Rapo: el arte de estirar los instantes

Compuesta con sampler, su música forma parte de diferentes proyectos audiovisuales y escénicos. El jueves presenta su disco

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Rapo es Juan Francisco Raposeiras y forma parte de la estadística de los jóvenes que llegan a estudiar a La Plata y no se vuelven más. Nacido en Esquel, y radicado en esta ciudad desde que comenzó su formación en programación, se define como un “diletante musical desde temprana edad”. A lo largo de los años fue moldeando un perfil influenciado por los sonidos de la escena internacional de los 90. Como sampler composer, su música suena en diferentes plataformas pero también es parte de proyectos colectivos, desde cortometrajes hasta obras de teatro, danza y performance. El jueves presentará su disco: “Lo que escucho también es pensamiento”.

La música de Rapo suena “a muchas cosas”, dice él, en diálogo con EL DIA. “Hay desde grabaciones de la calle, improvisaciones grupales, a música más electrónica experimental”. Y mucho ritmo. La mejor prueba es su último lanzamiento, según él, su “humilde intento de homenaje a la música que me gusta escuchar”: menciona al “braindance” (baile de la cabeza) o al “IDM” (música inteligente bailable), géneros en los que encontró por primera vez que la música podía regalarle momentos de placidez.

Inquieto, no le gustan las clasificaciones. “Me gusta pensar que la música no sea unidireccional, que no te dé todo. Más bien que sea como un automóvil que te subís y vos elegís hacia donde ir, que tenga espacio y que puedas derivar”. Una libertad que no solo aplica a la escucha sino también a la creación.

“En general también prefiero no saber mucho qué estoy haciendo, dejarme llevar. Como un principio de incertidumbre en vez de certezas”, explica sobre cómo se involucra en su proceso creativo.

Un proceso creativo que puede empezar en cualquier lado, a partir de cualquier situación, para una “esponja” como se autodefine. “Siento que todo sonido ya es un artefacto artístico, desde un grito en la calle, un pájaro o el sonido de un auto frenando”, cuenta Rapo y da una pista sobre dónde radica el arte de su profesión: “Poder hacer que ese algo de dos segundos dure tres minutos, e interpolarlo con otras cosas, me parece hermoso: estirar un instante, hacer que dure más”.

Juan Francisco creció en una familia en donde sonaba tango, jazz y folclore, y a los tres años pidió una guitarrita de madera como regalo de cumpleaños. De más grande se enamoró del punk, el portal de acceso al mundo que hoy transita: “La distorsión de la guitarra y el volumen alto me generaban unos efectos y afectos en el cuerpo que creo que es lo que busco ahora con lo rítmico. Algo que te descoloque, que te haga olvidar de vos mismo y te transporte hacia un otro lugar”.

Ya en La Plata, incursionó como bajista. Formó parte de proyectos de blues, rock y experimental como Sálvese Quien Quiera, la banda que le dio la formación que no le dio la academia.

un universo infinito

Al unierso del sampler -herramienta electrónica que se usa para crear música a partir de grabaciones sonoras, o samples, que el usuario carga o graba en el dispositivo- llegó seducido por las posibilidades de creación. “Es infinito esto de agarrar un pedacito de algo que grabaste, estirarlo, repetirlo, yuxtaponerlo, armar cosas con grabaciones encontradas o grabar cosas para después mezclarlas con otras cosas como hacer collage: eso me parece que es muy potente”.

Rapo ha sido parte de diferentes proyectos de experimentación musical, y ha integrado el elenco de diversos proyectos de cine, danza y teatro: en este momento, de hecho, le pone música en vivo a “Abrir los ojos destruir el mundo”, escrita y dirigida por Brai Kobla que se ofrece los martes en la planta alta de Estación Provincial. En estas experiencias, Rapo encuentra el abrazo que compensa el aislamiento y la concentración que necesita para componer: “Son proyectos fundamentales, me aportan mucha satisfacción”, dice.

De forma individual ha publicado música en sellos de París, Kansas y Buenos Aires. Y ahora llegó “Lo que escucho también es pensamiento”, producido y mezclado por Fraxu y con el mastering a cargo de Maqueta.

Integrado por ocho tracks que incluyen intro y final, Rapo planta bandera desde el título del álbum, que es también el nombre de una canción: “Viene rodeado de esa sensación cuando escucho esos géneros de los 90, es como que mi cuerpo quiere contar los compases, las vueltas, pero hay tanta polirritmia y síncopas que se pierde y es algo placentero. Es algo bastante primitivo pero con una sensación muy gratificante. Siempre me dibuja una sonrisa esa escucha”.

La presentación del material en vivo será el 21 de noviembre en “Imprevisible”, un ciclo que se hace los jueves en el Imaginario Cultural en el porteño barrio de Almagro, y por el que han pasado artistas como Maia Koening, Fraxu, Trópico, Max Jeringa. Será una noche “bien platense”, dice Rapo, en tanto compartirá la fecha con Zencilia Ming, artista que durante mucho tiempo vivió en La Plata.

 

Rapo
Juan Francisco Raposeiras

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