Joana Gieco: la hija metalera de León toca el teclado para Iorio

Alfredo Casero cantaba en “Pizza conmigo” que su madre, siendo vegetariana, crió un hijo bailantero. A León Gieco le pasó algo parecido: le salió una hija metalera, que toca con Ricardo Iorio, con quien vendrá a La Plata el sábado para repasar su ilustre carrera del polémico metalero en el Estadio Atenas.

Pero sobre esta aparente disidencia en la continuidad musical familiar, en diálogo con EL DIA, ella, tecladista de la banda, dice que “tampoco me importa tanto lo que piense la gente: piensan muchas cosas, está bien, son libres. La inseguridad de las personas hace que tengan que encasillar en ciertos parámetros: ‘La hija de alguien que no hizo metal, ¿cómo va a hacer metal?’. Es algo que me tiene sin cuidado, la música es la música. Y se relaciona, o Ricardo no grabaría temas de Facundo Cabral, o de Larralde. Un estilo musical no tiene por qué cerrar puertas, al contrario”.

Fundador y líder indiscutible de las tres bandas pilares de la música de metal pesado en la Argentina (V8, Hermética, y Almafuerte), Iorio mostrará en la Ciudad un recorrido por sus 40 años de carrera, con temas de su pasado, aunque reversionadas para la actual banda: “Ensayamos una lista de temas mucho más extensa, y él después decide cuáles quiere hacer”, cuenta con una sonrisa Gieco. Ya lo conocen: el proyecto solista de Iorio nació en 2016, y además “somos todos bastante fanáticos de la carrera de Ricardo, todos hablamos el mismo lenguaje, sabemos los temas, los tenemos en la cabeza de tanto escucharlos a lo largo de la vida, aunque haya que estudiar un poquito”.

En estos seis años de acompañar a Iorio, claro, también han sido testigos del rechazo que generan algunas posturas del líder de la banda, porque, recuerda Gieco, “a veces no pudimos tocar: lo prohibieron”.

La tecladista lanza que “es muy fácil mirar la paja en el ojo ajeno. La gente debería hablar menos, y hacer más…”, y agrega al respecto: “Sabemos que es una persona para muchos polémica. Pero él tiene su historia, nosotros lo acompañamos. Hablamos ese tema, pero él nos dice que las cuestiones de él son de él, nosotros no quedamos pegados en sus decires o sus acciones. Él es así: siempre va a haber gente que esté de acuerdo y que no, la gente habla… Siempre habrá gente que no le guste, que prohíba… Lo importante es que él sigue tocando, cueste lo que cueste va y toca donde tiene que tocar”.

Gieco, se nota, aprecia a Iorio. Y es que su relación nació antes de la banda. “Desde chica, seguía a sus bandas”, dice, a pesar de que “mis papás curtían otra movida, rock nacional, folclore… No es que no me guste, y de hecho tengo mucha influencia de las bandas que se escuchaban en casa. Pero nadie me llevó a un recital de Hermética. Aunque me hubiera encantado”.

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Gieco cuenta que se acercó al metal muy chica. “Cuando era chiquita, tenía un VHS del festival BA Rock. Tocaban Color Humano, Pescado, Vox Dei. Y lo que más me gustaba era Billy Bond y la Pesada del Rock and Roll, le pedía a mis viejos que me pongan esa banda. Tenía 6 años”, se ríe. “El gusto por lo más pesado viene desde siempre… y no hay mucha explicación para lo que te eriza la piel”.

Ya más grande, “empecé a ir sola a los recitales de Almafuerte”, y al mismo tiempo, “mi papá había grabado con él ‘Río Paraná’, que está en el disco ‘Peso Argento’. Yo lo acompañé, y ahí empezó otra relación, yo lo conocí, empezamos a charlar, comenzó una relación más íntima y cariñosa. Y a partir de ahí, cada vez que iba a verlo me hacía pasar al camarín y me cuidaba. Se armó una relación más linda, de amistad, más paternal”.

“Mientras tanto, yo hacía mi carrera musical por mi cuenta”, cuenta Gieco. Maestra de música en una escuela, en un proyecto de orquestas juveniles para barrios marginados, la tecladista armó en 2016 una banda, Chulpa, con la que grabó un disco, “Vidala del monte”, de temas norteños reversionados de forma más metalera. La llamó Iorio y nunca pudo presentarlo en vivo, aunque “es un proyecto que me gustaría retomar”.

También grabó con Carina Alfie, poniendo teclados en uno de sus discos. Y Alfie grabó un disco con Iorio, “Atesorando en los cielos”, y cuando quisieron sumar un teclado, pensaron en Gieco. Iorio ya pensaba por entonces en generar una formación solista, y en esa formación quiso incorporar teclado y, otra vez, llamó a Joana. “Yo no entendía mucho”, recuerda. Y además, agrega, “no era fácil verme incorporando teclado a esos temas que los había escuchado sin teclado. Pero Ricardo me dio la confianza para que me pueda explayar”.

Claro: si bien Gieco cuenta que con el correr de los años en el metal se acercó a bandas metaleras con teclado como Nightwish, Sons of Apollo o Rhapsody, no es un instrumento muy usual en el metal argentino y en la discografía de Iorio. “Salvo El Reloj”, recuerda. “O Rata Blanca, pero no son tan pesados como a mi me gusta”.

“Por eso fue un desafío ponerle teclado. Pero creo que le dio un cierre a la banda, al sonido, interesante. Me gusta como quedan las dos guitarras con el teclado, no es porque sea la banda en la que toco”, se ríe.