“Temas propios”: tocar la guitarra todo el día

Guillermo Rocamora estrena una cinta autobiográfica sobre un joven que busca su lugar en la música, uno de los estrenos de la semana

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Volverse adulto es desengañarse, y así le ocurre al protagonista de “Temas propios”, un joven que busca su rumbo entre la música y las exigencias familiares cuando la realidad lo lleva a darse tremendo porrazo contra el piso.

Una película “uruguatina, mitad uruguaya, mitad argentina”, dice su director, Guillermo Rocamora, en diálogo con EL DIA, que, protagonizada por el platense Diego Cremonesi, llega hoy a las salas locales contar un drama familiar “para la generación de los padres y de los hijos”.

Y es, reconoce Rocamora, “bastante autobiográfica”. “Cuando mis papás se separaron, mi hermano tenía 17 y 12. Mi hermano tenía una banda, e invitó a mi papá a tocar: era una banda de pibes de 17 años con un baterista de 42. Esa fue la génesis del proyecto”, relata. Y menciona otros puntos de contacto entre su vida y su película: “Mi mamá toda la vida dio clases en inglés en el garage de mi casa. Y toda la vida tuve una relación muy linda con mi hermano”. Después, entró la ficción, claro, para narrar la historia de Manu, empujado a estudiar en la universidad por su madre, pero que quiere tocar la guitarra todo el día. Separados sus padres, pasa los días con el papá en un local abandonado, lejos de las exigencias maternales, y termina forjando su primera banda, en la que se suma el bajo de su padre. Pero esa decisión le lleva a darse cuenta de algunas realidades que no quería ver.

“Son personajes que conozco muy bien, conozco sus perfiles, sus reacciones”, dice Rocamora, que se lanzó a hacer su “especie de autobiografía” ahora, tras realizar un largometraje, “Solo”, y dos documentales, en la primera década de su carrera. Es, dice, a causa de “la madurez”: de alguna forma, “Temas propios” es una especie de punto de llegada de su propio coming-of-age, su propio relato de aprendizaje y crecimiento.

“La madurez me trajo un par de cosas: la fortaleza para hacer una película así, con varios personajes, con el desafío de pintar a mi familia, y con la fuerza para ir atrás de una voz mía”, cuenta el cineasta, y explica que en esta etapa de su carrera consiguió sentirse “con la seguridad de ir atrás de lo que yo quería contar, y no de este o aquel festival, o del público: me permití tratar de encontrar mi voz. Siento que mis películas anteriores estaban más encorsetadas, que iban atrás cosas que conocía, de referencias de la época, de las formas que estaban de moda en ese momento… Por la inexperiencia, claro”.

“Esta película, con su humor para narrar esas cosas importantes, siento que representa mejor quien soy yo. Pero para eso necesitaba un recorrido, hay cosas que necesitan tiempo”, agrega. En ese sentido, el tono de la película es un reflejo de su forma de ver el mundo, dice: una comedia dramática, algo que “tiene que ver con quien soy yo: soy de los que cuenta algo dramático, pero meto un chiste. Para descontracturar”.

Y, por supuesto, con música, algo que lo ha rodeado toda su vida. En la película, está la banda del hijo. Luego, cuando se da el cisma, aparece en escena la vieja banda del padre, Los Automátas. Y también suena, con cierto aroma indie, la banda del interés romántico de Manuel, interpretada por Ángela Torres. Cada banda ficcional tiene su propio sonido.

“Yo soy muy ‘Durazno y Convención’: Jaime Roos, Rada, Cabrera. Ese es mi universo, entonces no tenía herramientas”, confiesa Rocamora sobre este universo sonoro que se despliega para cada banda de “Temas propios”. Por eso, convocó a Juan Campodónico y Martín Rivero, dos músicos uruguayos, para trabajar la construcción de las identidades musicales. Con una premisa: “Cuando escribí el guion, lo crucial era que la banda del padre y la del hijo tuvieran cierto punto de contacto: que el hijo idolatrara un poco al padre, a su música, para que eso justificara la invitación a la banda, y el que el padre tuviera lugar en la banda, que no fuera un grupo de hip hop latino”.

Con Campodónico y Rivero construyó entonces a Los Autómatas, que suenan alrededor de “Psychosound”, de Los chicos eléctricos; mientras que dos temas de Niña Lobo, banda indie uruguaya, ayudan a narrar a la banda de Manu y de su chica: “No soy yo” y “Ser el mundo”. También suenan por la película “Ella vendrá”, de Palo Pandolfo, y el himno noventoso de Gianluca Grignani, “Mi historia entre tus dedos”.

Música y letra se entrelazan íntimamente con la historia. “La letra de ‘No soy yo’, por ejemplo”, dice el director, “va muy bien con lo que atraviesa el personaje, que no sabe quién es, que le habla a un tercero que yo siento que es el padre. Hay algo ahí que se dio casualmente, gracias a la profundidad que traía la letra”.

 

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