De una cálida sobremesa familiar, a una pesadilla en La Plata

En los primeros minutos de la madrugada de ayer, en un sector rural de la Ciudad, donde una familia platense tiene su residencia, dos delincuentes encapuchados, con guantes y armas de fuego, convirtieron una sobremesa en una nueva experiencia de terror.

Pasó en la localidad de Los Hornos, sobre las calles 60 y 182, lugar en el que ya hubo otros episodios de inseguridad, al menos uno de ellos, con ribetes alarmantes.

En esta oportunidad, se informó que dentro de la finca se encontraban cerca de 20 personas, las cuales terminaron amenazadas y encerradas en distintas dependencias del lugar.

Afortunadamente, en esta ocasión no hubo que lamentar heridos, al margen de lo violento que significó para el ánimo de los presentes la irrupción del dúo delictivo.

Los voceros indicaron que el botín estuvo compuesto por dinero en efectivo y, algunos otros elementos de valor.

Lo que no pudieron llevarse, pese a que lo intentaron, fue el coche de uno de los dueños.

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El llamado al 911 motivó la presencia de una comitiva policial, aunque los ánimos estaban muy caldeados y esa comunicación fue al solo efecto de informar lo ocurrido, sin intenciones de soportar peritajes ni otras medidas judiciales en la escena.

CONTEXTO COMPLICADO

En los últimos meses, la zona rural de La Plata ha sido escenario de una seguidilla de robos, que genera preocupación, tanto entre productores agropecuarios como entre los vecinos de diversas localidades del partido.

Este fenómeno, que afecta especialmente a campos y viviendas alejadas de los centros urbanos, ha desatado una ola de inseguridad que parece no cesar.

Los referentes de la zona han señalado que la falta de patrullaje en esas áreas alejadas, combinada con el aumento de la actividad criminal, ha dificultado la prevención delictual.

“Los caminos rurales son de difícil acceso para los patrulleros y muchas veces el tiempo de respuesta ante un robo es demasiado largo. Esto genera un vacío de seguridad que los delincuentes saben cómo aprovechar”, agregó el portavoz.

Como se dijo, esta situación de indefensión no solo afecta a los productores. Las familias que habitan en las zonas rurales también se sienten vulnerables, ya que los robos suelen ocurrir en viviendas aisladas.

En muchas ocasiones, los delincuentes no solo sustraen objetos de valor, sino que, en algunos casos, intimidan a los habitantes de las casas.

El crecimiento de este tipo de delitos ha generado también un malestar social creciente. “Nos sentimos abandonados. Vivir en el campo, que siempre fue tranquilo, ahora se ha convertido en un riesgo constante”, comentó un poblador de la localidad de El Peligro, quien lamenta la falta de respuestas por parte de las autoridades.

EN ÁREAS URBANAS TAMBIÉN PASA

En las últimas horas, se produjeron otros episodios de inseguridad en sectores que no son tan alejados como el anterior, aunque se encuentran bastante distantes del Centro. Por ejemplo, en City Bell, en 450 esquina 21 D, un hombre de 75 años denunció haber sido blanco de un asalto cuando dormía la siesta con su pareja.

Fueron tres sujetos quienes se colaron en su vivienda para exigirles dinero, dólares y armas.

Fue por ello que comenzaron a revisar toda la casa, ocasionado desorden y destrozos, para escapar con efectivo y dos teléfonos celulares.