Hay más de 3 millones de hectáreas bajo el agua en el campo bonaerense
Edición Impresa | 14 de Septiembre de 2025 | 02:44

Tras semanas de intensas lluvias, la postal en el interior bonaerense vuelve a ser la misma que en otoño: miles de campos anegados, caminos intransitables y pueblos aislados. Según el diagnóstico difundido por la Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (Carbap), ya son más de 3 millones de hectáreas improductivas por inundación o falta de piso para la maquinaria. Dentro de ese total, unas 2 millones de hectáreas se encuentran directamente bajo el agua.
La entidad ruralista precisó que, solo en el centro de la Provincia, hay unas 500.000 hectáreas afectadas, de las cuales 463.777 están muy anegadas y 441.540 directamente inundadas. Al ampliar la mirada hacia la Cuenca del Salado, los números se disparan y configuran un panorama alarmante.
Los distritos más golpeados son 9 de Julio, con más de 160.000 hectáreas inundadas; Lincoln, con cerca de 149.000; Bolívar y 25 de Mayo, ambos con alrededor de 139.000 hectáreas cada uno. La lista incluye también a General Alvear, Carlos Casares, Saladillo, Pehuajó e Hipólito Yrigoyen, donde la crisis hídrica no da respiro.
Carbap subrayó que el fenómeno no es nuevo ni imprevisible. “Advertimos que el problema no se detenía y que, de no actuar con rapidez, las pérdidas serían cada vez mayores. Lamentablemente, el tiempo nos dio la razón: hoy la crisis se profundizó y golpea tanto a la producción como a la vida diaria de miles de familias rurales”, señaló en un comunicado.
La organización apuntó contra la falta de infraestructura hídrica y la ausencia de políticas públicas efectivas. “Cuando un fenómeno puede evitarse, deja de ser un accidente. Hace tiempo que las inundaciones en Buenos Aires dejaron de ser un imponderable climático para transformarse en la consecuencia directa de la negligencia y la impericia estatal”, remarcaron.
La magnitud del impacto no se mide solo en hectáreas. Los productores destacan que hay parajes rurales donde los niños no pueden llegar a la escuela, las ambulancias no pueden ingresar y la leche de los tambos queda varada porque los caminos se vuelven trampas de barro. “Ya no hablamos solo de campos anegados, hablamos de familias aisladas, de esfuerzos perdidos y de comunidades enteras que ven comprometido su futuro”, remarcaron desde la entidad.
RECLAMOS
Los reclamos del sector se repiten: avanzar en las obras pendientes en la Cuenca del Salado, aplicar sin dilaciones los instrumentos de la Ley de Emergencia Agropecuaria -incluyendo exenciones impositivas- y habilitar líneas de financiamiento específicas a través del Banco Nación y el Banco Provincia para que los productores no queden al borde de la quiebra.
En marzo y abril, durante la temporada de lluvias otoñales, las zonas más afectadas habían sido Bolívar, 25 de Mayo, Carlos Casares, 9 de Julio e Hipólito Yrigoyen. Hoy, seis meses después, la situación no solo se repite sino que se extendió a nuevos distritos. La cifra de hectáreas comprometidas en el centro provincial asciende a 1,5 millones y, al sumar toda la Cuenca del Salado, el total supera los 2 millones bajo el agua.
A ese número se agrega una superficie considerable que, si bien no está inundada, tampoco puede ser trabajada, lo que lleva el total de hectáreas improductivas a más de 3 millones. La consecuencia es un golpe directo a la agroindustria, motor de la economía bonaerense y nacional.
En su comunicado más reciente, Carbap sostuvo que la crisis exige respuestas inmediatas de todos los niveles del Estado. “No podemos permitir que cada lluvia extraordinaria se convierta en una tragedia anunciada. La situación demanda medidas concretas y responsables. Detrás de cada campo inundado hay vidas, futuro y esperanza”, enfatizó.
Mientras los productores ven cómo un año entero de esfuerzo se pierde bajo el agua, el reclamo por obras estructurales vuelve a ocupar el centro de la agenda. La pregunta es si esta vez logrará transformarse en políticas efectivas o quedará, una vez más, en promesas incumplidas.
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