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Política y Economía |FALLECIÓ EL 9 DE SEPTIEMBRE DE 1981 EN NUESTRA CIUDAD

A 40 años de la muerte de Balbín

Abogado y político, fue una de las figuras más notables de la Unión Cívica Radical. Sus ideales fueron la democracia y la unidad de los argentinos. La despedida a Perón

9 de Septiembre de 2021 | 01:25
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SU AMOR POR LA PLATA

Ricardo Balbín nació en capital federal el 29 de julio de 1904 pero su amor geográfico fue, sin dudas, La Plata. “Mi ciudad”, solía referenciar y no sólo entre amigos.

Desembarcó en nuestra ciudad al cumplir 18 años para iniciar una carrera terciaria y al poco tiempo se afilió a la Unión Cívica Radical. Fue el clima de movilización estudiantil que lo impulsó a inscribirse en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de La Plata. Tras una breve y brillante carrera obtuvo, en 1927, el título de abogado.

Un año después, en 1928, se casó con la docente Indalia Ponzetti -Lía para él y los suyos-, su gran compañera de vida. Cuentan que se conocieron compartiendo viajes en el exferrocarril Roca. Ambos criaron y educaron a sus hijos Lía Elena, Osvaldo y Enrique. Hubo un cuarto varón que falleció al poco tiempo. Con ella vivió en la casa de la calle 49 entre 11 y 12, donde también instaló su estudio de abogacía en la planta baja. Allí no sólo atendía asuntos jurídicos sino también a personas que quizás ni conocía, que le pedían algún tipo de ayuda.

Al “Chino”, como lo bautizaron sus amigos, muchas veces lo vieron caminar por las calles platenses con su humildad a cuesta, que lo caracterizó en todos los órdenes de su vida, y manejando su viejo auto con motor gasolero. Y desde que llegó a La Plata, su pasión futbolera se volcó por el club Gimnasia y Esgrima.

Falleció en nuestra ciudad el 9 de septiembre de 1981. Sus restos descansan en el cementerio local. En su honor la autopista La Plata-Buenos Aires se llama “Doctor Ricardo Balbín”. También una plazoleta en la localidad de Los Hornos.

Homenaje local
Hoy a las 11, la Comisión Permanente de Homenaje al Dr. Ricardo Balbín recordará al emblemático líder de la Unión Cívica Radical, a 40 años de su muerte. Será en el mausoleo del cementerio local donde se guardan sus restos, con la puesta de ofrendas florales.

 

EL DEMÓCRATA Y LA MULTIPARTIDARIA

Por RAÚL ALFREDO GALVÁN (*)

Hace cuarenta años -el 9 de setiembre de 1981- fallecía en la ciudad de La Plata el Dr. Ricardo Balbín. Fue uno de los últimos políticos de una época que nos parecía más heroica, más enérgica, de mayor frenesí espiritual, sobre la cual ha venido luego un diluvio de corrupción, cinismo y desesperanza. Las Repúblicas se hacen de hombres: ser hombre es en la tierra dificilísima y pocas veces lograda carrera. Y se forman de ciudadanos convencidos, como lo fue el gran demócrata. Nada hay que cautive tanto el ánimo como una convicción noblemente tenida, honradamente dicha, libre y concienzudamente expuesta como lo sabía hacer Balbín desde la tribuna.

Tuvo su primera prueba en 1930 cuando la dictadura fascista derrumba al gobierno de Hipólito Yrigoyen y la mayoría de la dirección del partido estaba en prisión. Ahí comenzó su lucha por la libertad. En la década siguiente le tocó enfrentar el gobierno de Juan Domingo Perón. En 1946 fue elegido presidente del Bloque de Diputados Nacionales de la Unión Cívica Radical -el legendario “Bloque de los 44”- y el 29 de setiembre de 1949, a horas de que se cerrara el periodo de sesiones, fue expulsado de la Cámara por desacato al Presidente de la República. Poco después detenido cuando hacía la fila para votar siendo él candidato a gobernador por la Provincia de Buenos Aires. Le siguieron catorce procesos, conoció las cárceles de Rosario, San Nicolás y Olmos, en ésta última estuvo preso durante nueve meses. Nunca menguó su lucha, aún a costa de su libertad. Ya cargado de años fue detenido y procesado varias veces por la última dictadura. Tuve el honor -por ser su Secretario en el Comité Nacional- de compartir con él la amargura de la infamia y del calabozo.

