El primer auto eléctrico creado en una facultad, a días de salir a rodar

El edificio del departamento de Mecánica de Ingeniería está en construcción. Por ello es difícil imaginar que detrás de la típica entrada de chapa y madera de la obra, en la planta baja ya habilitada, noveles ingenieros y estudiantes avanzados están a poco más de un mes de terminar el primer auto eléctrico del país con mecánica, controles y baterías diseñados e integrados en una facultad.

Con una pasión por lo que hacen que no pueden ni quieren disimular, el joven ingeniero mecánico y electromecánico Tomás Martiarena y los estudiantes avanzados de ingeniería mecánica y electromecánica, Damián Pellegrino y Gastón Pary, trabajan desde abril “reconvirtiendo” un Volkswagen Gol que la Justicia había puesto a tiro de desecho y que la unidad académica gestionó para ponerlo a disposición del estudio y la investigación.

“Los primeros pasos consistieron en quitarle gran parte de los componentes mecánicos relacionados con el sistema de combustión. El motor, el radiador, el caño de escape, el tanque de combustible y el embrague”, enumeró Tomás.

Un momento antes, el ingeniero aeronáutico y decano de la casa de estudios, Marcos Actis, le había preguntado porqué utilizaron la caja de cambios original. “Tuvimos que adaptarla al (pequeño) motor eléctrico, realizando cortes y reposicionando piezas. No sólo es caja de cambios, sino que funciona como diferencial y como soporte del sistema de transmisión. La decisión de preservarla tiene que ver con el deseo de conservar las últimas dos funciones y la posibilidad de variar la relación transmisión. Diseñar una nueva pieza que cumpla con esas tres funciones resultaría oneroso y no estrictamente práctico, si se tiene en cuenta que la actual está en perfectas condiciones”, explicaron los responsables de un automóvil que dará que hablar.

El motor eléctrico fue adquirido por la facultad. Es un motor sin escobillas, de corriente continua e imanes permanentes. Las baterías de plomo que lo alimentarán y que ocuparán “todo el baúl” -señaló Tomás- están al caer. Pero la gran apuesta a corto plazo es incorporarle baterías de litio, que el ingeniero e investigador de la CIC y el Conicet, Guillermo Garaventta, se encuentra armando de cero en su laboratorio.

oro blanco

Garaventta es especialista en sistemas avanzados de conversión y almacenamiento de energía, un militante de la explotación de las reservas de litio del país para construir aquí las pilas y dejar de importarlas de China, quien ya fabricó la batería de oro blanco -como se conoce hoy al litio- para la moto, el triciclo y el micrito eléctrico; desarrollos de la facultad que preceden al auto (ver aparte).

Tomás participó activamente de la construcción del triciclo. “En base a ese trabajo realicé mi tesis de grado”, comentó, mientras Damián mostraba en la computadora con la cual diseñaron todas las partes del auto, el modo en que ensamblaron el motorcito eléctrico con la caja de cambios reformada. Para ello también hicieron un soporte específico de hierro.

Gastón invitó a subirse al coche. El confort y la estética es la misma que la de un auto común. “Esa la idea”, enfatizaron, para detallar una pieza clave: la palanca de la caja de cambios.

En la cabeza de la palanca, color blanca y confeccionada mediante impresión 3D, aparecen tres letras en línea vertical: A, N, R. Avance, neutro y reversa.

“Cada una tiene una pequeña y potente luz LED. Es que, como el auto no hace nada de ruido, el conductor verá una luz roja si la palanca está en avance o reversa, pues puede olvidarse de que el coche está encendido, apretar el acelerador y chocar contra algo”, describieron, para indicar que sólo cuando está en neutro se prende una luz azul.

silencio, automovil

El silencio del auto también ha llevado a Tomás, Damián y Gastón a programar que el prototipo tenga una velocidad máxima de 40 kilómetros por hora. Lo explicaron: “Peatones, ciclistas y motociclistas están muy acostumbrados a manejarse en la calle por los ruidos, se guían en gran parte a partir de los ruidos de los motores de los vehículos, y como este es absolutamente silencioso, en principio le restringiremos la velocidad por una cuestión de seguridad”.

Como se dijo, en un primer momento se usarán baterías de plomo. En el baúl se colocarán “doce celdas de 6 voltios cada una; son pesadas, suman 280 kilos”, apuntó Tomás. Cuando se sumen las de litio que está construyendo el científico Garaventta -impulsor del proyecto de vehículos eléctricos junto con el decano Actis- “se colocarán adelante, hay lugar de sobra”, acotó el novel ingeniero y mostró el gran espacio que ha quedado a disposición. Serán 26 celdas de 3,7 voltios cada una.

cien por ciento ecologico

“El litio es más liviano que el plomo, tiene mayor capacidad de almacenamiento de energía y es más ecológico, pues las pilas son reciclables”, subrayó Damián.

La idea es hacer las primeras pruebas, en poco más de un mes, con las baterías de plomo. Luego añadirles las de litio y, de ese modo, comparar “rendimientos”.

“Es un auto para la ciudad. Se puede recargar la batería en casa, enchufando un cable simplemente a 220 en un tomacorriente. Una cuestión a resolver aún es que en el país no existe reglamentación clara para este tipo de vehículos”, dijeron los jóvenes. “Un objetivo del proyecto es que el modelo sea reproducible, que dé por tierra con esa falsa idea de que los autos eléctricos son algo futurista y complejo”, remataron.

Una joyita está por dar a luz en una facultad platense. Será la primera experiencia de ese tipo en el país.