Diseñadores con coronita Los elegidos por reinas y princesas
Edición Impresa | 17 de Noviembre de 2019 | 08:04

Por VIRGINIA BLONDEAU
Creatividad, elegancia, buenos tejidos y mejor confección podrían ser algunas de las características necesarias para que un diseñador sea elegido por reinas y princesas. Pero ninguna de estas características es tan excluyente como la discreción. Con la boca sellada han estado y lo seguirán estando los Valentino, Elie Saab, Margarita Nuez y Edouard Vermeulen, por nombrar solo algunos, si quieren conservar la confianza de sus regias clientas. Incluso, como si de un ministro del reino se tratara, importa también su reputación, a quien más viste, con quién se relaciona y cuánto de mediático es.
En España, Lorenzo Caprile se perfilaba como diseñador de cabecera de la aún periodista Letizia Ortiz quien estaba a punto de entrar a la realeza al comprometerse con Felipe de Borbón, príncipe de Asturias. Corría mayo de 2004 y unos días antes de su propia boda, Letizia y Felipe asistieron juntos a otra: la de Federico y Mary de Dinamarca. Era la presentación de Letizia, una chica de clase media, de padres republicanos y abuelo taxista a la crème de la crème de la realeza europea. Y Letizia no defraudó. Enfundada en un vestido rojo hizo su entrada triunfal en la gala previa a la boda. Estaba firmado por Caprile y el diseño tenía como fin destacar los dos broches que adornaban los extremos del escote cuadrado, de rubíes eran auténticas joyas de la corona y la reina Sofía tuvo a bien cederlos a su futura nuera. El rojo se convertiría en unos de los colores fetiche de Letizia.
Hace tan solo dos semanas en que volvió a lucirlo nada más y nada menos que en un acto en la convulsionada Barcelona en la que los separatistas se identifican con el otro color de la bandera española: el amarillo. Un traje de pantalón y chaqueta sirvió para remarcar los principios de la unidad española que representa la monarquía. Claro que el diseñador ya no fue Lorenzo Caprile… Luego de aquel debut en Dinamarca, Letizia no volvió a elegirlo. Se habló de desacuerdos y peleas pero ninguno de los dos se refirió jamás al tema. Posiblemente el alejamiento se deba a que la familia Caprile cultivaba lazos de amistad con las hermanas de Felipe, la infanta Elena y la infanta Cristina a quien Lorenzo, incluso, había diseñado el vestido de novia.
Es sabido que Letizia siempre quiso desmarcarse de esa imagen borbónica de la familia unida y, en especial, cuando comenzaron a crecer las sospechas de corrupción y malversación de fondos del matrimonio formado por Cristina e Iñaki Undargarín. Letizia, al alejarse de Caprile, hizo lo políticamente correcto pero nos privó de verla con sus fabulosas creaciones de alta costura, hechas totalmente a mano y cuidando hasta el último detalle.
Por como le calzan los vestidos, este Felipe conoce a la reina tanto como el otro Felipe, su marido
Pocos meses luego de su boda comenzó la relación de la reina con Felipe Varela, un hombre mucho menos expuesto en los medios a tal punto que estuvo años sin presentar colección en la Semana de la Moda madrileña porque, decía, le funcionaba mucho mejor el boca a boca.
A juzgar como le calzan los vestidos podemos decir que este Felipe conoce el cuerpo de la reina tanto como el otro Felipe, su marido. Es cierto que es criticado por su dudoso gusto, los bordados recargados y lo poco moderno de su silueta pero ha tenido, sobre todo en vestidos de gala, aciertos que le han dado a Letizia un aspecto sofisticadísimo. Desde hace poco años la reina también luce diseños de Carolina Herrera, Hugo Boss y la marca low cost Mango, una de sus favoritas.
Su suegra, la reina Sofía, se había afincado en España en 1962 luego de casarse con el entonces príncipe Juan Carlos. Venía de la corte griega y poco sabía o le importaba la moda. Eran los años del franquismo en los que España se sentía muy lejos del rutilante París de los grandes diseñadores. La princesa Sofía cultivó el perfil bajo hasta que en 1975 Juan Carlos se convirtió en rey y ella en reina consorte. El 22 de noviembre de ese año el mundo vio por primera vez a una reina Sofía que brillaba. Se presentó para la proclamación de su esposo con un vestido y tapado a juego, largos, de color fucsia.
