Naomi Campbell: los 50 de un ícono de los años 90

La diosa de ébano, como la apodaron en los años dorados de las pasarelas, llega al medio siglo

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Naomi Campbell forma parte de la generación de las supermodelos de la década de los noventa, junto a Claudia Schiffer, Linda Evangelista o Cindy Crawford. A su fama y su belleza siempre las ha acompañado una imagen de diva y caprichosa.

Nacida en Londres, Inglaterra, el 22 de mayo de 1970, Naomi Campbell era hija de Valerie Morris-Campbell, bailarina y modelo de origen jamaicano que tenía solo 19 de años cuando nació Naomi.

De ella heredó la belleza y los pómulos marcados que la hicieron famosa. Sus abuelos habían emigrado a Reino Unido en los años cincuenta del pasado siglo.

Naomi vivió hasta los 12 años con su abuela materna, Ruby Morris, en Streatham, barrio del municipio londinense de Lambeth, a las afueras de la ciudad, ya que su madre vivía por trabajo fuera del país.

A los cinco años, Cambpell fue inscrita en la escuela de artes escénicas Barbara Speake a la que acudía tras tomar dos trenes y un autobús. Más tarde comenzó a estudiar en la Academia Italia Conti.

Su carrera comenzó cuando aún era una niña y, con solo siete años, apareció junto a otros pequeños en el vídeo musical de “Is This Love”, de Bob Marley.

Como muchas de las grandes modelos, Campbell también comenzó en el mundo de la moda tras ser descubierta en la calle. Tenía 14 años, estaba paseando vestida con el uniforme de la Academia Italia Conti por el distrito financiero de Londres y Beth Boldt, la directora de la agencia Synchro, se fijó en ella.

A los 16 recibió la primera llamada de París. Poco después conoció al modisto Azzedine Alaïa, y de su mano conquistó la ciudad de la moda.

Naomi Campbell, a pesar de los obstáculos que se encontró por su color de piel, consiguió llegar a lo más alto de la moda. Por ejemplo, fue la primera mujer negra en aparecer en la portada de Vogue Francia.

Portada tras portada, pasarela tras pasarela, su carrera crecía y su fama subía como la espuma. Y con la fama, los flashes se multiplicaron y todo lo que hacía era susceptible de convertirse en material para la prensa. Poco a poco la modelo fue adquiriendo una imagen de diva caprichosa, mimada y temperamental.

Por esas actitudes iracundas, fue denunciada, pagó multas y prestó servicios a la comunidad. En 2010, se mostró arrepentida y dijo que había aprendido la lección.

 

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