Arcabuz: elaboración y poderío eléctrico, con la realidad como telón de fondo

Referentes de una generación de rockeros platenses previa al big bang de inicio de los ‘90, los Arcabuz supieron atravesar cuatro décadas fieles a sus estandartes de potencia eléctrica y elaboración. Autodefinidos como generadores de “hard-rock sinfónico”, con cuatro discos en su haber y un quinto en pleno proceso de preproducción, volverán este fin de semana a los escenarios platenses con energía y alineación renovadas.

Este domingo, en el bar de camino Parque Centenario entre 503 y 504, la banda que integran Humberto Ottonello -guitarra-, Norberto Damiani -voz-, Marcelo González -bajo-, Rodolfo Luna -batería- y Martín Fígari -teclados- mostrará las primeras cartas de “Sinfonia Trágica”, tal el bautismo por ahora condicional de su próxima obra.

Nacidos en 1984, en los albores de la primavera democrática, recién llegaron al debut discográfico en 1995, con “Cúpulas”; luego llegaron “La punta del iceberg” (1997) y “Retrospectiva” (1999), siempre con el recordado Sergio Ledesma en voz y teclados.

Cambios en la alineación originaria llevaron a “La espada de cristal” -editada en 2001- a marcar nuevos rumbos musicales, caracterizados por una sonoridad áspera y guitarrera. En 2004, la banda protagonizó un recordado recital en el Coliseo Podestá junto a la Orquesta Sinfónica de Berisso, y luego entró en una suerte de década sabática.

“Sentimos que estaban dadas las cosas como para volver, y acá estamos” advierte Ottonello: “nos motiva bastante el hecho de estar preparando un nuevo disco, que seguramente grabaremos después del verano a las órdenes de Ramiro Pellizzari”.

“Como todos los discos de Arcabuz, va a tener once temas, entre los que ya están confirmados ‘Un largo y oscuro pasillo’, ‘Barajar y dar de nuevo’, ‘Lluvia de puñales’ y ‘Sinfonía trágica” adelanta el violero: “dentro de la mezcla de rock duro y sinfónico que es distintiva nuestra, va a mostrar una recuperación del espacio de los teclados, que en ‘La espada...’ no existía”.

El concepto detrás del proyecto es sencillo: dice Ottonello: “la temática es la que nos sale naturalmente... historias de corte social, locales y globales, vivencias personales y ficciones que se recortan siempre un poco sobre el telón de la realidad”.