David y Aquiles: respeto y admiración mutua
| 17 de Julio de 2024 | 04:00

Aquiles Martínez Civelli y David Kraiselburd. Además de respeto mutuo y de las afinidades en el campo de las ideas se convirtieron en grandes amigos y hasta con sus familias compartieron vacaciones en un pequeño caserío de Córdoba sobre el cual en Internet se pueden encontrar referencias buscando: "Un antiguo pueblo anarquista abandonado en Córdoba: Cerro Negro".
Aparentemente coincidieron en llegar a la misma conclusión: "Habían luchado por la concreción de una maravillosa utopía, pero utopía al fin". A partir de esa premisa redujeron sus ambiciones y se conformaron con luchar por una sociedad con igualdad de oportunidades para todos.
Siguieron vinculados al sector libertario que era denominado como anarcosindicalista, que se oponía al uso de la violencia pero se proponía modificar toda la estructura social. Reconocieron que para ello existían distintos caminos como el reemplazo del Estado por una organización estructurada a través de los sindicatos por actividad cuyas seccionales debían estar sometidas a asambleas cuántas veces lo requiriera un número determinado de sus miembros.
Eran decididamente anti comunistas sosteniendo que reemplazar a todos los patrones por un solo patrón que a su vez sea jefe del único partido y comandara las Fuerzas Armadas terminaba siempre en una dictadura a la que Lenin falsamente llamaba "del proletariado".
En esencia, eran enemigos de todo autoritarismo compartiendo el respeto por Jacobo Prince un intelectual anarquista platense que integraba el Consejo de Redacción de la revista libertaria Reconstruido que cada día meses se distribuía en Argentina y otros países. En esa tarea lo acompañaban, entre otros, Luis Danussi que fue Secretario General del Sindicato Gráfico Argentino hasta 1966 que renunció en discrepancias con miembros de la comisión directiva a quienes culpaba de haber apoyado el golpe del General Onganía en 1966.
En lo estructural Jacobo Prince sostenía que el corporativismo fachista y la organización soviética ruda tenían muchos parecidos.
David admiraba la coherencia y el compromiso ético e ideológico de Martínez Civelli. Citaba como ejemplo que cuando en 1956 fue designado delegado normalizador de la Facultad e Ingeniería de La Plata, convocó a concurso para designar a todos los profesores y considerando que de alguna manera él era una autoridad no elegida se inhibió de presentarse aunque creyendo que se despedida de la universidad que tanto amaba, aunque en dos ocasiones fue candidato a rector de la Federación Universitaria y en 1966 no resultó elegido por una mínima cantidad de votos. En las dos ocasiones les dijo a los profesores y estudiantes que lo apoyaban que no se sentía cómodo porque en la universidad había muchos catedráticos competentes y de valor pero que si su nombre había servido para unificar posiciones, lo usaran.
En una reunión con dirigentes de la Federación Universitaria que parecían condicionarle el apoyo a la designación de un Secretario General de la Universidad, les contestó: "reformen el Estatuto y que la Asamblea Universitaria designe al Secretario General".
Se dedicó al mantenimiento de las viejas máquinas de las entonces pequeñas usinas agrupadas en la Federación Argentina de Cooperativas Eléctricas (FACE). Era una forma de ratificar su creencia de que el derecho de propiedad debía ser limitado y en muchos casos convertido en social lo que estaba lejos de significar estatal, según su criterio.
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