Paula Morales: una psicóloga divina

Aunque nunca ejerció, Paula Morales se recibió de la Licenciatura en Psicología hace muchísimos años, un universo al que, ya consolidada como actriz, regresó ahora de la mano de a “Oh, Dios mío”, la obra que comparte con Gastón Ricaud y en la que le da vida a una terapeuta que recibe a una paciente muy particular: Dios.

Bajo la dirección de Carlos Kaspar, se trata de una comedia de la autora israelí Anat Gov que, hace diez años, tuvo una versión argentina protagonizada por Thelma Biral y Juan Leyrado. La obra plantea la historia del encuentro de una psicóloga y un nuevo paciente que requiere una sesión de terapia con urgencia. Sin embargo, no se trata de un simple mortal.

En diálogo con EL DIA, la simpática actriz se refirió a los desafíos que implicó aceptar este proyecto teatral que eligió para volver al ruedo y con el que, en el marco de un gira, se presentará mañana, desde las 21 en La Nonna, 3 y 47.

-Te tocó un personaje que tiene un punto en común con vos, que sos psicóloga.

-Sí, es verdad, soy psicóloga, estudié, pero la realidad es que me recibí hace mucho tiempo, pero nunca ejercí, no volví a estudiar nada que tenga que ver, entonces siento que hay muchos conocimientos que los perdí. A lo mejor están guardados en algún lugar pero hay cosas que yo ya me olvidé. Pero, igualmente, hacer un personaje de psicóloga me parece sumamente divertido.

-No es la primera vez que interpretás a una psicóloga, aunque esta es bastante diferente...

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-Ya había hecho una psicóloga en “El test”. Era una psicóloga completamente distinta pero, en este caso, también me pareció interesante poder interpretar a una psicóloga en una terapia muy poco convencional, por no decirte nada convencional, porque imaginate que a ella se le presenta Dios en su consultorio, nada más y nada menos que Dios. Entonces, por supuesto que el profesionalismo en muchos momentos se le va, no lo puede sostener, porque a ella le pasan muchísimas cosas con Dios. Ella está muy enojada con él, porque tuvo una vida difícil, por cosas que le han tocado vivir, entonces, se le juegan los sentimientos y las emociones mientras trata de ayudar a él a sanar.

-Te toca interactuar con un personaje muy particular y a Gastón, más difícil aún, interpretarlo. Pero, ¿desde dónde se pararon a la hora de representar una figura tan compleja?

-Fue un trabajo muy intenso, en conjunto, nos sentábamos, agarrábamos el texto, lo desmenuzábamos, íbamos parte por parte tratando de justificar todo lo que íbamos haciendo y diciendo, y encontrándole en cada lectura y en cada ensayo siempre cosas, tanto a la obra como a los personajes. Fue un trabajo muy en equipo. Pero trabajamos tratando de alejarnos lo más posible de Dios para poder acercarnos. Cuando a uno le dicen ‘te toca interpretar a Dios’, decís ¿por dónde empezás? ¿cómo hacés? ¿qué Dios? Porque cada uno tiene en su imaginario a un Dios diferente, cada uno lo imagina, cada uno conecta con uno diferente. Y hay quienes creen y hay quienes no pero hasta quienes no creen también se lo han imaginado en algún momento, han pensado en dios.

-¿Cómo es el Dios que se plantea en la obra?

-Gastón hace un Dios bárbaro, es genial, muy divertido. La obra plantea un dios muy humano, muy bajado a tierra, y me parece que ahí es donde reside la comedia y donde los espectadores pueden identificarse con estos dos personajes. Y si bien hay muchas risas durante toda la obra, cuando se prenden las luces es muy emocionante ver a la gente moqueando porque toca fibras muy íntimas.

-¿Cuál podrías decir que es el gran tema de la obra?

-Va tocando diferentes temas. Imaginate que analizamos a Dios, desde antes de la creación del universo, para entender por qué decidió crearlo, y por qué decidió crear al hombre que, según este Dios, tan mal le salió (risas). Es una obra que deja reflexiones muy interesantes sobre la vida, la existencia humana, sobre la fe, la espiritualidad.

-¿Creés en Dios?

-Yo creo en Dios a mi manera, le hablo mucho, pero sin intermediarios. Siempre digo, medio en broma, que tengo una relación directa con él, en sentido de que no voy a la iglesia, no voy a misa.

-Y si, como tu personaje, te lo encontraras y lo tuvieras enfrente, ¿qué le dirías?

-¡¡Uhhh!! Le diría de todo, sobre todo, le haría muchas preguntas. Y muchas de las preguntas que yo le haría a Dios, se las hace la psicóloga en la obra. Muchas personas que han ido a ver la obra, y que nos esperan afuera o después nos mandan mensajes, nos han dicho que le harían exactamente los mismos planteos.