El desafío de sostener al DT

En tiempos exasperados, de ánimos crispados, donde el “que se vayan todos, que no quede ni uno solo” es un canto de guerra a flor de labios, la realidad tripera muestra que el hincha separa de casi todas las críticas al entrenador Marcelo Méndez. Lo ven, casi, como el único punto de anclaje para un proyecto de pueda despegar en el fútbol tripero.

Después de mucho tiempo de sentir la permanencia en primera división como un curso de supervivencia, la llegada de un DT ambicioso, con un fútbol dinámico con el arco de enfrente como objetivo primordial trajo frescura y la sensación general de otros objetivos deportivos posibles. Además de la propuesta generosa, los resultados avalaron, con cuatro triunfos, un empate y una derrota en los seis primeros partidos del ciclo.

Sin embargo, las ilusiones triperas chocaron con un mercado de pases escaso y tardío, que no tuvo el pulso para interpretar las necesidades de potenciar un equipo que quizá estuvo cerca de su techo en la novedad de los primeros partidos, además de brindarle al entrenador las variantes necesarias ante las salidas de algunos suplentes importantes como Felipe Sánchez, Eric Ramírez y -en menor medida a partir del pulgar abajo del propio Méndez- Guillermo Enrique, Yonatán Rodríguez y Federico Milo.

Las cuatro derrotas en fila, en especial la goleada sufrida frente a Estudiantes, terminaron por minar la confianza en un proceso dirigencial que se enamoró del rumbo inicial y profundizó desaciertos en los mercados de pases, donde no solamente brilló por su ausencia un salto de calidad, sino que llegaron algunos jugadores “para completar plantel”, algo demasiado parecido al mercado de enero, cuando de diez incorporaciones solamente Juan de Dios Pintado tuvo continuidad y un rendimiento acorde al calificativo de refuerzo.

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Por eso, las críticas de los hinchas se dirigen al área Fútbol profesional y muchos pidieron la cabeza del gerente Marcelo Gauna. De hecho, socios pidieron mediante una nota su remoción del cargo. ¿Cambia algo sin Gauna? La respuesta es no. Sería solamente un fusible, sin atacar la raíz del problema: la desinversión en el plantel profesional.

Con justa razón, desde la dirigencia se defenderán con la compra de Matías Abaldo que ratifica un proceso de capitalización iniciado con la llegada del propio Pintado, para que en el futuro las fuentes de ingresos no sean solamente las transferencias de los jugadores surgidos desde el semillero. Ahora bien, la realidad marca que una inversión de 2 o 3 millones de dólares no alcanza para competir con clubes con una mayor billetera o con mayor impunidad para las deudas. Gimnasia pasó de no pagarle a nadie a quedarse sin comer para ajustarse y no salir del presupuesto.

Al margen del presupuesto, también está el ojo para los refuerzos. Yonatán Rodríguez salió mal, pero Gimnasia apuntó a comprar al 5 de Nacional de Montevideo. Otro que salió mal es Cristian Colmán, quien nunca encontró la forma física y ha ido de lesión en lesión. Ahora bien, sacando a los arqueros (Ledesma jugó apenas un par de partidos y Kadijevic recién fue al banco por primera vez el lunes ante Central), ¿por que funcionarían bien el resto de las incorporaciones? Repasemos: Federico Milo vino de Sport Boys, Gustavo Canto de Central Córdoba, Matías Ramírez era suplente en Banfield, David Zalazar (que muestra cosas interesantes) vino sin continuidad de Barracas Central, Franco Troyansky jugaba poco en Lanús. Y ahora se repitió la fórmula con Brian Blasi (aún no debutó, vino de Nacional de Paraguay) y con Juan Cruiz Esquivel, suplente en Tigre. Algún jugador se puede recuperar. Tantos, es pura cuestión de fe.

Mariano Cowen

Sin herramientas, para cualquier entrenador el fútbol se hace cuesta arriba. Para un técnico ideologizado en pos de atacar, más aún, porque siempre es más sencillo destruir que construir. Gimnasia viene de cuatro derrotas consecutivas y los hinchas no le apuntan al DT. Al contrario, el gran temor es que se canse y pegue el portazo o que los resultados se vuelvan insoportables. Leonardo Madelón y Chirola Romero, que pasaron momentos difíciles en el último año y medio, no perdieron nuca semejante cantidad de encuentros consecutivos. Hay que irse hasta el final del ciclo de Darío Ortíz y los primeros partidos con Diego Maradona al frente para encontrar una cifra mayor de derrotas: cuatro del Indio y tres de Diego hasta el triunfo ante Godoy Cruz 4-2.

Por eso, el desafío de la dirigencia de Gimnasia es sostener al cuerpo técnico aunque no haya una recuperación inmediata en Avellaneda o ante River. Son dos partidos muy complejos antes del choque ante Barracas Central por la Copa Argentina, una ilusión para el Lobo ahora que desde el vigésimo puesto las ilusiones de Copa Sudamericana se ven bastante más lejanas que hace un par de meses.

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¿Cómo se sigue? En medio de un mar de rumores, crece la chance de que la CD, golpeada desde todos los flancos, asuma riesgos económicos en pos de lo deportivo con la búsqueda de refuerzos fuera del presupuesto original. Además del delantero, la búsqueda apuntaría a un generador de juego (alternativa y reemplazo para esta ausencia de un mes de Pablo De Blasis) y algún jugador más que permita potenciar a un plantel carente de competitividad interna. Y con expectativas y números que irían más allá de la austera ideal original.

Así, el gobierno del club trataría de brindarle mejores variantes a su entrenador en busca de los resultados perdidos. Entre movilizaciones a la sede, amenazas, insultos, panfletos, solicitudes de Asamblea y pedidos de renuncia, urge una reacción de la Comisión Directiva y mejorar el plantel sería tratar de apagar el incendio desde los resultados deportivos, para tratar de barajar y dar de nuevo. Y que más allá de los balances, hay pasiones atadas a los resultados y Gimnasia no los ha conseguido en 18 meses. Es ahora y es con Méndez. ¿Habrá golpe de timón?