Hoy los argentinos debemos retomar el esfuerzo de la reconciliación. Es el ejemplo que nos dejó

 

Ya antes de 1976 -que algunos olvidan- la lucha de Balbín tuvo otro frente: los presos y desaparecidos. ”Cuando alguien acuda a usted pidiendo que lo defienda, no pregunte de donde viene, luche por su libertad. Este consejo me dio Balbín cuando se produjo el golpe del 24 de marzo de 1976 y advino la tiranía y había que defender los presos. Este año se cumplieron también cuarenta años de la “Multipartidaria”. Por iniciativa de Ricardo Balbín, el 14 de julio de 1981, y desconociendo el estado de sitio se reunieron los principales partidos políticos : la Unión Cívica Radical, bajo su presidencia; el Partido Justicialista, con Deolindo Bittel; el Partido Intransigente, con Oscar Alende; el Partido Demócrata Cristiano, con Francisco Cerro; y el Movimiento de Integración y Desarrollo, con Arturo Frondizi. Más tarde se integraron a la Multipartidaria el Episcopado argentino y los otros partidos políticos. El 28 de agosto, a pocos días de la muerte de Balbín, la Multipartidaria emitió el documento “Convocatoria al País”. En el mismo se reclamaba al gobierno militar el retorno al estado de derecho, la normalización de la actividad política, sindical y estudiantil, un programa de emergencia económica y la recuperación del salario real, todo bajo el lema : “La reconciliación no se podrá alcanzar si no es sobre la base de la verdad”.

Orador excepcional, seducía el oído su lenguaje, aún sus palabras más sencillas se embellecían en sus labios por el modo de emplearlas. A través de sus frases las ideas cobraban fuerza para enaltecer a la democracia. Encierra el orador en su alma palabras de instinto, que vienen al mundo en las horas decisivas. En la plaza pública, cuando hablaba en la tribuna, como aquella primera vez que lo escuché en La Rioja cuando era estudiante, entraba en nuestras almas un vasto rumor de ideales entusiasmos, una cálida ráfaga de esencial patriotismo y trascendente humanidad.

Fue de una vida austera. Mientras hacía política ejercía su profesión de abogado. Lo poco que tuvo lo hizo con su trabajo. Los hombres públicos, para su honra y la de su familia, como los caballos de raza, deben exhibir donde todo el mundo pudiera verlo, el abolengo de su patrimonio.

Desde su convicción radical nunca declinó su apasionada faena por la unión del pueblo argentino. Por eso dejó de lado su amor propio y estrechó la mano de su viejo adversario Juan Domingo Perón y tratando de borrar las viejas antinomias o como se dice en estos tiempos, terminar con la grieta de entonces.

Dejó la lección de que las heridas sólo se suturan cuando fueron abiertas para que sirvan a la posteridad. Perón le hizo importantes ofrecimientos políticos. Un día se lo pregunté. Es verdad, me dijo, pero la democracia se nutre de los partidos políticos…había que cuidar el radicalismo”. Mantener su individualidad y concurrir a la elección para ocupar el lugar que la ciudadanía resuelva y proseguir el diálogo con el peronismo desde el gobierno o la oposición para tratar acuerdos que sirvieran al país en una hora plena de angustias para los argentinos”. Quería combatir contra todos los fantasmas del odio, poner siempre delante del partido a la Nación y custodiar la democracia, pero la democracia con pan, con vivienda, con seguridad y creer en la política como la más límpida actitud frente a la vida. Muchos creen que todo se puede comprar, Balbín demostró que hay valores sin precio. Él no quería la libertad de la tasas, quería la libertad del hombre.

Cuando la democracia estaba al borde del abismo, en las puertas del infierno, habló al país el 16 de marzo de 1976. “No se realizará la democracia sino con la unión de todos los argentinos”. Pero nadie lo quiso escuchar.

Hoy los argentinos debemos retomar el esfuerzo de la reconciliación y la unión nacional de lo contrario no tenemos destino. Ese es el ejemplo que nos dejan los hombres que supieron, en circunstancias más aciagas, tener conciencia que mientras todo no esté hecho, nadie tiene derecho de sentarse a descansar.

