“Una tumba para tres”: perdedores perdidos en el desastre

Tres matones. Un trabajo que sale mal. Una serie de eventos desafortunados que de ninguna manera puede terminar bien. Esa es la premisa de “Una tumba para tres”, una cinta de acción a la vieja usanza, vertiginosa, llena de tiros, con una galería de personajes desquiciados, mucho humor y tres protagonistas bien perdedores, absolutamente superados por las circunstancias. Pero sin nada que perder.

La película de Mariano Cattaneo (“Corazón muerto”, las series web “Martín Mosca” y “Del amor a la muerte”), estrenada hoy en la plataforma bajo demanda Cine.Ar Play, nació de un guión que Nicanor Loreti le acercó al director, que quedó en algún cajón durante algunos años y que Cattaneo recuperó, tiempo después. Como Loreti se encontraba realizando por entonces otro proyecto (“27: el club de los malditos”) comenzó a trabajar ese texto, que luego devolvió al realizador de “Kryptonita”: la idea de ambos era “plasmar era esa sensación, bien del cine de acción de los 90, del héroe desafortunado”, y emparejar ese protagonista a regañadientes con una serie de “malas decisiones: los personajes erran, cada decisión que toman es peor, es una espiral hacia el desastre. Y llega un punto en que ya nada importa: los personajes están jugados”, explica Cattaneo, en diálogo con EL DIA.

Esa podría ser una sinopsis del filme: tres héroes desafortunados se ven atrapados en una espiral hacia el desastre. “Tres tipos no tienen nada para perder, que no supieron llevar las cosas bien en su vida, que por hacerle caso a las cosas erróneas se perdieron en el camino, incluso si son personas con buenos valores. No hay nadie bueno en la película, hay gente que le tocó ser mala, por malas decisiones”, agrega el realizador.

Víctor, encarnado por el platense Diego Cremonesi, es un claro ejemplo: “Tiene una bala en la cabeza, no está muy bien del bocho”, se ríe Cattaneo. Además, sus amigos lo explotan, “también son un caos”, y Víctor “es un tipo que nunca estalló, siempre fue un boludo”. Claro, todo eso está a punto de cambiar, cuando Víctor se de cuenta “que está jugado, que no tiene nada que perder”…

Es esa faceta de tipo oprimido, aplastado, que ha tomado demasiadas malas decisiones, lo que encariña a la audiencia con los personajes: “Todo el mundo se sintió rechazado, sintió que un jefe le pisa la cabeza, pensó que vale más que lo que le dan…”, dice Cattaneo. “Me pregunté cómo construir personajes que no están en el supuesto lado correcto de la vida, y que el público empatizara con ellos. ¿Y qué nos hermana a todos? Los problemas: uno se identifica con el otro, se pone en el lugar del otro, cuando tiene un problema”.

Y el vértigo del filme está construido, justamente, encadenando un problema detrás de otro. O mejor dicho: un problema lleva a otro: “Buscamos un problema, una solución y que esa solución traiga un nuevo problema. Así lo construimos, a cada conflicto le buscamos una solución fallida. Eso construye las bases para que al final estalle todo, sea un todos contra todos, ese momento donde todo se rompió tanto que lo único que queda son los balazos”, explica el director, responsable del libro de terror adolescente “La Chica Más Rara Del Mundo”, el cual adaptó en un cortometraje y que próximamente se volverá largo.

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La lluvia de balazos y la cadena de malas decisiones, claro, tiene un referente claro: el cine de acción de los 90, con el que creció Cattaneo. “Uno nació con un montón de cine, y ese cine influencia lo que hace”, acepta, y por eso, películas como “Desperado” de Robert Rodríguez, “Vampiros” de John Carpenter o “Jackie Brown” de Tarantino, y hasta el humor de “Tiempo de valientes” “sobrevuelan en la película”. 

Claro que realizar una cinta de acción noventoso, con balas, sangre y muertos, en Argentina, constituye todo un desafío. “Era un rodaje que no podía frenar ningún día, si un día caía una tormenta, había que seguir grabando. Y nos cayó una tormenta un día, y los técnicos armaron todo igual”, cuenta el director. 

“Sabía que para poder realizar una película así, tenía que tener completamente clara la película, lo que iba a necesitar de cada día de rodaje; además, tenía que tener un elenco que banque el ritmo de la película, y un equipo técnico que corra a la par. Hubo días de muchas tomas, de muchos planos, había que correr, y todos trabajaron muy bien”, dice Cattaneo. Y “por eso no creo que las películas sean del director, es un trabajo en equipo. Y agrego: siempre se hace énfasis en lo que cuesta, y sí, fue un gran esfuerzo, pero fue un trabajo de mucha alegría también. Y de hecho, ese ambiente hizo que lográramos la película que tenemos”.