Daniel Melero: “La colaboración es una forma de arte”

“Los capricornianos nacemos viejos y nos hacemos jóvenes”, dice Daniel Melero, especie de gurú musical del porvenir de la música, anclado siempre en el futuro: quizás por eso no extraña que el compositor de “Trátame suavemente” que supo apadrinar a varias bandas de la denominada “Movida sónica” local que revolucionaron el rock argentino (Babasónicos, Los Brujos y Juana La Loca) lance mañana su próximo trabajo, “Ultima Thule”, en NFT, tokens no fungibles, arte en formato digital que es, a la vez, único, numerado, no multiplicable con la lógica de los formatos digitales previos.

Pero Melero, que llega a La Plata con las canciones de “Ultima Thule” el viernes, para presentarse en 49 entre 4 y 5, confiesa que a pesar de ser un artista atento a lo nuevo, “tengo menos idea que vos”.

El lanzamiento del disco en NFT (no estará en Spotify u otras plataformas; solo podrá adquirirse como una de las copias limitadas en formato NFT, aunque también existirá en vinilo) “lo resolví en una mesa de un bar, en una reunión, charlando con gente que me pareció que tenía una utopía”. En ese sentido, avisa, “no me resulta de importancia ponerme educativo sobre los NFT, porque para mí lo que acá está existiendo es un álbum tangible, que existe como vinilo: todo lo demás me parece fascinante como utopía, y me parece el momento preciso de probarlo, pero no tengo tanto para decir sobre los significados que existen en torno a los NFT. Para mí, fue un ímpetu a partir del contacto con personas”.

Esas personas son el sello híbrido Fuxia, perteneciente a la marketplace 3.0 Qurable, que comenzará con los lanzamientos mañana: según cada etapa, estas incluyen desde el acceso al material en digital y físico, invitaciones a shows, ingreso al meet and greet, la participación en una conferencia de prensa virtual, el envío a domicilio del vinilo físico de edición limitada autografiado, y, la gran novedad, la liberación de los stems para que sus seguidores puedan remixarlas y la participación en un concurso de remixes cuyos ganadores serán incluidos en el lanzamiento de un álbum.

Es la apertura más osada a la colaboración de parte de un maestro de la colaboración, como él mismo admite: “Para mí, profundamente, la colaboración es una forma de arte. Y creo que me he hecho experto en ella, de una manera extraña, con la suerte de poder interactuar continuamente con artistas”.

La pandemia podría haber implicado un freno a sus ya legendarias sesiones con colegas y amigos, pero aún en tiempos de encierro lanzó “La ruta del opio”, con Diego Tuñón. También revisitó “Travesti” en una edición en vivo, pero “aunque publiqué, la pandemia no la viví con alegría”.

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Sí, cuenta, “me dediqué bastante a reescuchar”: y ese camino llevó directo a “Ultima Thule”, un trabajo bien electrónico y experimental que incluye pequeñas sinfonías pop con guiños al trip-hop y al IDM, que “fue concebido mucho antes” de la llegada de Fuxia y la propuesta del NFT: el disco parte de la revisión de una carpeta que guardaba “muchos elementos musicales que eran un legado para el futuro, y que atravesaron varias computadoras. Esas entidades sonoras se acumularon en esa carpeta desde el año 2006”, cuenta Melero. Eran sonidos, construcciones musicales “que no están hechas con los parámetros con los que hoy se graba dentro de una computadora: casi no hay multiracks, todo eso fue volcado de un tubo de ensayo a otro tubo de ensayo, se mezcló y se avanzó sobre eso”. Tantos sonidos entraron al tubo de ensayo que “Ultima Thule” es en realidad la primera de cuatro partes de un proyecto más grande, que Melero bautizó “Qualia”.

- Mientras escuchaba esa carpeta de sonidos, ¿qué lo llevó a decidir mezclar esos tubos de ensayo?

- Creí encontrar un discurso dentro de todo eso que nunca había sabido dilucidar: eso es lo que hace que ahora existan, y a su vez están muy metabolizados respecto de aquello que fueron sus ancestros. Fue como una evolución de especies musicales.

“Valoro el estudio como elemento que te pone en contacto con otras mentalidades. Busco ser permeable a otros”

- La escucha de la carpeta apareció en la pandemia. A su vez, es un disco bien electrónico y experimental, ¿está atravesado desde lo musical por el encierro pandémico, por la computadora como único compañero musical?

- No, de lo que está atravesado es de esa acumulación de materiales: lo que caracteriza esta serie es el proceso y el tiempo, el disco se trata de procesos que se remontan a varios años atrás. Y diría que al contrario: hasta que no pude volver a estudios de grabación, no les di la terminación en mi casa, en mi estudio personal, porque verdaderamente valoro mucho el estudio de grabación como elemento que te distancia de estar tomando todas las decisiones y te pone en contacto con otras mentalidades. Como solista, busco ser permeable a otros que me parecen más interesantes que mis propias ideas, a veces. El disco se trata mucho más de eso, y de procesos de mucho tiempo, que del encierro. De hecho, los dos temas cantados del disco fueron grabados el mismo día, pero se mezclaron durante mucho tiempo. Y el tiempo es algo que me interesa mucho en la música. Mucho más que el tempo.

“Todo el mundo lucha por poner la entropía que se genera en el estudio en una grilla, que sea estable, en vez de ver la maravilla de la vida”

- Cuénteme un poco más sobre esa noción.

- La música es un arte que se desarrolla en lo que nosotros denominamos el transcurrir del tiempo. El tempo es una obsesión que tiene que ver con un diseño para encajar en lugares específicos, en acciones específicas de las personas. El tiempo tiene que ver con lo maravilloso que sucede cuando juntás un grupo de gente en un estudio y lográs que se produzca esa entropía que en general todo el mundo lucha por ponerla en una grilla, que sea estable, en vez de ver la maravilla de la vida: en la naturaleza no hay muchos rectángulos, todo es más fluido, e interesante. Por eso me interesa más el tiempo: inclusive en el desacierto de una nota. Tal vez insistir hasta que las cosas sucedan es mejor decisión que sentir que hay que corregirlo.

Melero llega a La Plata con “Ultima Thule” el viernes, desde las 20.30, para presentarse en la sala de 49 entre 4 y 5 “con un show de guerrilla”, adelanta: “Un show pirotécnico” que “contiene canciones de repertorio”, suspira, como obligado, aunque avisa entre risas, siempre entusiasmado por el futuro más que nostálgico de su catálogo, que esos viajes al repertorio supuestamente obligado “cada vez suceden menos, y cada vez son más indescifrables”.

En ese sentido, el recital del viernes, avisa, “tiene toda la abstracción que proviene del punto de vista sonoro de ‘Qualia’”, la tetralogía de la que adelantará algunas exploraciones sonoras todavía inéditas: “Es una maravilla tocar cosas que todavía no publico, que estoy elaborando: es algo que te ocurre solo en los comienzos de una supuesta carrera, digamos. Eso me atrae mucho en este momento: ser víctima sonora de mi presente en vivo”.