Se achica el poder de compra y lo sufre nuestra Región
Edición Impresa | 27 de Julio de 2025 | 02:43

Esteban Pérez Fernández
eperezfernandez@eldia.com
En La Plata, el termómetro de la economía no se mide solo en índices nacionales. En las calles, los mercados y el cinturón productivo flori-frutihortícola la caída del poder adquisitivo es visible. Comerciantes que ya no ven bolsas, productores que pierden contra las importaciones y referentes empresarios que alertan sobre la falta de empleo formal coinciden en remarcar que el consumo se achicó de forma severa y la recuperación aún se ve lejana.
“El bolsillo está flaco”, resume Guillermo Salvioli, vicepresidente del Centro Comercial de calle 8, 9 y adyacencias, una de las principales zonas comerciales de la Ciudad. “Ves gente caminando, pero no ves que compren. Hace más de un año que las ventas están planchadas”, dice. En los locales se multiplican las promociones y ofertas para tentar a una clientela cada vez más cuidadosa. “Estamos haciendo lo imposible para sostener las ventas. Dos por uno, rebajas, cuotas. Pero no alcanza. La gente no tiene plata”, lamenta.
Salvioli también menciona que la competencia no proviene solo de internet, sino también de países vecinos. “Ves por todos lados videos de argentinos yendo a comprar neumáticos a Paraguay o ropa a Chile. Allá está todo un 30 o 40 por ciento más barato. Eso genera la sensación de que nuestros precios son excesivos”, señala.
Desde el otro extremo de la ciudad, en el cordón flori-frutihortícola del Gran La Plata, la realidad tampoco es alentadora. “La producción ya no cierra por ningún lado”, asegura Silvio Pérez, productor y referente del sector. “Los alquileres se fueron al doble. Y nosotros necesitamos trabajar todos los días del año para sacar adelante una plantación de flores. Hoy eso no se puede sostener”, agrega.
Pérez denuncia que la apertura de importaciones profundizó una crisis que ya se venía gestando. “Nos llenaron el mercado de flores importadas, mucho más baratas. Así no hay forma de competir. Nosotros tenemos calidad, tradición, pero los costos no nos permiten bajar los precios”, afirma. Al impacto económico se le suma un cambio profundo en el mapa productivo del sector. El rubro, que fue símbolo de la producción local, está en retroceso. “Ya no hay incentivo para quedarse. Es más rentable alquilar la tierra que seguir plantando”, sostiene.
Mientras tanto, en el campo, la situación no mejora. “Sufrimos dos heladas que nos arruinaron los cultivos. Perder el 30 por ciento ya es una catástrofe. Pero además de eso, no hay poder de compra. La gente no compra flores. Compra lo justo. Comida, lo básico. Ni hablar de precios justos para el productor”, remarca Pérez.
Esa tensión entre costos de producción y precios de venta se extiende también a los alimentos. “En verdulería los precios suben, pero a nosotros nos pagan monedas. Hay algo que no está funcionando en la cadena. El productor está fundido y el consumidor está enojado”, describe.
La caída del poder adquisitivo no afecta solo a las ventas de flores o ropa. Se refleja en un dato estructural que inquieta al empresariado platense. “Hace veinte años que no crecen los puestos registrados. Estamos estancados en seis millones, y ahora incluso bajamos a 5,95. Eso es decrecimiento”, advierte Francisco Gliemmo, presidente del Consejo Consultivo del Gran La Plata, un espacio que agrupa a más de 40 instituciones locales.
Gliemmo insiste en que “la economía informal ya ocupa más del 45 por ciento del mercado. Eso es insostenible. Ningún país puede desarrollarse con la mitad de su población fuera del sistema”. En ese sentido, apunta contra un marco legal que considera obsoleto. “Tenemos una legislación laboral que no responde a la realidad. Nadie puede contratar con estas leyes. Necesitamos modernización para generar empleo formal”, plantea.
El problema del empleo, según el empresario, que también es presidente honorario de la Unión Industrial del Gran La Plata, no es solo económico, sino también formativo. “Falta capacitación. La calidad educativa bajó y eso se nota. Hoy cuesta conseguir técnicos con buen nivel. Sin formación no hay industria que avance”, advierte.
“Ningún país puede desarrollarse con la mitad de su población fuera del sistema”
Desde el Consejo Consultivo, impulsan varias iniciativas para revertir el panorama. Una de ellas es el relevamiento del cordón flori-frutihortícola, en convenio con la UNLP. “Es un sector que puede dar trabajo rápido y no necesita alta calificación. Con apoyo puede reactivarse”, asegura. También proponen una terminal de pasajeros en el Puerto La Plata.
“Punta Lara es el punto más corto desde Uruguay. El turismo puede ser una fuente enorme de empleo si se lo planifica bien”, argumenta.
La falta de planificación urbana también aparece como obstáculo. “Se instalaron barrios privados en zonas productivas. Hay que proteger esas áreas. Si seguimos perdiendo superficie productiva, el problema se agrava”, señala Gliemmo.
Mientras tanto, los comerciantes del centro hacen equilibrio. “La tasa de vacancia es baja, pero eso no significa que estemos bien”, aclara Salvioli. “Cuando se desocupa un local, enseguida lo alquilan. Pero eso no quiere decir que vendan. Muchos duran pocos meses. Lo que necesitamos es que vuelva el consumo”.
La inseguridad también juega un papel. “La gente le tomó miedo al centro. Necesitamos más iluminación, limpieza, patrullaje. Es fundamental para que la gente vuelva a comprar con confianza”, sostiene.
El denominador común de las tres voces es claro: sin mejora en el poder adquisitivo, no hay repunte posible. “Necesitamos políticas que apunten al trabajo. Sin empleo no hay destino para nadie”, afirma Gliemmo. Y Pérez lo resume con crudeza: “No hay plata en la calle. Y sin plata, no se produce ni se vende”.
Mientras La Plata resiste con esfuerzo, el reloj económico no se detiene. El ajuste sigue haciendo efecto, y la recuperación todavía no se siente. En ese contexto, la demanda de políticas activas, planificación territorial y apoyo a la producción cobra más fuerza que nunca.
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