Detrás de escena de “Los Simuladores”: Federico D’Elía contó los secretos del rodaje
Edición Impresa | 22 de Marzo de 2020 | 06:00

Aprovechando el hashtag “#YoMeQuedoEnCasa”, que surgió en las redes sociales para crear consciencia sobre el Coronavirus, muchos famosos realizan desafíos y proponen consignas para sus seguidores, con el fin de entretener y sobrellevar de mejor manera la cuarentena preventiva: uno fue Federico D’Elia, quien lanzó: “Si se quedan en casa les cuento tonterías/anécdotas que me vaya acordando de las grabaciones de Los Simuladores”.
La propuesta tuvo un gran éxito y continuó en la red social del pajarito durante dos días, convirtiendo a #LosSimuladores en trending topic pero, más importante, brindando una ventana a la cocina de uno de los programas más importantes de la historia de la televisión argentina.
Una de las primeras cosas que aclaró D’Elía es que Santos es, “claro”, de Estudiantes. “Antes de hacer de Santos no conocía el té de earl grey, no me gustaban ni me gustan los habanos, no hablaba ni hablo ningún idioma, apenas el español, no usaba anteojos, ahora sí. Y así muchas cosas más”, reveló el actor, que volvió a relatar cómo comenzó todo: el proyecto fue generado por los protagonistas de la ficción (Alejandro Fiore, Martín Seefeld, Diego Peretti y él), quienes convocaron a Szifrón porque querían afrontar juntos un proyecto.
“En ‘El debilitador social’ (el episodio de la serie con Marcela Kloosterboer) Molero y Milazzo van a ver a un neuropsiquiátrico al verdadero Máximo Cozzetti: el actor que lo representaba era Esteban Student, profe de Szifrón en la ORT y quien fue convocado por nosotros antes que Szifrón para dirigir. Después dijimos que mejor no, porque era muy obsesivo e íbamos a tardar mucho en grabar (todavía además no sabíamos que íbamos a grabar): ahí convocamos a Damián y nos contó de esto que tenía escrito... y fue igual de obsesivo”, dijo risueño.
Entre las perlitas que dejó el show, D’Elía recordó que el casting para buscar al doble de Paul fue “muy pero muy complicado, no encontrábamos a nadie parecido... y como verán tampoco lo encontramos”. Y que los habanos, cómo “era para TV, eran berretas, todo un asco”. El intérprete contó además que en un episodio, “Lamponne debería haber cruzado la 9 de Julio con un oso y no con una vaca....pero era peligrOso (de verdad)”. Y aunque todo tenía un aroma a atado con alambre, D’Elía aclaró, cuando fue consultado sobre si filmaron escenas en “la tela verde de fondo”, que se trató siempre de lugares reales.
En la serie de tuits, D’Elía contó por qué Santos tenía bigote en el primer episodio
Uno de esos momentos fue cuando “Los Simuladores” aparecían en su vida cotidiana, y, por ejemplo, Lamponne subía a una montaña. D’Elía explicó que la decisión de reemplazar las pequeñas misiones de los inicios de la temporada uno por esas viñetas de las vidas de los personajes tuvo que ver con que “mucha gente lo pedía y nosotros lo charlamos bastante y no nos parecía lo mejor, nos gustaba que no se sepa mucho de ellos: Damián encontró la vuelta de ‘qué estaban haciendo antes de la convocatoria de Santos’”.
Otras perlitas que reveló D’Elía revelaron que el programa recibió una carta documento de Marvel por “El vengador infantil”, y que Alfredo Casero se enojó cuando a Nazareno le cortaron el pelo para “El joven simulador”, uno de los episodios más recordados de la serie, aunque “después terminó todo bien”.
D’Elía reconoció que todo el equipo confiaba plenamente en las labores del director y de los guionistas, por eso cumplían con los libretos a rajatabla: “Respetamos el guión palabra por palabra ya que estaba muy pero muy bien escrito, si se modificaba algo lo charlábamos antes con Szifrón y si daba el OK, adelante. Pero en general, no”, explicó, lo que lo llevó al actor a tener que leer en cámara, porque no podía memorizar las líneas que escribía Szifrón.
“Leia muchos textos, eran largos y difíciles. Aprendí a leer en escena, por ejemplo en ‘Un trabajo involuntario’ me pegué una cartulina en el techo, yo estaba acostado, para leer”, recordó el actor, afirmando que “Betún llegaba a tirarme letra cuando me quedaba en blanco”, en alusión a las habilidades del perro de la serie, y contó que Szifrón también escribió las memorables “La Juguetería del Señor Simón” y el “Poema del Zoológico”.
