Dora Ana Perfilio

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El fallecimiento de la profesora y cantante lírica Dora Ana Perfilio, conocida artísticamente, como Perla Perfilio, priva a La Plata de un espíritu bello y generoso, dueña de un refinamiento expresivo que le permitió traducir armónicamente las posibilidades de un registro vocal en materia de matices e intensidades dramáticas, comunicando con verismo los rasgos trágicos y frívolos de los personajes que interpretara. Poseedora de un registro de soprano lírica, agil y potente, contaba asimismo con el talento musical para abordar exitosamente una variedad importante de roles del repertorio operístico tradicional.

Supo manejar con inteligencia y musicalidad un caudal de voz, muy bella y afinada, con notoria comodidad, y mantener la voz con sobria fidelidad estilística, el control expresivo de fraseo. Su carrera se prolongó por varias décadas y prosiguió luego en el Teatro Argentino de Opera (TADO), conjunto que formara y dirigiera y que integró con notables cantantes, entre los cuales se destacara el tenor Dante Ranieri.

Perla Perfilio creció junto a una familia con afinidad a lo artístico. Estudió en la Escuela de Ópera del teatro Argentino con Mará Lorusso y luego cursó en el Conservatorio Provincial de Música y Arte Escénico, donde obtuvo el título de profesora superior de canto. Desde sus comienzos se destacó por sus facilidades para la lírica. También estudió piano que perfeccionó con importantes maestros argentinos, recibiéndose como Profesora Superior también en esa especialidad.

A su definida vocación por la música y el canto, en los últimos años su espíritu generoso la llevó a prestar ayuda a personas necesitadas y a la protección de animales abandonados, que mantenía en su propio hogar. Perfilio sufrió los efectos de la gran inundación de La Plata en la que perdió la mayor parte de sus bienes y los recuerdos de su actuación artística, que era lo que más lamentaba.

En 2009 fue distinguida por el Concejo Deliberante como “Mujer Destacada Platense”.

Su partida deja el recuerdo de un carácter que conjugaba ese mundo artístico que vivió con pasión desde joven, en el que mezclaba las emociones de los personajes que interpretaba, con la sutileza del alma femenina y una bohemia imborrable, con su fino trato y la calidez de su espíritu volcado siempre a una sentida caridad que practicaba como una obligación moral.

 

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