual y una alegoría contra la discriminación que, en efecto, insuflan nueva vida al clásico; pero, por lo demás, la película es una reproducción cuadro por cuadro de la original, aunque desprovista de la magia y la inspiración visual que llevaron a la versión animada a ser candidata al Oscar a mejor película, y con perezosos agregados a la imponente banda sonora original que afean el conjunto.
MILLONES
Pero esta replicación del material original es intencional: para apelar a la nostalgia debe haber constantes recordatorios de que la cinta es parte de un conjunto mayor, como ocurriera con el séptimo episodio de “Star Wars”, una reproducción punto por punto del cuarto capítulo de la saga.
Y la fórmula funciona: “La Bella y la Bestia” es la película más vista en Argentina y en todo el mundo, donde se acerca a la marca de los mil millones de dólares, encabezando un top 10 que este año incluye otras siete secuelas o películas derivadas de franquicias. Se repite de esta manera la tendencia de 2016, en que siete de las diez cintas más vistas del año a nivel global fueron parte de un universo mayor. “Zootopia”, “Deadpool” y “La vida secreta de tus mascotas” se destacan como producciones originales en el top 10, pero las dos primeras ya tienen secuelas confirmadas.
Más: siete de las diez cintas más vistas de todos los tiempos son parte de grandes franquicias. Y dos de las tres producciones originales, “Frozen” y “Avatar”, tendrán continuaciones. Sólo se salva “Titanic”, hasta que a alguien se le ocurra hacer una precuela de la vida de Jack y Rose antes de su llegada al trágico barco...
EL MODELO
No es en absoluto extraño, en ese sentido, que Disney haya modificado su modelo entero para aprovechar esta tendencia. En un mundo donde la explosión de la oferta de series y películas al alcance de un solo click ha limitado la posibilidad de que existan producciones masivas, Disney, que supo tener el monopolio de la audiencia, encontró que quizás una de las pocas maneras de recuperar esas experiencias masivas, comunes a todos, era reviviendo esas producciones que convocaron a millones a las salas, que son parte de la educación cultural de varias generaciones.
Entonces, compró Lucasfilms, para reconstruir las franquicias de “Star Wars” e “Indiana Jones”, Marvel, desde donde lanzó su taquillero universo superheroico, y Pixar: desde que la compañía del ratón compró el estudio de animación en 2006, produjeron cuatro secuelas (antes habían rodado apenas una, sobre siete largometrajes producidos), y de los cuatro filmes que la empresa tiene en carpeta, tres serán continuaciones (“Cars 3”, “Los Increíbles 2” y “Toy Story 4”).
Por supuesto, Disney miró también a su propio pasado, filmando versiones de carne y hueso de “Alicia”, “Cenicienta”, “Maléfica”, “El libro de la selva” y “La Bella y la Bestia”, todas, empujadas por el llamado “porno de la nostalgia”, éxitos furiosos en la taquilla.
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