En el guión también aparecían frases que parecían improvisadas, como cuando en “El clan Motul” piden que “no llames más a este maquillador”, aunque en realidad no era improvisación sino, reveló D’Elía, “guión escrito en el momento que el maquillaje se le salía de la cara a Peretti”: algo que, claro, tiene mucho que ver con el humor metalingüístico de “Los Simuladores”, donde todo el tiempo se hace referencia a las condiciones de producción y donde, claro, los protagonistas tienen nombre de los miembros del equipo.
“Gustavo Cozzetti es un amigo que iba al ex bar que teníamos los cuatro, ‘Los Sospechosos’, se cambió el Gustavo por Máximo”, contó D’Elía, y explicó además que el sobrino de Satanás, la “Criatura”, era camarógrafo del programa. Y además se llamaba Diego Crucitti, como uno de los personajes. Gabriel Medina lleva el nombre de quien luego sería cineasta, y realizador de “Los Paranoicos”, donde el propio Szifrón aparece parodiado como un exitoso director.
Y esas condiciones de producción a las que se hace referencia solían ser, claro, peores que lo ideal, pero ahí es donde entra el ingenio simulador para que los obstáculos no pongan fin a todo. “En el capítulo 1, que lo hicimos nosotros sin el canal, mientras grabábamos en el bar (Cabrera y Arévalo) se escuchó una explosión y automáticamente se cortó la luz: uno de los nuestros había cortado un cable (nos colgábamos) y dejamos a la manzana sin luz”, contó entre risas el intérprete.
En aquel piloto, se daba uno de los grandes misterios de la serie: Mario tenía bigotito. “Estaba grabando Campeones en Pol-Ka y mi personaje usaba ese bigotito... pasó casi un año y medio para empezar a grabar Los Simuladores, así que ‘chau bigotito’”, explicó D’Elía.
“Para los que piensan que nos hicimos millonarios, les cuento que terminamos cobrando en Patacones”
Federico D’Elía
Así, un poco contra todo, se rodó “Los Simuladores”, particularmente en esa primera temporada. Las jornadas de grabación eran de 12 horas y cada capítulo llevaba un promedio de 13/14 días, precisó quien se ponía en la piel de Mario Santos, que develó otros detalles. Por ejemplo, en el recordado capítulo titulado “Los impresentables”, donde dos enamorados contratan al cuarteto porque creen que sus familias no se llevarán bien, ya que son de “diferentes mundos”, nació una “leyenda urbana”, según un usuario, que contaba que el realizador Szifrón quería un tigre en vez del puma.
“Verdad, pero el canal nos dijo que nos íbamos de presupuesto”, confirmó el artista, que justamente hablando de “plata”, añadió una “anécdota interesante para todos los que piensan que nos hicimos millonarios con el programa les cuento que terminamos cobrando en Lecops/Patacones, o sea billetes de El Estanciero que servían solo para pagar impuestos”.
También destacó la labor de Juan Carlos Cabral, productor ejecutivo del ciclo que, entre varias otras cosas, fue el encargado de realizar los castings. Fue él quien eligió al actor mexicano que inmortalizó la frase “¿No hay un piquito para mí?” dirigida a Medina (Seefeld). Y sumó una anécdota de color: “Para los personajes de los mexicanos intentamos que sean el Prof. Jirafales, el Ñoño del Chavo, nos pedían un montón de plata y terminamos con Cabral (prod. ej) haciendo un casting en un bar y ahí apareció el actor de “hay un piquito”, detalló.
De aquella mítica escena del piquito, D’Elía contó algo más: “Antes de grabar nos dieron la noticia de que una vez terminado el capítulo se iban a parar las grabaciones porque el país había colapsado. Estábamos comiendo canelones de verdura, el actor al que Medina besaba también”. La serie, claro, se filmó en 2001, y la crisis es parte de alguna forma del trasfondo de esos personajes que solucionan los embates de los grandes contra los chicos y tienen que recurrir a complicadas ingenierías para realizar sus producciones.
Szifrón también habló de otro momento mítico, el “saltito” de la apertura: “Fue idea de Szifrón, también propuso otro movimiento un poco más bailado y no lo hicimos porque Fiore se negó. Le daba vergüenza. Ah y en algún capítulo aparecíamos disfrazados de Papá Noel, supongo que coincidía con Navidad, pero no éramos nosotros”, contó.
Y hacia el final, tiró un abomba: D’Elía develó que “para el último capítulo (doble) Damián había escrito un libro excepcional, no digo que el que se hizo no sea muy bueno, que de haberse hecho no tengo dudas lo nominaban para el Oscar, por una cuestión de tiempos no se pudo realizar”. Cuando le pidieron más, tiró: “Volaban autos”.
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