La Constitución italiana se juega en la Argentina

La poderosa y bonita ministra de las Reformas Constitucionales italiana, María Elena Boschi (foto), visitó Argentina el pasado lunes 26 de septiembre. Luego del encuentro bilateral con el Jefe de Gabinete, Marcos Peña, participó de un multitudinario acto en el Teatro Coliseo de Buenos Aires con la comunidad italiana. Siguió su periplo por Uruguay y por Brasil. El interés de la ministra de mayor confianza de primer ministro Matteo Renzi es muy simple: la modificación de la Constitución.

El 4 de diciembre de este año se votará un Referéndum confirmatorio para reformar la carta magna italiana. El derecho al voto lo podrán ejercer los 47.212.590 ciudadanos que viven en Italia a los cuales se suman los 4.029.231 que viven en el extranjero y votan por correo postal; casi un cuarto de ellos residen en nuestro país.

Si bien el texto de la modificación fue aprobado por el Parlamento italiano con el 58% de apoyo, necesita ser confirmado por los ciudadanos. Se vota por el Sí o por el No a la reforma en conjunto. Los pilares de la propuesta son los siguientes:

Los votos de los italianos que viven en Argentina (y otros países del mundo) podrían marcar la diferencia para definir la reforma de la Constitución en Italia

*)Se cambia el denominado “bicameralismo perfecto”. Hoy Italia cuenta con dos cámaras compuestas por 630 diputados y 315 senadores, ambas con los mismos poderes. Con la Reforma el Senado quedará compuesto por sólo 100 miembros elegidos por las regiones y ciudades más importantes y tendrá incumbencia sólo en las leyes que afecten a los territorios. La Cámara de Diputados quedaría inalterada y conservaría las más importantes competencias (sancionar el presupuesto, elegir al primer ministro, etcétera).

*) Italia cuenta con cuatro niveles de gobierno: el Estado nacional, las Regiones, las Provincias y los Municipios. Con la Reforma quedarían tres: se eliminarían las provincias. Además se alterarían las competencias que corresponden al Estado nacional y a las Regiones.

*) Se limitaría el uso de los Decreto-Leyes, instrumentos similares a los Decretos de Necesidad y Urgencia que tenemos en Argentina.

*) Tomaría rango constitucional la “cuota rosa”, es decir la paridad de género en las Cámaras y en los gobiernos regionales.

*) Por último, cambiarían los requisitos de las iniciativas populares; se eliminaría un viejo organismo denominado Consejo Nacional de la Economía y del Trabajo y se realizaría un cambio en la elección de los miembros de la Corte Constitucional.

Hay argumentos a favor y en contra para todos los gustos, que van desde el obvio debate entre los constitucionalistas, pasando por los medios, la farándula, el mundo de la cultura, hasta la política y la sociedad entera. Básicamente los que están a favor argumentan que con la reforma Italia ganaría la tan anhelada estabilidad política, que se simplificaría el intrincado laberinto legislativo de dos Cámaras que realizan las mismas tareas y que se generaría un ahorro importante de recursos fiscales al eliminar cargos y organismos. Los que están en contra argumentan que la Reforma generaría una confusión de competencias entre la Nación y las Regiones, que el Primer Ministro resultante tendría excesivo poder, que el ahorro generado no sería relevante y que el Congreso actual no tiene legitimidad constitucional para hacer la reforma.

Más allá de los argumentos, en la coyuntura actual hay una lectura de política doméstica y de política internacional. A nivel interno, Matteo Renzi es el impulsor de la reforma y, si bien afirmó que si pierde no renunciará, su liderazgo quedará herido de muerte; su partido tiene facciones que votarán por el No. Divisiones también hay en otros partidos como el de Silvio Berlusconi. El Sí o No a la reforma en muchos sectores se interpreta como un sí o no al gobierno actual.

A nivel internacional, varios personajes tales como el embajador estadounidense en Roma o el Premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz han opinado vivamente. La victoria del No implicaría un incremento de la incertidumbre en la Europa post Brexit.

Quizás pensar que la Reforma se podría definir en la Argentina sea una exageración. Pero si se confirman las encuestas actuales, el resultado será terriblemente parejo, el que gane lo hará por muy poca diferencia. Los votos de los italianos en el mundo harán la diferencia. No por nada María Elena Boschi le dedico mucho tiempo al dialogo con cada dirigente que se acercó a saludarla en el teatro porteño.

(*) Analista internacional. Miembro del departamento económico de Instituto de Relaciones Internacionales (IRI) de la UNLP