Reclaman un mapa de ruidos en la Ciudad

Ambientalistas pidieron a la Municipalidad detectar las zonas más castigadas para focalizar los controles. Alerta por las motos

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Diferentes entidades pidieron a la Municipalidad que se elabore un mapa del ruido de la Ciudad, con la participación de profesionales especializados y equipamiento idóneo. Según explicaron, contar con una herramienta de estas características permitiría conocer el grado de contaminación sonora en el partido y, al mismo tiempo, orientar los controles de manera más eficaz y focalizada, indicaron en la Ong Nuevo Ambiente con el apoyo del Grupo Hipoacúsicos e Implantados de La Plata.

A su vez, se reclamó que se implementen medidas frente a la emisión de ruidos excesivos provenientes de motocicletas, ciclomotores y cuatriciclos, en particular aquellos con escapes libres o dispositivos modificados que superan los niveles sonoros permitidos.

Desde la ONG plantearon que, junto con el control de los vehículos, es fundamental avanzar en campañas de concientización dirigidas a conductores, a fin de informar sobre los daños que provoca la contaminación acústica en la audición, el descanso y la salud de los platenses. Estas iniciativas podrían implementarse al momento de obtener la licencia de conducir, o bien mediante talleres obligatorios para quienes infrinjan las normativas vigentes.

El pedido también incluye la necesidad de capacitar a los agentes municipales, con el objetivo de que puedan realizar controles más efectivos en la vía pública.

EL RUIDO Y LA SALUD

Un estudio de la Universidad de Estocolmo, publicado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), establece que los 50 decibeles son el límite deseable durante el día y que por la noche no debería superarse la barrera de 30 decibeles. Sin embargo, los vehículso con escapes libres pueden llegar a superar esos parámetros y escucharse a 500 metros a la redonda, lo que transforma al ruido en una verdadera pesadilla para quienes lo padecen con frecuencia.

De acuerdo con la OMS, el ruido es el segundo factor ambiental más dañino después de la contaminación atmosférica. Sus efectos incluyen pérdida de audición, trastornos del sueño, alteraciones psicológicas y predisposición a la violencia. Las personas con autismo, en particular, perciben hasta un 15% más la intensidad de los sonidos, lo que agrava su sufrimiento.

La fonoaudióloga Silvia Bermúdez, que colabora con Nuevo Ambiente, advirtió en más de una oportunidad, que “cuando la hipoacusia es desatada por el ruido, no tiene vuelta atrás”. A su vez, remarcó que “en general, no existe conciencia del ruido como contaminante, ni siquiera en el ámbito escolar, a diferencia de otros factores ambientales”.

En la Ciudad, durante el día, los puntos más afectados por la contaminación sonora se concentran en zonas comerciales, administrativas y escolares, mientras que por la noche el problema se traslada a bares, boliches, espacios culturales y plazas donde también suelen reunirse motociclistas con escapes modificados.

Entre los efectos más graves se cuentan alteraciones del sistema nervioso, hipertensión, infartos, angina de pecho y hasta accidentes cerebrovasculares.

 

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