Un tiempo alcanzó para ver una idea que entusiasma

Presión alta, ambición, búsqueda de protagonismo e intensidad, los aspectos positivos. Le faltó regularidad

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Por NICOLAS NARDINI
ANALISIS

Después del fiasco que significó el ciclo de Edgardo Bauza al frente de la Selección Nacional, el primer paso de la era Sampaoli dejó un buen sabor de boca. Por fin, se volvió a ver un equipo con ambiciones, plantado con determinación en el campo de juego y alejado de aquellos planteos temerosos y no dignos de la camiseta albiceleste que tiene dos coronas mundiales en su haber.

Tras el pitazo inicial, los jugadores argentinos salieron disparados a ganar espacios en territorio ajeno. Fue una muestra elocuente de hacia dónde va el fútbol que pregona Jorge Sampaoli. La presión alta, lógicamente, empezó por los delanteros, pero siguió de manera sincronizada con los volantes y los defensores, con lo cual se observó un trabajo colectivamente sorprendentemente prolijo para las pocas horas de tareas de cancha que tiene el flamante DT con sus nuevos dirigidos.

Fue una muestra de que la calidad del trabajo es igual o, quizás, más relevante que la cantidad. Si hay claridad conceptual y conocimiento para llevar a los ensayos de campo ideas concretas, los jugadores de primer nivel con los que cuenta la Argentina tienen la jerarquía suficiente para encargarse del resto.

Argentina asfixió a Brasil, le copó la zona media y no le permitió moverse con comodidad. La idea general, al menos en el primer tiempo, salió bien ¿Qué le faltó al equipo? Mejor circulación de pelota de tres cuartos de campo hacia adelante. Al vértigo, no se le contrapuso la siempre necsaria pausa. El equipo sufrió el flojo partido de Messi y la ausencia sin aviso de Higuaín.

De todos modos, en una acción de pelota detenida bien trabajada -volcó la pelota al área tras un amago para sacar a los centrales de Brasil de la zona de influencia- le permitió a Gabriel Mercado, quien será una fija en este proceso de Sampaoli, poner el único gol del partido.

En el complemento el equipo bajó su rendimiento, trabajó a menos revoluciones y hasta Brasil se lo pudo haber empatado más de una vez. Sin embargo, ese declive en el rendimiento no tira por la borda lo más importante: se vio a una Selección con una idea clara, con ganas de imponer condiciones ante sus rivales y con gran determinación posicional. Por tratarse del primer partido, lo mostrado ante Brasil no está nada mal. Asoma como preludio de algo que ilusiona.

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