“Moonage Daydream”: Bowie estalla en la pantalla

Se estrena en algunos cines argentinos, solo por un día, el documental sobre el ícono musical que se adelantó al siglo XXI

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Por PEDRO GARAY

pgaray@eldia.com

En tiempos de tanto documental adocenado, realizado bajo la misma matriz, con entrevistados cantando loas y material de archivo de fondo, Brett Morgen protagonizó un acto de valentía: quiso retratar a David Bowie, pero como dice el propio cineasta, “Bowie no puede ser definido. Él puede ser experimentado”. Y con esa premisa, durante cuatro años se dedicó a realizar “Moonage Daydream”, experiencia documental sobre la vida, obra y palabra del artista británico que se verá este jueves, y solamente este jueves, en algunos cines de la capital federal y alrededores.

Un intento por capturar lo inasible, por definir lo mutante: Bowie se encargó, a conciencia, de buscar constantemente, de mutar constantemente. “Moonage Daydream” es una biografía, en tanto refleja a ese hombre (hombre, robot, lagarto, alien, pansexual, ícono) en busca de su destino a lo largo de su carrera. Pero esa búsqueda es zigzagueante: Bowie encontraba regocijo en desencasillarlo todo, en transformarse y quebrar toda expectativa, paso a paso.

“Soy un coleccionista de personalidades”, apunta el cantante en esa cinta, en la que se recuerda que le gustaba ponerse al límite y en situaciones incómodas para ver cómo las superaba y no acomodarse. La encarnación del siglo XXI en 1971, como él mismo dice: si el siglo XX fue el siglo de la culminación del pensamiento científico y las categorías racionales, Bowie intenta desde “Ziggy Stardust” abrazar el caos, la multiplicidad, la contradicción y la falta de sentido.

 

Brett Morgen pasó cuatro años recopilando material dejado por Bowie

 

“Siempre estuvo por delante de su tiempo. Dice en la película que componía el siglo XXI en el año 71. Vivimos en un mundo de caos y él estaba creando esa banda sonora. Creo que estamos entrando ahora en la era de Bowie”, señaló el director, cuya cinta se estrenó fuera de concurso en esta 75 edición de Cannes.

Pocos jugaron con tantos estilos musicales y con la ambigüedad sexual como él, que sin embargo solía quitar importancia a las lecturas que se hacían de su atuendo: cuando un entrevistador le preguntó si los llamativos zapatos que llevaba eran de hombre o de mujer, él le contestó que eran simplemente zapatos.

“No me quería exponer al público y creé una serie de papeles. A veces se me fue de las manos”, reconoce Bowie, voz en off de “Moonage Daydream”. El artista, y no la música, se transformó en la obra. Y así, obra a obra, personaje a personaje, Bowie fue depurando su propia búsqueda. En un momento de quietud y satisfacción en su vida, parece encontrar el grado cero, la esencia. Pero él mismo lo duda: ¿no será aquella otra encarnación? Al final, sin embargo, entre personaje y personaje, entre búsqueda y búsqueda, Bowie va al encuentro de sí mismo: al principio, la obra era el artista; hacia el final de su vida, una muerte performática, con requiem incluido, la obra es el hombre (el robot, el alien…).

Así es que Bowie lo gambeteó todo: su proyecto artístico implicaba justamente desmarcarse de definiciones. ¿Cómo narrarlo? Brett Morgen, en definitiva, se pregunta lo mismo que Bowie: como asir lo inasible. Cómo iluminar el caos. Sin traicionarlo, sin encasillarlo.

Con coraje, sin esconderse del caos, responde también el cineasta, que imita la vida fragmentaria de Bowie con una estructura fragmentaria: Bowie narra su vida, pero con contradicciones, con idas y vueltas, sin conclusiones claras. Su música afirma a veces, y a veces contradice, sus manifiestos que con vértigo se disolvían en el próximo proyecto, el próximo personaje. Todo, acompañado de bellísimos hallazgos de archivo.

Pero, habíamos dicho, Morgen no proyecta un documental clásico, con declaraciones e imágenes que ilustran: la película es una especie de extenso videoclip, una experiencia audiovisual que abruma los sentidos con sus juegos de imagen, video, voces, letras, rock y atuendos glam. Imágenes del futuro presente: Morgen hace estallar a Bowie, en todas sus dimensiones, haciendo explotar su música en los parlantes y su imagen multiplicada en colores en la pantalla. Como le enseñó el artista, el espectador extraerá de esa experiencia, necesariamente cinematográfica, el sentido que quiera: como le ocurrió a Bowie, para quien “Ziggy era simple”, un juego, un alien que era una estrella de rock. “Pero el público proyectó otras cosas…”

Morgen pasó cuatro años recopilando material, fotografías inéditas, obras de arte y catálogos del patrimonio dejado por Bowie en este mundo. También trabajó con Tony Visconti en el diseño sonoro del filme. Fue un largo proceso. Brett Morgen requirió un total de cinco años de trabajo con el respaldo y la complicidad de la familia y los colaboradores de Bowie. “Moonage Daydream” es, en definitiva, una odisea cinematográfica a través de la obra creativa y musical de un genio multifacético, músico, artista visual, actor, ícono de la moda, que dejó un gran vacío en el mundo.

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