“Ausencia de mí”: Alfredo Zitarrosa, o el profundo dolor de vivir en el exilio

Melina Terribili sentía una fuerte conexión con Alfredo Zitarrosa desde que lo escuchó a los 20 años. No era parte de la generación que vivió las convulsiones latinoamericanas de los 70 y los 80 que también atravesó el cantor uruguayo (sí sus padres) y su música de predilección era el rock, no la canción popular. Pero “me movilizó profundamente”. Terminada la carrera de cine, años más tarde, comenzó a transitar el camino hacia un filme de Zitarrosa.

El camino resultó en “Ausencia de mí”, que se proyecta esta tarde, a las 18 en el Teatro de la UNLP (10 entre 54 y 55), en el marco del Festival de Cine Latinoamericano de La Plata, con entrada gratis: es el fruto de más de una década de trabajo, que comenzó en 2009 con un proceso de investigación de cuatro años, y que luego tuvo dos años de rodaje y otro de montaje (a cargo de Valeria Racioppi, de quien se realiza una retrospectiva en esta edición del festival) antes de entrar en posproducción.

El resultado es un retrato del antes, durante y después del exilio de Zitarrosa, realizado desde su voz y sus imágenes: porque Terribili desenterró un tesoro, el archivo inconmensurable del artista, que había permanecido guardado desde su muerte y donde aparecieron películas, grabaciones de sonido y escritos de toda su vida.

“La vida de una persona”, dice Terribili: el archivo se convirtió en uno de los centros de la película porque “me permitía contar un exilio en primera persona, una película contada por él mismo”.

Pero ese pasado narrado en la voz de Zitarrosa encuentra evos vivos en el presente en “Ausencia de mi”: sus hijas Serena y Moriana, y su esposa Nancy, revisan esos archivos junto a un equipo de archivólogos que llevarán esos recuerdos al Teatro Solís, agregando una dimensión nueva a esos recuerdos. “Podría haber sido una película de archivo, sin presente, una película sobre exilio, con la fuerza de esos materiales del pasado. Pero para mi, alguien tenía que dialogar con ese pasado, y eran ellas, que se exiliaron por él, han vivido y sobrevivido a eso y esos materiales hacen eco en su memoria”, explica el procedimiento Terribili.

En su corazón, de todos modos, “Ausencia de mi” es una cinta sobre el exilio. “Hay dos capas del exilio en la película: una tiene que ver con la historia de un artista y de un momento histórico en la región, una radiografía de los conflictos de una democracia siempre pendiendo de un hilo o directamente no está; la otra, la cuestión del destierro, tan trágico y antiguo, y los efectos que tiene sobre una persona. Para los griegos era peor el exilio que la muerte: intentamos desmembrar qué significa el exilio”, reflexiona Terribili: Zitarrosa tuvo que dejar Uruguay, su música prohibida y el peligro latente, en 1976, y volvió en 1984.

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Pero no hay retorno. No hay reconstrucción posible. “El exilio muta, pero no termina: la película indaga acerca del destierro, del desarme, de la destrucción a la que es sometido un hombre que es obligado a exiliarse”, analiza la realizadora. “Hay algo que se rompe en tu vínculo con tu paisaje: quedan resguardados en la memoria, pero cuando uno vuelve parecería que hubiera perdido sentido, no hay forma de poder revincular todo eso”.

El final del exilio es peor: allí encuentra, tras una recibida gloriosa del pueblo uruguayo, su muerte Zitarrosa, apenas cinco años después de su retorno, con solo 52 años.