Menos pantallas: aconsejan moverse más y reducir el tiempo conectados
Edición Impresa | 11 de Mayo de 2025 | 07:08

En la crianza moderna, las pantallas se han vuelto aliadas cotidianas de padres y madres que, entre el trabajo remoto, las obligaciones del hogar y la necesidad de un respiro, muchas veces terminan cediendo al recurso fácil del dispositivo. Sin embargo, especialistas en salud infantil advierten que el uso excesivo de tecnología por parte de niños y niñas está teniendo consecuencias concretas en su desarrollo físico, emocional y social. “La exposición prolongada a pantallas interfiere con el sueño, reduce el tiempo de actividad física, empobrece los vínculos afectivos y debilita la capacidad de atención”, resumen los médicos pediatras.
Lejos de demonizar la tecnología, los psicólogos especializados en atención infantil y juvenil subrayan que el problema no es la pantalla en sí, sino el desequilibrio en su uso. “No se trata de prohibir, sino de ofrecer alternativas más saludables. Muchos chicos pasan más tiempo frente a una tablet que corriendo, dibujando o simplemente jugando con otros”, explican. Según estos profesionales, la clave está en establecer límites claros y coherentes, tiempos sin dispositivos y espacios de juego libre donde el niño pueda inventar, crear y explorar sin estructuras prefijadas.
Desde el ámbito de la educación física, los profesores y licenciados advierten que el sedentarismo infantil está alcanzando niveles alarmantes. En un contexto donde la actividad física espontánea fue desplazada por videojuegos y contenidos audiovisuales, cada vez más niños presentan dificultades motrices básicas, sobrepeso o apatía para jugar al aire libre. “Los chicos necesitan moverse, trepar, ensuciarse, cansarse. No hay desarrollo integral sin movimiento. No alcanza con la hora de educación física semanal”, sostienen, y recomiendan recuperar los espacios de juego al aire libre como plazas, patios o canchitas de barrio.
Las propuestas no requieren grandes inversiones. Bastan materiales accesibles como hojas, lápices, bloques, cartones, o simplemente tiempo y disponibilidad emocional del adulto. Según coinciden los especialistas, la creatividad infantil necesita espacio y aburrimiento. “Si al niño se le llena el día de estímulos prefabricados, no le damos lugar a que imagine, a que invente. Y eso empobrece su mundo interno”, explican los psicólogos. Los médicos pediatras, en sintonía, remarcan que el exceso de estímulos digitales está afectando también la regulación emocional de los chicos, que se vuelven más irritables o ansiosos ante la falta de estímulo inmediato.
Además de regular las pantallas, los expertos insisten en el rol fundamental del adulto como modelo. “Los niños aprenden observando. Si ven a sus padres pasar horas frente al celular, será muy difícil que incorporen hábitos saludables. En cambio, si ven que se priorizan momentos de juego, caminatas o lectura, es más probable que los imiten”, remarcan. Por eso proponen diseñar momentos compartidos sin pantallas: juegos de mesa, cocina en familia, huerta, lectura en voz alta o simplemente salir a dar una vuelta por la manzana.
Otro eje importante tiene que ver con la comunicación. Para lograr un cambio duradero, recomiendan no imponer las reglas desde la autoridad sin diálogo. “Se trata de explicar, de acompañar, de construir juntos una rutina más equilibrada. No de castigar ni de culpabilizar”, explican los psicólogos infantiles. En ese sentido, también señalan que es importante escuchar qué hacen los chicos en sus pantallas, qué les interesa, qué buscan, y a partir de ahí ofrecer propuestas atractivas fuera del entorno digital.
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