“La Vida Invisible” y ”Les Enfants d’Isadora”

Día 3: Competencia Internacional

La Vida Invisible de Karim Aïnouz

          El director de Madame Satã presenta una apuesta importante, producida por Columbia, con objetivos más comerciales, pero no por eso una película menos emotiva o decididamente artística. Basada en una novela de Martha Batalha muestra la vida de dos hermanas de Río de Janeiro en los años 50, Guida y Eurídice. Guida es un poco más grande y más extrovertida. Eurídice parece ser más de la casa, toca el piano y siempre hace caso a su laburante padre panadero. Una noche Guida decide escaparse de la casa familiar con un marinero griego. No te enamores no, no te enamores nunca de aquel marinero griego parece decirle el padre. Ella no le hace caso y vuelve después de unos meses, arrepentida y embarazada. Por el enojo y el qué dirán el padre la echa y le dice que su hermana se fue en Viena a estudiar piano. Por supuesto, la madre ni opina, y, por su puesto, lo de la hermana era mentira. La hermana se había casado y estaba también por ahí en Río de Janeiro.

          Lo cierto es que Guida queda en la calle. Y Eurídice tiene un buen pasar, econmnico nomás porque se ha casado con hombre horroroso. En la noche de bodas tienen relaciones en el baño. Ella lo odia. Tanto, que Karim Aïnouz hace que esa noche de bodas suene más a la escena de la ducha de Psicosis que a una noche de amor.

​​​​​​​          La familia ha complotado para que no se puedan volver a cruzar. Rio de Janeiro es muy grande y hay mucha gente. Además las clases sociales en Brasil de esos años raramente se cruzan. ¿Volverán a juntarse? ¿Podrá ese único amor que vivieron, ese amor de hermanas, ser suficiente argumento para volver a encontrarse pronto? Karim Aïnouz nos propone este hermoso drama para llorar en soledad y en la oscuridad del cine.

 

​​​​​​​          Les Enfants d’Isadora de Damien Manivel

​​​​​​​          Al inicio una placa informativa cuenta que la reconocida bailarina Isadora Duncan perdió a sus 2 hijos en un accidente de auto. Seguimos escuchando luego más datos de la vida de Isadora cuando vemos a una estudiante de danza leyendo su biografía. Luego, la vemos tratar de interpretar una obra de  danza contemporánea llamada “Madre”, legado de la famosa bailarina. Parece que Isadora Duncan dejó algunos jeroglíficos, especies de partituras inentendibles para un lego, sobre esa obra. Así que la chica protagonista los interpretará por nosotros. Tratará de encontrar las formas precisas que había creado Isadora. Nosotros legos trataremos de encontrar en esa obra formas que quizás hagan referencia a una madre y a la relación con sus hijos. A una falta, a una despedida.

​​​​​​​          Después de esta introducción la película cambia rotundamente. Ahora una profesora enseña la misma danza a una chica con síndrome de down. Es una clase individual, muy íntima. En un momento la alumna le pregunta a la profesora si tiene hijos. Contesta que los tiene pero uno vive en Bruselas y su hija hace 5 años que tampoco vive en Francia. La alumna al final presenta la obra y una espectadora en particular llega a emocionarse hasta las lágrimas.

​​​​​​​          En un tercer bloque esa espectadora va a hacer un largo camino hasta su casa ya que es una anciana que usa bastón. Hizo un esfuerzo sobrehumano para poder llegar a ver esa obra significativa para ella porque también sufrió una perdida.

​​​​​​​          Tres momentos, tres historias, tres formas que el director nos propone para tratar de entender de una manera hermosa, tratar de disfrutar, tratar de aprender con poesía. Para aprender a disfrutar la profundidad de la danza y de la complejidad del hecho artístico en tres historias que simbolizan los tres pilares fundamentales: artista, obra y público.

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