Un colador
Edición Impresa | 5 de Octubre de 2025 | 06:42

Por DAMIÁN
Villa Elisa
Suelo clasificar a las personas según la magnitud de sus problemas. Lo que cada uno percibe como problema marca el techo de sus capacidades. Quien solo tiene problemas pequeños, jamás llegará a los grandes. Por eso —y dado que problemas siempre habrá— elijo no preocuparme por pequeños problemas y reservarme para los grandes, que al menos resultan más emocionantes.
Lo inquietante es que mi teoría no parece funcionar en mi matrimonio. Nuestro último “problema” fue el colador de aceite usado: utensilio útil pero cruelmente vilipendiado por mi esposa y degradado a la categoría de “lo tiro a la basura en cualquier momento”. Un día su sentencia se ejecutó, desatando acaloradas discusiones filosóficas en el seno de nuestro pacífico hogar.
¿Cómo siguió esto? El domingo pasado al mediodía, estimulado por la hiperglucemia de media docena de facturas, cargué a mi señora y a mi perro en el auto y recorrí todo Villa Elisa hasta dar con un negocio abierto donde comprar un colador. Finalmente, sintiéndome un Napoleón triunfal cruzando el Arco del Triunfo, regresé a casa con mi glorioso colador nuevo.
Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE