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Información General |LA ANGUSTIOSA REALIDAD DE LAS DEPRESIONES POSPARTO

“Sentía que estaba loca y no lo decía por miedo a que me sacaran al bebé”

Advierten que una de cada cinco madres sufre algún trastorno mental luego del parto y en la mitad de los casos puede ser grave si no se lo llega a detectar

“Sentía que estaba loca y no lo decía por miedo a que me sacaran al bebé”

la salud mental perinatal fue el jueves tema de una jornada en la UNLP

Nicolás Maldonado

Nicolás Maldonado
nmaldonado@eldia.com

12 de Mayo de 2019 | 03:10
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Apenas unas horas después de tener su hijo, Analía Sierra empezó a sentir una opresión en el pecho que le hizo pensar que estaba sufriendo un infarto, pero no había nada malo en su corazón. Se trataba posiblemente de un ataque de pánico, le dijeron en el hospital y le dieron el alta pasando por alto el primer aviso de una depresión posparto que meses más tarde la conduciría a un intento de suicidio.

“Nunca antes había tenido un ataque de pánico ni ningún síntoma previo de depresión. Si en aquel momento algún medico hubiera estado mínimamente al tanto de estos cuadros podría haberse dado cuenta que no era normal. Pero nadie lo vio venir hasta varios meses después”, cuenta Analía, quien asegura que ése es precisamente el mayor problema que siguen presentando las depresiones posparto en la actualidad: una baja tasa de detección porque no se las sabe reconocer.

Por su prevalencia a nivel mundial, se calcula que al menos una de cada cuatro madres sufre algún trastorno mental durante el embarazo o luego del parto, y que generalmente se trata de depresión o de ansiedad. También se sabe que en casi la mitad de esos casos el cuadro puede ser grave, lo que implica un riesgo potencial para la vida de las mamás y sus bebés. No obstante el ello, en Argentina menos del 25% de esas situaciones llega a ser detectado a tiempo para recibir atención.

“Menos del 25% de las depresiones posparto llega a ser detectado a tiempo para recibir atención”

 

El dato se dio a conocer el jueves pasado durante una jornada organizada por la Mesa de Salud Mental de la Secretaría de Relaciones Institucionales de la UNLP. El encuentro -que reunió a decenas de estudiantes de enfermería, psicología y medicina- tuvo precisamente por finalidad alertar sobre la necesidad de que más profesionales de la salud, pero también la comunidad en general, tengan presente que la semanas posteriores a la llegada de un bebé pueden ser un momento emocionalmente crítico para algunas madres y que es necesario prestarles mucha atención.

“UNA TRISTEZA ENORME SIN CAUSA”

La depresión posparto es un trastorno del estado de ánimo que puede afectar a las mujeres después de dar a luz. Las madres que lo padecen experimentan sentimientos de extrema tristeza, ansiedad y cansancio que les dificultan hacerse cargo del sus bebés. Sucede sin embargo que el hecho de sentirse un poco angustiadas o desbordadas tras la llegada de un hijo es relativamente común entre algunas madres, lo que lleva a que los cuadros patológicos sean muchas veces objeto de subestimación.

“Apenas llegamos a casa del hospital, fue poner a mi hijo en la cuna y largarme a llorar. Tenía una tristeza enorme y sin ninguna causa. Aunque me di cuenta en seguida de que algo andaba mal, que no era la misma mujer de antes de parir, mi médico no le dio importancia y tampoco mi familia, porque desconocían la enfermedad. Mi marido me decía que ya se me iba a pasar, que era hormonal. Pero no se me pasó. Cada día estaba peor. Sentía una desconexión total con el bebé y tampoco podía ocuparme de él”, recuerda Analía, cofundadora de Materna Salud Mental Perinatal, una ONG que hoy se dedica a concientizar sobre este tipo de situación.

“La depresión postparto es una enfermedad muy seria que hay que diferenciar de esa crisis de adaptación que atraviesan algunas madres después parir y que se conoce como `baby blues`. A diferencia de este proceso, que es normal, la depresión posparto no se va por sí sola: requiere tratamiento porque, más allá del padecimiento de la mujer, existe cierto riesgo de que derive en conductas suicidas e infanticidas”, explica la psiquiatra Laura Lorenzo, quien se especializa en salud mental perinatal.

“Mientras que en una crisis de adaptación las mujeres suelen experimentar la sensación de no saber cómo afrontar la nueva situación que están viviendo, en la depresión directamente no están en condiciones de cuidar a sus bebés. En estos casos, la tristeza, que suele aparecer alrededor del mes del parto, persiste y se instala la mayor parte del tiempo acompañada de manifestaciones de ansiedad, dificultades de concentración, ideas de culpa y grandes dificultades para hacerse cargo de la crianza, lo que retroalimenta la culpa”, explica la especialista al destacar la importancia de que estos cuadros sean advertidos por el entorno para buscar ayuda profesional.