Se la criticó porque todos la esperaban de negro, como de negro estaban las dolientes lloronas que a pocas cuadras de allí aún velaban el cadáver de Franco, fallecido hacía dos días. El color fue toda una declaración de intenciones: una nueva España comenzaba a florecer. El traje estaba realizado por las hermanas Molinero, dos jóvenes costureras que se habían instalado en Madrid y que compraban los patrones, telas y accesorios de Valentino, en su atelier de París, y reproducían con exactitud sus trajes. Ese fue el primer encargo de Sofía a quien vimos durante años lucir estos Valentinos y algunos diseños de las propias Molinero. Más tarde fue Margarita Nuez la encargada de diseñar los trajes de una Sofía más madura en su rol hasta hoy en que, con muy pocos actos institucionales, la vemos lucir el estilo con el que parece sentirse más cómoda: palazzos, camisolas hindú y alpargatas. Eso sí, siempre el mismo peinado inconfundible.
Edouard Vermeulen es el mimado de las damas del Benelux (Bélgica, los Países Bajos y Luxemburgo)
Así como en España Letizia abandonó a Caprile para no ser identificada como compañera de estilo de la infanta Cristina, a Máxima la salpicó, aunque levemente, un caso de ilegalidad. En sus primeros pasos como miembro de la Casa Real de los Países Bajos, Máxima solía lucir prendas de dos diseñadores argentinos: Graciela Naum y Benito Fernández. Ambos con hermosos diseños muy del estilo de la entonces princesa. Hasta que los talleres en los que Naum confeccionaba su ropa recibieron una denuncia de trabajo esclavo. La propia Graciela propició la investigación para aclarar el tema que arrojó resultados negativos. Aún así comenzó un programa de Responsabilidad Social Empresaria para beneficio de sectores vulnerables. Pero el daño ya estaba hecho… la corte holandesa emitió un comunicado desmarcándose del tema y nunca más se la vio a Máxima con una de sus prendas. ¿Y quién fue el diseñador elegido, aquel en quien confiar, el de cabecera? El niño mimando de las damas del Benelux (el grupo de monarquías compuesto por Bélgica, los Países Bajos y Luxemburgo), Edouard Vermeulen. Cada vez que vemos a Máxima con trajes de cóctel de cuello chimenea, moñazos, mangas amplias y tejidos brillantes, no dudemos que es una creación de Natan, la casa de moda de Vermeulen. El diseñador belga tiene su atelier en Bruselas y allí suelen encontrarse Máxima y Matilde, la reina de los Belgas. Incluso ahora también van sus respectivas hijas. Los trajes le calzan tanto a Matilde como a Máxima con perfección pero no todos son aciertos. Al igual que Felipe Varela, tiene clarísimo el protocolo pero lo hace prevalecer en desmedro de un estilo más moderno y menos recargado. Por suerte, Máxima se está decantando bastante por el diseñador Claes Iversen que, si bien es tan recargado como Natan, tiene líneas muy de vanguardia.
Quien más hace brillar a Máxima es Jan Taminiau que la viste para las grandes ocasiones
Pero, sin duda, quien más hace brillar a Máxima es Jan Taminiau, un holandés que la viste para las grandes ocasiones. Bordado en cristales, pronunciados escotes y talle ceñido son sus señas y nos transportan al estilo de las cortes francesas y rusas del siglo XIX. Nos encanta Taminiau porque además de esos atrevidos looks para la reina también sabe hacer inolvidables vestidos institucionales como el que Máxima lució el día de la coronación de su esposo y en el que ella se convirtió en reina consorte. Un soberbio vestido con capa a juego, en color azul Klein que era solemne sin ser aburrido. Un vestido que marcó tendencia a tal punto que en la reciente coronación del nuevo emperador de Japón tanto la princesa Mary de Dinamarca como la reina Matilde de los Belgas lucieron unos trajes similares. El vestido capa llegó para quedarse…
Todas las chicas reales tienen un diseñador preferido, en el que confían y hacen que tengamos de ellas la mejor versión. En próximas entregas conoceremos a más artífices de la moda real, esos hombres y mujeres que con su creatividad son capaces de convertir a una oruga en mariposa.
Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE