Una campaña sin grandes promesas pero con eje en “resistir” la vuelta de la derecha

La dura derrota que le asestó Juntos por el Cambio al oficialismo en las primarias de Santa Fe, tercer distrito electoral del país, encendió todas las alarmas en el comando de campaña de Unión por la Patria, que ahora apuesta a “fidelizar” el voto peronista con gestos de “unidad” y con la intensificación de la “campaña del miedo”, pero con las limitaciones que le impone la realidad: una persistente caída del poder adquisitivo y una escasez en las reservas del Banco Central, que reanimaron la escalada del dólar blue.

Lógicamente el movimiento de la divisa preanuncia más nafta para la inflación en el corto plazo, el mismo efecto que gatillarían las medidas que estudia implementar Economía para dar cierre a la demorada negociación el FMI, como un nuevo tipo de cambio diferenciado para el agro y un encarecimiento de las importaciones.

Es probable, por ello, que en julio rebote el Índice de Precios al Consumidor y, más allá que sea informado la semana posterior a las elecciones del 13 de agosto, no podrá ocultar la sensación en los bolsillos; los últimos informes de CAME ya dan cuenta de la retracción en el consumo.

Es este contexto el que impidió a Sergio Massa realizar anuncios rimbombantes en su reciente visita a la CGT, donde se llevó un respaldo que sólo podrá capitalizar a nivel interno ya que la foto en el salón Felipe Vallese no colabora con la misión que le encomendó Cristina, esto es, atraer al votante “moderado” que repele a figuras como Pablo Moyano y a los “Gordos” que desde hace décadas conducen la central obrera.

Fue por eso que el discurso del ministro de Economía del pasado miércoles lució ambiguo e incluyó temas espinosos como la incidencia del salario en la puja distributiva -en privado los jefes gremiales sólo piden bajar la inflación- o el proyecto cristinista para “articular” los subsistemas de salud, incluidas las obras sociales, que rechaza la central de calle Azopardo. Pero hoy entre los jefes gremiales prima la urgencia “de la unidad” para intentar hacer competitivo a un oficialismo que llega a las elecciones primarias en un escenario por demás complejo, y, así, aventar los temores a una derrota histórica.

Las promesas de medidas que alimenten la demanda y hagan lugar a reclamos sectoriales quedarían para después de las PASO, donde habrá “otra campaña” rumbo a las generales. El apoyo que sectores del oficialismo vienen dando a la fórmula “mayoritaria” de UP, como los movimientos sociales, no hacen otra cosa que invisibilizar la precandidatura de Juan Grabois. En el citado encuentro el triunviro cegetista, Héctor Daer, se refirió al dirigente social “como el otro compañero” que aspira a competir en las primarias.

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Pero candidatos como Massa o el propio Axel Kicillof no dudan en subir “al ring” a opositores como Patricia Bullrich y Horacio Rodríguez Larreta a quienes acusan de querer quitar derechos laborales, ajustar la educación y paralizar la obra pública. En el propio hall del búnker de campaña de UP queda clara la estrategia del oficialismo en la etapa proselitista: junto a imagen de San Martín, se lee su histórica frase: “Cuando la Patria está en peligro todo está permitido, excepto no defenderla”. Es decir, hay un llamado a unirse en “resistencia” al fantasma del ajuste que le adjudican a todo el arco opositor.

Si bien Massa intenta atraer a sectores del perimido FdT para reforzar su propia estructura aún su figura es rechazada por los sectores más ideologizados del oficialismo. Ayer, por ejemplo, la esposa de Julio De Vido, Alessandra Minnicelli, salió a cuestionar a Economía por prorrogar hasta fin de año las concesiones de tres represas hidroeléctricas patagónicas que habían sido privatizadas durante el menemismo.

Bullrich, Larreta y córdoba

La defensa ante los ataques del kirchnerismo sirven al mayor armado opositor para enmascarar grietas internas que quedaron expuestas como nunca en la carrera hacia las PASO. Este domingo podría registrarse un nuevo impasse en esta confrontación si es que Larreta y Bullrich deciden acompañar al radical Rodrigo De Loredo, quien competirá por la intendencia de Córdoba.

Se trata de un comicio de una capital provincial que ha sida “nacionalizado” por la importancia que le da JxC a un distrito donde pisa fuerte -en 2015 le hizo ganar el balotaje a Mauricio Macri.- pero que también puede ser la cuna del “frente de frentes” con el que vienen coqueteando el alcalde porteño y el gobernador Juan Schiaretti. El candidato a viceintendente por la fórmula del denominado “cordobesismo” es Javier Pretto, un dirigente del PRO que asegura que el 13 de agosto votará por Larreta. Sin embargo, el jefe de Gobierno porteño debe respaldar a la fórmula de JxC que es encabezada por un dirigente de “Evolución”, la interna de la UCR que conduce su socio Martín Lousteau.

Larreta viene de mostrarse fortalecido durante la semana por el triunfo de un aliado como Maxi Pullaro en Santa Fe, con quien volvió a encontrarse el último miércoles en Rosario para presentar sus propuestas para mejorar la seguridad. Sigue pregonando que, tal como ocurrió en la provincia litoraleña, es conveniente avanzar en un armado plural con el objetivo de consensuar las reformas que necesita el país para escapar de la crisis.

Mientras, Macri decidió correrse de la campaña tras haber respaldado a Carolina Losada, la gran derrotada de los comicios de hace una semana. Parece difícil que antes de las primarias haga público su apoyo a Bullrich, más allá del núcleo de coincidencias que lo une a la precandidata sobre la velocidad y la profundidad “del cambio” que necesita Argentina y las decenas de dirigentes de su confianza que la acompañan desde hace meses.

“Hay un pacto de respeto entre ambos pero sabe que Patricia no se va a dejar conducir. Mauricio está más interesado en lo que sucede en la elección en CABA. Esa es su pelea”, explicó un dirigente que trabaja en la campaña de Bullrich.

“Bajar un cambio”

Sorpresivamente los candidatos de la lista que encabeza la extitular del PRO salieron a pedirle a sus rivales internos “bajar un cambio” en la disputa para no comprometer la “unidad” de JxC. De todos modos, la precandidata durante la víspera salió a confrontar, mediante un nuevo spot, contra quienes la acusan de fomentar la violencia. Más allá del obvio cuestionamiento al oficialismo, también hubo un tiro por elevación al tándem Larreta- Gerardo Morales que viene criticando su propuesta de imponer el orden “a los gritos”.

El principal desafío que tiene el armado opositor será evitar los golpes bajos -la comparación de la crisis del 2001 con un eventual gobierno de Bullrich o la chicana que asemeja el proyecto larretista al de Massa son sólo algunos ejemplos- para evitar un eventual quiebre a partir del 14 de agosto. Sólo la unidad le daría chances de regresar al poder.