El sentimiento que brota de las calles
Edición Impresa | 25 de Agosto de 2017 | 03:30

El barrio quedó “cerrado”. Sin clases, sin partidos, sin ganas. Daiana y Camila eran dos chicas conocidas. Todos las describen como dos adolescentes alegres, “con sus cosas”, como todo adolescente, hijas de familias numerosas y trabajadoras. Y muy queridas. Iban a la Escuela 54, como casi todos los chicos en ese barrio. Pero ayer la escuela estaba enmudecida. Sin risas, sin mochilas y sin bullicio, porque dos de sus alumnas ya no están. El campito de fútbol en el que todos los fines de semana se disputan los partidos de la liga infantil, también vacío. No habrá allí juego este fin de semana. En los comercios, la verdulería, el almacén, la carnicería, las filas se hacen en un silencio solo quebrado por preguntas que no tienen respuesta. Y en las casas, el dolor vive puertas adentro.
Villa Alba recibió un sacudón de esos que pegan fuerte y que hacen brotar sentimientos de desgarro desde la misma tierra de sus calles. Allí, seguramente, ya nada será igual. Camila y Daiana ya no están. Y nadie sabe por qué.
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