Un discurso duro que apuntó a la empatía de los bonaerenses más que a la política

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Por MARIANO PÉREZ DE EULATE
mpeulate@eldia.com

El tono más enérgico que utilizó ayer María Eugenia Vidal durante su discurso en la Legislatura fue en el tramo en que se refirió a la negociación salarial con los docentes. No rompió puentes, porque hubiera sido un error estratégico. Pero, según cuentan en su entorno, trasladó el fastidio que muestra en la intimidad por la presión que supone la “dead line” que insisten en poner los gremios durante la paritaria: el inicio de clases.

Fue, si se quiere, un desafío abierto a los gremialistas del sector, acaso un aviso de lo que viene. Ya no se trata de discutir sólo salarios sino de replantear todo el sistema educativo provincial que, como citó ella misma, enfrenta resultados muy cercanos al fracaso: “¿No es evidente que hay muchos chicos que no están aprendiendo?”, se preguntó Vidal.

Le hablaba a los sindicalistas que discuten la paritaria a cara de perro –a quienes invitó a que también se piensen como parte del problema educativo- pero también, y sobre todo, a los padres de los alumnos de la Provincia. Los va a necesitar de aliados si va en serio con la reforma de, por ejemplo, parte del estatuto docente, con el cambio de reglas para el sistema de licencias incluido. “Hacer lo que hay que hacer aunque haya costos”, avisó a propios y ajenos. Pareció una confirmación de que está decidida a dar esa pelea de fondo, que no se quedará en la amenaza.

Todo el discurso de la gobernadora buscó la empatía con el vecino. El ponerse en el lugar del otro, en transmitir cercanía. Es un estilo muy Vidal. Se refiere a la gente que ha conocido por el nombre de pila, los tutea, les dice que ella sabe quiénes son, que se acuerda de ellos.

“Los que no tienen voz me van a encontrar a mi”, teatralizó ayer la gobernadora provincial escoltada por el vicegobernador Daniel Salvador y el titular de la Cámara Baja, Manuel Mosca. Jugó de local, era un hemiciclo “amigo”: le responden 29 senadores de 46 totales y 44 diputados de 92.

lo hecho y lo que se hará

Este tipo de discursos, que se pronuncian una vez por año, suelen dividirse entre “lo hecho” y las promesas sobre “lo que se hará”.

En lo referido al primer ítem, sobresalió una suerte de épica sobre la recuperación del llamado Fondo del Conurbano durante su gestión, algo que efectivamente la diferenciará de sus antecesores inmediatos del peronismo. “Es autonomía, no dependeremos más de nadie”, explicó. Fue una forma de decir que no le pasará lo que le sucedía a Daniel Scioli, que casi tenía que pedir permiso a la Casa Rosada para pagar los sueldos.

Respecto a las propuestas, pareció medio a las apuradas la mención a la profunda reforma judicial que será enviada a la Legislatura en forma de diversos proyectos de ley, adelantada por este diario, y que buscará reformular la lógica del sistema para equiparar los derechos de las víctimas con los del victimario. También dejó en claro que habrá mucha obra pública, en especial vial. En Cambiemos creen que será “la” clave del segundo tramo del mandato.

En poco menos de una hora, con palabras que la alinearon con el presidente Mauricio Macri y buscaron transmitir sentido común, no hubo referencias a dos temas álgidos de la agenda política nacional: el debate por la despenalización del aborto y el arancelamiento de la salud para extranjeros no residentes.

 

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