CULPA, UN DENOMINADOR COMÚN

“A la quinta noche de nacer mi hijo, empecé a experimentar una aceleración de pensamientos angustiosos, que es un síntoma típico de trastorno mental, y se lo conté a mi marido, pero él seguía insistiendo en que ya se me iba a ir. Pasaron dos meses y medio antes de que recibiera la primera atención psiquiátrica porque la tristeza no se me iba y sentía además una culpa enorme por no poder ocuparme de mi hijo”, cuenta Analía al explicar que esa culpa constituye un denominador común entre las madres que sufren depresión luego de parir.

Tan común como esa culpa –asegura Analía- es el intento de algunas mujeres de minimizar sus síntomas por miedo a perder a sus bebés. “Cuando mi hijo cumplió cinco meses yo ya estaba convencida de que me había vuelto loca. No dominaba la cabeza para nada. La psiquiatra me preguntó si tenía pensamientos suicidas y yo por supuesto le contesté que no. No quise decirle la verdad porque temía que me declararan no apta y me sacaran al bebé”.

Junto con ese temor, otro gran obstáculo que complica el tratamiento es “el temor algunas mujeres de que la medicación les impida amamantar y eso afecte el desarrollo de sus hijos, cuando en realidad es al revés”, explica la psiquiatra Laura Lorenzo, al señalar que lo que sí perjudica a los hijos es que sus mamás permanezcan sin tratar.

“La depresión posparto no afecta solo a las mujeres que la sufren. Evidencias recientes indican que también tiene fuertes efectos negativos sobres los bebés, porque dificulta el apego y puede causar problemas en el neurodesarrollo”, cuenta la especialistas. Y lo mismo resalta su colega Pedro Gargoloff: “cuando los cuadros son severos y prolongados se manifiestan también en los niños: no hablan, no sonríen, pierden el apetito y tienen dificultades para dormir”.

“NADIE TE CUENTA LO DURO QUE ES”

“Cuando finalmente llegué con la especialista que me diagnosticó yo ya no tenía esperanzas de recuperarme porque estaba cada vez peor. Sin embargo empecé a tomar la medicación y ya a las pocas semanas era otra mujer”, cuenta Analía Sierra, quien con tratamiento farmacológico y psicoterapia logró ser dada de alta un año después.

Su experiencia, que le podría haber costado la vida, la llevó más tarde a ponerse en contacto con otras mujeres que habían vivido la misma situación. Así nació Materna, una ONG que se dedica a generar conciencia en torno a la salud mental perinatal.

“Nadie te cuenta lo duro que puede llegar a ser el posparto, de eso no se habla: para cualquiera es traumático y para algunas personas es peor. Pero terminás callándote porque te dicen que no es nada, y empezás a pensar que sos vos”, explica Analía, para quien el estigma social que pesa sobre las enfermedades mentales, la idealización de la maternidad y los déficits en la formación de los profesionales llevan a que salud mental de las madres no reciba hoy el cuidado que se le dedica en cambio a la salud física en la gestación.

Justamente por este motivo la Mesa de Salud Mental de la UNLP organizó el jueves pasado una jornada sobre tema abierta a la comunidad. “Necesitamos hablar más de la depresión posparto para disminuir la brecha que existe entre lo que la comunidad debería saber y lo que efectivamente sabe de esta enfermedad”, dice Gargoloff.

 

1 de cada 5
madres sufre algún trastorno mental durante el embarazo o luego del parto
1 de cada 10
madres sufre una depresión posparto
1 de cada 25
madres presenta un trastorno mental grave
1 de cada 1.000
madres padece una psicosis puerperal que requiere internación
1 de cada 2
madres sufren un trastorno mental tras el embarazo no reciben atención

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la salud mental perinatal fue el jueves tema de una jornada en la UNLP

Analía Sierra.- “Apenas llegamos a casa del hospital, fue poner a mi hijo en la cuna y largarme a llorar. Tenía una tristeza enorme y sin ninguna causa. Aunque me di cuenta en seguida de que algo andaba mal, que no era la misma mujer de antes de parir, mi médico no le dio importancia y tampoco mi familia, porque desconocían la enfermedad. Mi marido me decía que ya se me iba a pasar, que era hormonal. Pero no se me pasó. Cada día estaba peor. Sentía una desconexión total con el bebé y no podía ocuparme tampoco de él, lo que me generaba mucha culpa. Un día no soporté más y me tomé un montón de pastillas para dormir. Me desperté en la guardia con un psiquiatra que me explicaba que me iban a tener que internar”

Laura Lorenzo (Psiquiatra).- “La depresión postparto es una enfermedad muy seria que hay que diferenciar de esa crisis de adaptación que atraviesan algunas madres después parir y que se conoce como `baby blues`. A diferencia de este proceso, que es normal, la depresión posparto no se va por sí sola: requiere tratamiento porque, más allá del padecimiento de la mujer, existe cierto riesgo de que derive en conductas suicidas e infanticidas”

Pedro Gargoloff (Psiquiatra).- “Reconocer la diferencia entre lo que es una respuesta adaptativa normal, como el baby blues, y una depresión posparto resulta crítica. Y para eso es necesario que tanto los médicos como la comunidad en general tengan presente esta enfermedad, algo que no ocurre hoy. Los casos que depresión posparto que llegan a detectarse son apenas la punta de iceberg de un problema serio que afecta a gran parte de la población”

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