(*) Presidente de la Comisión Nacional de Homenaje al Dr. Ricardo Balbín

 

“ESTE VIEJO ADVERSARIO DESPIDE A UN AMIGO”

Ricardo Balbín en el sepelio de Juan Domingo Perón ratificó la voluntad del fallecido y la propia de “salvar para todos los tiempos la paz de los argentinos”. Sus palabras tenían el destino de terminar con antinomias que no contribuían a la pacificación y el bienestar del pueblo. El discurso que quedó en la historia del país:

“Llego a este importante y trascendente lugar trayendo la palabra de la Unión Cívica Radical y la representación de los partidos políticos que, en estos tiempos, conjugaron un importante esfuerzo al servicio de la unidad nacional: el esfuerzo de recuperar las instituciones argentinas y que, en estos últimos días, definieron con fuerza y con vigor su decisión de mantener el sistema institucional de los argentinos.

“En nombre de todo ello, vengo a despedir los restos del señor presidente de la República de los argentinos, que también con su presencia puso el sello a esta ambición nacional del encuentro definitivo, en una conciencia nueva, que nos pusiera a todos en la tarea desinteresada de servir la causa común de los argentinos.

“No sería leal si no dijera también que vengo en nombre de mis viejas luchas; que por haber sido claras, sinceras y evidentes, permitieron en estos últimos tiempos la comprensión final, y por haber sido leal en la causa de la vieja lucha, fui recibido con confianza en la escena oficial que presidía el Presidente muerto.

“Ahí nace una relación nueva, inesperada, pero para mi fundamental, porque fue posible ahí comprender, él su lucha, nosotros nuestra lucha, y a través del tiempo y las distancias andadas, conjugar los verbos comunes de la comprensión de los argentinos; pero guardé yo, en lo íntimo de mi ser, un secreto que tenga la obligación de exhibirlo frente al muerto. Ese diálogo amable que me honró, me permitió saber que él sabía que venía a morir a la Argentina, y antes de hacerlo me dijo: ´Quiero dejar por sobre todo el pasado, este nuevo símbolo integral de decir definitivamente, para los tiempos que vienen, que quedaron atrás las divergencias para comprender el mensaje nuevo de la paz de los argentinos, del encuentro de las realizaciones, de la convivencia en la discrepancia útil, pero todos enarbolando con fuerza y con vigor el sentido profundo de una Argentina postergada´.

“Por sobre los matices distintos de las comprensiones, tenemos todos hoy, aquí en este recinto que tiene el acento profundo de los grandes compromisos, que decirle al país que sufre, al pueblo que ha llenado las calles de esta ciudad sin distinción de banderías, cada uno saludando al muerto de acuerdo a sus íntimos convencimientos, los que lo siguieron siempre, con dolor, los que lo habían combatido, con comprensión, pero todo el país recogiendo su último mensaje: ´He venido a morir en la Argentina, pero a dejar para los tiempos, el signo de la paz para los argentinos´.

“Frente a los grandes muertos tenemos que olvidar todo lo que fue el error, todo cuanto en otras épocas puede ponernos en las divergencias y en las distancias, pero cuando están los argentinos frente a un muerto ilustre, tiene que estar alejada la hipocresía y la especulación para decir en profundidad lo que sentimos y lo que tenemos. Los grandes muertos dejan siempre el mensaje.

“Sabrán disculparme que en esta instancia de la historia de los argentinos, precisamente en estos días de julio, hace cuarenta y un años el país enterraba a otro gran Presidente: el doctor Hipólito Yrigoyen.

“Lo acompañó su pueblo con fuerza y con vigor, pero las importantes divergencias de entonces, colocaron al país en largas y tremendas discrepancias, y como un símbolo de la historia, como un ejemplo de los tiempos, como una lección para el futuro, a los cuarenta y un años, el país entierra a otro gran Presidente.

“Pero la fuerza de la República, la comprensión del país, pone una escena distinta, todos sumados acompañándolo y todos sumados en el esfuerzo común de salvar para todos los tiempos la paz de los argentinos.

“Este viejo adversario despide a un amigo, y ahora, frente a los compromisos que tienen que contraerse para el futuro, porque quería el futuro, porque vino a morir para el futuro, yo le digo, señora Presidenta de la República: los partidos políticos argentinos estarán a su lado en nombre de su esposo muerto para servir a la permanencia de las instituciones argentinas, que usted simboliza en esta hora”.

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