La difícil tarea de abrazar el vacío
Edición Impresa | 6 de Abril de 2025 | 02:58

“Los llanos” es una obra cargada de reflexión existencial, una exploración profunda de la soledad y la introspección humana. Publicada en 2020 y finalista del Premio Herralde de Literatura, la novela escrita por Federico Falco nos sumerge en un espacio donde el aislamiento y la rutina diaria son los elementos esenciales que, más que narrar acontecimientos externos, se concentra en las tensiones internas del protagonista.
La trama de la novela persigue a un escritor que, después de una ruptura amorosa, decide alejarse de la urbe y mudarse a una casa en el campo. Aislado, su única compañía son los paisajes desolados y el lento paso del tiempo. El narrador se dedica a tareas cotidianas como el cultivo de su huerta, sembrando zapallos, lechugas y achicorias, pero en su vida en solitario también enfrenta los fantasmas del pasado y la constante reflexión sobre lo que fue su relación.
Así, la historia transcurre en una especie de suspensión temporal, donde las acciones diarias se entrelazan con las meditaciones del protagonista, quien intenta encontrar sentido a una vida que parece detenerse en la repetición de gestos mundanos.
A través de estos pequeños y -en ocasiones- repetitivos actos, Falco ofrece una mirada sensible y precisa de las emociones del protagonista, quien se enfrenta a un duelo, pero también se sumerge en la incomodidad de la soledad y la búsqueda de significado en su propia existencia. A lo largo del relato, el escritor se ve obligado a confrontar las huellas del pasado, los recuerdos de la relación que se ha ido y la añoranza de algo más que no sabe si podrá encontrar.
Al ritmo del ciclo de las estaciones del año -de la quietud del invierno y del agobiante verano- el autor logra construir pequeños gestos, momentos de silencio y de desconcierto, donde las emociones se deslizan con sutileza entre lo mundano y lo profundo.
LA CONSTRUCCIÓN DE LA OBRA
“Los llanos” es una novela minimalista en términos de su acción pero rica en contenido emocional y psicológico. No se buscan giros narrativos ni eventos deslumbrantes, sino que se concentra en la profundidad de los sentimientos; en la lucha interna por encontrar un propósito en el medio de la llanura. Con una prosa fluida, descriptiva y precisa, el autor transmite la naturaleza del duelo, la soledad y la búsqueda de un sentido en una vida que en apariencia, está vacía.
Cada página está impregnada por una calma tensa que invita al lector a reflexionar, a sentir la desazón de la vida en solitario, pero también la posibilidad de redención que ofrece la conexión con la naturaleza y las pequeñas alegrías cotidianas.
La casa en el campo se convierte en un espacio simbólico de aislamiento y descubrimiento, un lugar donde el protagonista puede encontrarse con sus demonios y, al mismo tiempo, con su verdadera identidad. El paisaje de los llanos, que parece inmutable, también refleja esa quietud existencial a la que el protagonista se enfrenta.
Esta es, sin dudas, una novela que quedará en la memoria de aquellos que se atrevan a seguir su flujo, a saborear la belleza contenida en la quietud de sus páginas y a acompañar al protagonista en su búsqueda personal de sentido. Es una invitación a leer entre líneas, a encontrar emoción en lo cotidiano y a ver la profundidad en los momentos más simples de la vida.
Editorial: Anagrama
Páginas: 333
Precio: $26.000
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