“Maravilla” Martínez: de boxeador a “Pistolero”
Edición Impresa | 7 de Octubre de 2019 | 03:53

Por PEDRO GARAY
Isidoro Mendoza es para la sociedad un justiciero, que en plena dictadura de Onganía protagoniza un raid delictivo por el interior rural, abatiendo “ricachones”. Pero Isidoro, enamorado, quiere dejar la vida del crimen. Y, como nos ha enseñado el cine, dejar la mala vida nunca es fácil, y casi siempre es trágico: esa historia árida, rodada en la árida Mendoza con aroma a western metafísico, transcurre “Pistolero”, primera incursión en el cine de Sergio “Maravilla” Martínez que llega el jueves a cines del país.
“Maravilla” es para muchos el boxeador, pero desde el retiro ha diversificado su currículum y esparcido su entusiasmo y disciplina en varias áreas: es empresario, monologuista de stand up, escribe poemas, publicó un libro y actuó en varias series de tevé.
“Disfruto haciendo”, dice sobre su ajetreada agenda el púgil, quien también da charlas motivacionales y atiende las consultas de EL DIA desde Madrid, horas después de dar una conferencia en Melilla, en la costa africana, a “quienes cruzan desde África a pie, que viven unos peligros que ni podemos imaginar, perseguidos por las guerrillas y la policía que tiene carta blanca para liquidarlos sin ningún problema. Y cuando llegan, son capturados por la policía de este lado: los dejan en refugios, y necesitan apoyo”.
“Encuentro mucho el disfrute donde sé que estoy dando una mano”, dice “Maravilla”, aunque no concuerda con que su actividad deportiva haya pospuesto su veta artística. Al contrario, afirma, “tengo que agradecerle al boxeo, fue un trampolín para muchos otros sueños. Más allá de la difusión mediática, el haber alcanzado sueños en boxeo hizo que pueda empezar a soñar con otras cosas”.
Uno de esos sueños fue el stand up: Martínez llegó el año pasado a la Ciudad, en medio de su gira por todo el país, con su espectáculo humorístico, un terreno en el que se metió “coacheado” por Hovik Keuchkerian. ¿Quién? Hovik es un ex boxeador español nacido en Beirut y convertido luego en comediante y actor: la teleaudiencia seguramente lo conozca por su rol como Bogotá en la última temporada de “La Casa de Papel”, aunque antes fue campeón nacional de los pesos pesados.
“Soy fanático de lo que hace: le mostré las cosas que escribía y por él me metí en el stand up, me animó y me ayudó a darle forma de show de stand up. Seguí los pasos de él”, revela el boxeador nacido en Avellaneda en 1975 y que en “Pistolero”, cinta de Nicolás Galvagno, interpreta a Claudio, el hermano de Isidoro mucho más entusiasta para el crimen, compartiendo cartel con Lautaro Delgado Tymruk, María Abadi y dos platenses, Diego Cremonesi y Juan Palomino
UN WESTERN ARGENTINO
La historia tiene una base real, la de los hermanos Isidro y Claudio Velázquez, que cometieron una serie de delitos en Chacho en la década del 60 y murieron abatidos por la policía para volverse mito popular. Galvagno le ofreció a “Maravilla” el guión para leer, y le dijo que elija el personaje en el que se veía. “Yo ya sé quién quiero que seas”, le dijo. Martínez eligió al mismo, a Claudio, “un tipo que es todo lo contrario a mi, por lo que me pareció un buen desafío”.
Efectivamente, Claudio es desfachatado, ruidoso, amante de la noche y los vicios, alejado de las formas correctas y la compostura que Martínez ha mostrado siempre. Y, cuenta, tuvo que llevar a cabo esa transformación en unos pocos días. “Lo que hicimos con mi coach fue investigar la vida de los hermanos, del entorno, y adaptarlo a mi persona, y adaptar mi persona al personaje”, explica el proceso.
En el set, en Mendoza, un personaje crucial en el filme, se encontró con Lautaro Delgado y Diego Cremonesi: todavía con pocos créditos en cine y televisión, acepta que mira alrededor para aprender. “De Lautaro ya sabía que era un grandísimo actor. Y me sorprendió muchísimo Diego: es difícil trabajar con alguien cuando lo admirás tanto, yo lo miraba cuando estábamos los dos actuando, tiroteándonos con la policía, y me costaba mucho dejar de admirarlo”, halaga al actor platense que también encarna a un maleante, que enfrenta con los hermanos a Palomino, la figura del sheriff en este western sureño.
“El western me encanta”, confiesa “Maravilla”, “las películas de Sergio Leone, las de Clint Eastwood, las de Yul Brynner, las vi todas”. Aunque, avisa, más le gustan “los policiales, y soy de la ciencia ficción, el terror... Soy bastante friki, lo reconozco” se ríe.
“Igual, miro de todo, siempre fue de mirar muchas películas”, cuenta. ¿También cine de boxeo, tan propenso a las inexactitudes técnicas? “Sí”, responde, y dice que “las disfruto, no las juzgo”.
“Hasta ‘Rocky’ miro”, dice sobre la saga de Stallone donde nadie se pone en guardia porque es más espectacular recibir repetidos golpes en la cara y aguantar de pie. “Pero a ‘Rocky’ le debemos un montón, el boxeo le debe mucho”, defiende la saga “Maravilla”.
EL REGRESO AL RING
En las películas de boxeadores, es un clásico el púgil veterano que tiene un cartucho más, que se quedó con algo por demostrar. Y en esas anda Martínez, intentando regresar al ring: el resabio de un final diferente al que hubiera querido lo mantiene despierto por las noches.
“Ahora soy consciente de las sensaciones que tuve en los últimos dos o tres años de carrera. Y lo que me quedó es el sabor más bien amargo de las últimas preparaciones, no estuvo bueno nada en los últimos años: antes yo disfrutaba de los entrenamientos. Por más duros que fueran, pero en los últimos tiempos el grupo humano se quebró, apuntaba a objetivos diferentes...”, cuenta “Maravilla”, y revela que en su equipo, “cuando empezó a haber dinero de verdad, se le empezaron a ver los colmillos al lobo”. Y cita: “El dinero no te cambia, te delata”.
Nominado la semana pasada al Hall de la Fama (“ser el quinto boxeador argentino que puede entrar... ni siquiera en los mejores sueños”) Martínez quiere una última chance para sentir el boxeo de forma positiva. “Más allá de lo que pueda pasar en un combate, quiero irme con un buen recuerdo, vivir la experiencia de una preparación. Después sí, quiero saber si tengo la capacidad de subir a un ring y mirar a los ojos a un rival, saber si tengo la capacidad de enfrentarme a él y además de todo, e poder ganar. Pero lo que quiero es disfrutar del día a día”, cuenta el boxeador.
Sin embargo, accede, “la posibilidad parece que se esfuma”: se llegó a anunciar un combate con Julio César Chávez Jr., pero finalmente el mexicano se bajó de la revancha con el argentino, que lo derrotó en 2012.
Entonces, la chance del regreso “se va diluyendo... y tampoco me preocupa tanto. Hubo algo importante: no estaba bien con el boxeo, y ahora yo con el boxeo sané algo, durante un par de años no quise saber nada, ni ver ni escuchar boxeo, pero ahora ya volví a mirar, a entrenar, y ese rechazo que tenía se calmó. Voy a ver si puedo buscar, con la edad que tengo, la chance de un combate más. Obviamente no quiero un combate importante, quiero vivir esa experiencia de volver a entrenar”.
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