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Espectáculos |DESTACADO DE LA CARTELERA

“Un jardín lleno de flores”: mayores, actores de su vida y de su obra

Integrantes del grupo de creación escénica dirigido por Canela Corno, tienen entre 66 y 84 años y protagonizan una pieza creada en base a sus archivos biográficos

“Un jardín lleno de flores”: mayores, actores de su vida y de su obra

Los “viejis” de Canela corno que poetizan sus historias de vida en “un jardín lleno de flores”, que tendrá funciones los miércoles 1 y 8 de noviembre, a las 20, en la sala de teatro dynamo / Diego Chapay

30 de Octubre de 2023 | 02:45
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En la concepción de “Un jardín lleno de flores” hubo algunas circunstancias azarosas. Lo que comenzó, hace poco más de seis años, como un taller de teatro “convencional” abierto a la comunidad en el Centro de Residentes Correntinos, terminó llamando la atención de personas de más de 60 años que, contra viento y marea, habiendo atravesado circunstancias difíciles como la virtualidad que impuso la pandemia, siguieron adelante. El proceso derivó en un taller de creación escénica cuyos integrantes tomaron elementos de su propia vida para crear la obra que se estrena este miércoles a las 20 en Teatro Dynamo, 17 y 68.

En todo este proceso mucho tuvo que ver la guía de Canela Corno, la joven directora, actriz y performer a cargo de este grupo de personas de entre 66 y 84 años. Muchos de ellos se volcaron a la aventura teatral por primera vez, un sentimiento de debut que también abrazaba a Canela que, de manera “accidental”, trabajaba por primera vez con adultos mayores, algo que le “encantó”, según dice, orgullosa con lo logrado.

“Al principio, generábamos ficciones o trabajábamos en entrenamiento actoral como hago con cualquier taller que doy, más allá de la edad”, cuenta la directora sobre cómo fue la dinámica de los dos primeros años del grupo que cerraba cada temporada con una muestra en la que, en general, interpretaban escenas de obras de autor que ellos elegían pero “reeditadas” bajo su mirada.

Esta metodología de trabajo se cortó con la pandemia. Por ser los protagonistas integrantes de uno de los grupos más vulnerables, cuando todavía no estaban las vacunas contra el Covid-19, los encuentros se interrumpieron. Pero cuando la virtualidad comenzó a ser la única alternativa, Canela volvió a ser convocada para retomar el taller desde Zoom. “En realidad, eran videollamadas por WhatsApp porque no sabían ni cómo se instalaba ni cómo se usaba esa aplicación”, revela.

Y así, aún con la dificultad que eso implicaba, empezaron a tener clases por teléfono. Canela iniciaba las conversaciones que se fueron convirtiendo en algo que iba más allá de lo teatral. “En un momento me di cuenta que la clase era más que nada para encontrarnos. La mayoría de las personas no tenían actividad durante todo el día, estaban solas, y tenían mucha necesidad de hablar de cómo se sentían, de sus cosas”, recuerda.

Canela, que por ese entonces estaba tomando clases de biodrama con Marina Otero, no tardó en advertir que esa dificultad que encontraba a la hora de intentar enseñarles actuación por videollamada se borraba cuando las propuestas tenían que ver con escribir sobre sus archivos biográficos, o hacer pequeños trabajos relacionados con sus historias de vida.

Entonces, el taller de teatro “convencional” pasaba a ser un taller de creaciones de todo tipo, desde textos y audio relatos hasta videos con los que la brecha generacional se empezó a borrar. “Me di cuenta que empatizaba un montón con lo que me contaban y que estaba mucho más cercano a mí de lo que yo creía: me di cuenta que en realidad ellas lloraban por su papá igual que yo estaba llorando por mi papá, en el mismo nivel”, cuenta Canela.

Con el objetivo fijado, cuando se volvió a la presencialidad comenzaron a encontrarse en el Parque San Martín, y ya para diciembre de ese año, y con el grupo vacunado, planearon una muestra que sería bisagra.

“Yo no tenía ningún trabajo que no sea todo lo que habíamos hecho a través de WhatsApp, entonces se me ocurrió armar escénicamente una especie de performance en la que íbamos a mostrar todo eso que habíamos elaborado”, recuerda.

El público ingresaba a la sala y se sorprendía con audio relatos y videos que se proyectaban en una pantalla gigante, mientras los protagonistas de cada una de esas historias compartidas se hacía presente en la escena y era una especie de espectador de su propia vida. Anécdotas de sus abuelos, de sus padres, de sus maridos, de sus hijos conmovieron hasta las lágrimas a los presentes, en su mayoría, familiares.

Fotos, canciones y cuentos hacen de esta obra un gesto poético

“Me acuerdo de hijos y nietos que se acercaron a decirme ‘yo esto no se lo escuché nunca en mi vida contar a mi abuela o a mi mamá’, entonces era gente grande súper conmovida porque nunca habían escuchado que hablaban de ellos como bebés o del parto. Había hijos que no podían creer lo que estaban viendo”.

Para Canela, hay algo más profundo y que va más allá de su grupo teatral. “Me parece que hay un punto en el que ellos han crecido y que no han tenido espacios para contar sus cosas. Entiendo que pasa eso con la vejez, que la gente joven empieza a no querer escuchar, se empieza a desinteresar de esas historias”, dice.

Con esas historias “guardadas bajo siete llaves” comenzó a germinar “Un jardín lleno de flores”, el primer gran proyecto de este grupo en base a sus archivos biográficos.

“Volvemos a sorprendernos con las emociones que el tiempo tapó y las amplificamos para convertirlas en expresión. Pensamos que no hay tiempo perdido para vivir y volver a vivirnos. Somos flores perfumadas a nuestra manera y por eso seguiremos haciendo de las nuestras porque la edad no nos importa”, dicen “los viejos de Canela” en su manifiesto. Ellos son: Antonio Bredice, Miguel Doti, Mercedes Susana García, Alicia Rene Garraffa, Marta Liliana Guardis, Susana Teresa Macchia, Luisa Amanda Paiz, Oscar Peralta, María de Santa Eduviges, Luisa Tartaglia, Ana María Viera y Emilia F. Viera.

Fotos color sepia, entrevistas en profundidad, canciones y cuentos, son algunos de los ingredientes que hacen de esta obra un verdadero gesto poético.

Con música original de Guido Dalpone, diseño de iluminación de Agustina Palermo, asesoramiento en vestuario de Aldana Dante, diseño de imagen de emb0y, producción de Ignacio Pereyra, asistencia de dirección de Erica Basaldella y dramaturgia y dirección de Canela Corno, “Un jardín lleno de flores” tendrá una nueva función el miércoles 8 de noviembre también a las 20 en la misma sala. Las entradas se pueden reservar por Alternativa Teatral.

 

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