Amenazaron con matar a un adolescente de 13 años en una entradera en Romero
Edición Impresa | 1 de Agosto de 2021 | 05:30

Como tantas otras mañana, una empleada doméstica realizaba el viernes temprano la tarea de barrer la vereda de un elegante chalet de la localidad de Melchor Romero, sin sospechar, ni remotamente, que esta vez aquella rutina iba a abrir paso a un angustiante episodio de inseguridad.
El ataque ocurrió en 167 entre 42 y 43, hasta donde llegaron cinco delincuentes fuertemente armados, según ocasionales testigos a bordo de un Ford Focus blanco, que frenaron de golpe al ver a una mujer entretenida limpiando la vereda.
Rápidamente la banda descendió del vehículo para abordarla apuntándole con un arma de fuego e impartiéndole la orden de ingresar a la casa con ellos.
“TE QUEMO AL PIBE”
Sobre cómo continuó la historia dentro de ese domicilio, en la tarde de ayer, uno de sus dueños, Marcelo Neundorf (45), aportó a este diario los detalles del caso.
“El asalto fue tipo 9 y 5 de la mañana (del viernes) y apenas los ladrones entraron apuntándole a nuestra empleada, redujeron también a mi mujer, que estaba con nuestro hijo de 13 años, que se encontraba durmiendo”, recordó.
La estrategia que eligieron los intrusos para procurarse la mayor cantidad de dinero posible, fue la de ir a la habitación del menor de edad, despertarlo y usarlo como rehén para extorsionar a su madre.
Para resultar más convincentes, apelaron a un comportamiento violento y traumático para el chico.
Según reveló Neundorf, “a mi hijo lo despertaron bruscamente, lo tomaron del cuello y cuando lo llevaron junto a su madre, le dijeron a ella que querían toda la plata `o te quemo al pibe`, dándole a entender que estaban dispuestos a dispararle”.
En esos instantes dramáticos e inciertos, uno de los maleantes tenía al adolescente apuntándole con un arma de fuego en la cabeza.
Con el menor, su madre y la empleada de esta familia aterrados, los demás delincuentes se abocaron a revisar integralmente la vivienda.
En esa búsqueda se alzaron con un importante botín que consistió en “dinero en efectivo (Neundorf evitó precisar el monto), un televisor, dos notebooks, una Play Station 4, tres celulares, un reloj, una afeitadora y camperas”, entre otras pertenencias.
“Muchas de estas cosas las envolvieron con una sábana grande”, describió el hombre, para cargarlas junto a otros elementos en la camioneta Toyota Hilux de las víctimas, con la que huyeron junto al auto con el que llegaron.
La camioneta, aclaró, fue abandonada por la banda en la localidad de Ingeniero Allan, partido de Florencio Varela.
“Estaba intacta y hasta la dejaron bien estacionada y con uno de los espejos cerrado”, sumó su propietario.
“VAMOS, LLEGÓ EL PRIMO”
También reveló que al cabo de aproximadamente “15 minutos” que la banda permaneció sembrando el miedo en este chalet, repentinamente decidieron apurar la fuga.
Para ello, indicó Neundorf, recurrieron a una frase utilizada en clave: “Vamos, que llegó el primo”.
No se sabe si aludían a un cómplice que oficiando de “campana” afuera les alertó de la presencia de algún móvil policial o si se refería a algún vecino que habría advertido lo que pasaba dentro de la vivienda de esta familia.
Una vez que los asaltantes huyeron de la escena la esposa de Neundorf le avisó lo que había pasado en la casa y que se habían llevado la Toyota Hilux.
Intuyendo que posiblemente los delincuentes quisieran escapar hacia uno de los accesos a nuestra ciudad, Neundorf, propietario de un comercio sobre la avenida 44, en la zona oeste, increíblemente pudo presenciar “estando en la vereda del negocio, cómo pasaron los ladrones con mi vehículo”.
Reflejó que “con mi hermano salimos a correr detrás de la camioneta mientras les gritábamos, pero enseguida se nos alejaron”.
Con todo, señaló que alcanzaron a observar cuando “doblaron en ruta 36 y avenida 520, en dirección hacia la ruta 2. Por suerte pude recuperarla”.
ANTECEDENTE
Por otra parte, el hombre recordó que en esa vivienda se había registrado otro episodio de inseguridad, pero que, a diferencia de lo que sucedió ahora, los delincuentes no lograron consumarlo.
“Hace 3 años intentaron hacerle una entradera a mi suegro cuando llegó con su camioneta. Los ladrones tenían ropa policial y armas largas. Pero lo evité cerrando el portón de entrada. Y mi suegro les dijo que no era de acá”, finalizó.
La dueña de casa, su hijo de 13 años y la empleada seguían ayer en estado de shock por el asalto
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