Verón brilló como jugador, pero de presidente le está costando

Hace rato que tiene el poder de decisión en Estudiantes. Empezó a ejercerlo bastante antes de ganar las elecciones en 2014. Nadie tiene dudas sobre quien manda en el club. Es un presidente fuerte, adentro y afuera. En la comisión directiva su palabra es la ley y entre la masa societaria, si bien hay voces de genuino sentido crítico, en la actualidad nadie se atreve a pensar en armar una lista para competir con él en las urnas.

Juan Sebastián Verón fue un futbolista de excepción. La historia lo recordará como un mediocampista todoterreno. No era volante central, tampoco un ocho a la antigua; y mucho menos, enganche. Era todo eso junto sin posición fija. Su domicilio táctico en el campo estaba subordinado a la estrategia del momento. Si era necesario podía pararse delante de los zagueros y, desde allí, conducir mediante pases de media y larga distancia que se les ha visto a muy pocos en el mundo. Pateaba bien los tiros libres. Ejecutaba con idoneidad los penales. Jugando a un toque sabía todo. Si se enojaba y salía a cortar juego del rival, también recuperaba pelotas. Sólo en una faceta jamás se destacó: No sabía gambetear.

Además, su envidiable genética siempre lo ayudó. Por eso también se dio el lujo de retirarse y volver a jugar en varias etapas. No fue casual su rotundo éxito en Europa y. mucho menos, su liderazgo triunfal cuando decidió regresar al “Pincha”. Fue actor fundamental en las últimas vueltas olímpicas y únicamente le quedó atragantada la espina de haber estado tan cerca de vencer al mejor Barcelona de la historia en Dubai.

¡Con semejante trayectoria cómo no iba a ser presidente! Obviamente, también podría haber sido director técnico, pero siempre aclaró que no le gusta esa función. Cuando quiso sentarse en el sillón principal, lo consiguió con un categórico triunfo frente a su antecesor, Enrique Lombardi.

Hoy, a punto de completar su primer mandato (el segundo nacerá inmediatamente después de la próxima asamblea), se advierte que le está costando generar aciertos en el área del fútbol profesional; donde siempre se ha movido como pez en el agua. Ya en la presidencia de Eduardo Abadie empezó a tener concreta influencia en la elección de los entrenadores; en aquel momento fue quien propuso la contratación de un novato Roberto Sensini. Lógicamente, sus gustos también fueron escuchados y muy tenidos en cuenta durante los gobiernos de Rubén Filipas y de Enrique Lombardi.

su caracter ha tenido que ver

Pero desde que asumió formalmente como la máxima autoridad del club, los DT no le han durado mucho. Mauricio Pellegrino, Gabriel Milito, Nelson Vivas, Lucas Nardi y Gustavo Matosas, con diferentes matices, protagonizaron ciclos de trabajo que resultaron más cortos de lo previsto. Sin dudas, la fuerte personalidad de Verón ha tenido incidencia en cada uno de esos capítulos. Ahora volvió a elegir. Hoy asumirá en el Country Lucas Bernardi con escaso apoyo de los hinchas.

Cuando el termómetro popular sugería prolongar el interinato del “Chino” Benítez, Verón le entrega al joven entrenador de cuna “leprosa” el manejo de un plantel que sufrió cambios severos en el último mercado de pases y que, hasta el momento, viene decepcionando.

El último lunes Rodrigo Braña fue la indiscutida figura de un equipo sin relieve. El “Chapu” parece inoxidable y por eso sigue siendo aplaudido. El resto no está bien, hasta Mariano Andújar cayó notoriamente en su nivel y la gente lo hace saber con fuertes críticas. Algunas llegan hasta el palco del presidente.

Hoy todos saben que el pulso institucional albirrojo pasa exclusivamente por las decisiones de la “Brujita”. Estudiantes, a partir del fallecimiento de Julio Alegre, se ha quedado sin voces opositoras de envergadura ni con proyección política. Verón manda como lo hacía en la cancha. El tema es que con pantalón corto, camiseta y botines casi no fallaba. En cambio, sentado a la mesa dirigencial, en la cabecera, le está costando acertar en el rumbo futbolístico.