Se quedó sin el respaldo interno

Patricia Bullrich resignó su lugar en el Gabinete nacional tras haber desarrollado una estrategia de movimientos extremadamente arriesgados sin medir que el respaldo interno que podía sostenerla se había debilitado, según coincidieron en evaluar dirigentes de primera línea del Gobierno de Fernando de la Rúa.
Bullrich le planteó el domingo un virtual `ultimátum` al presidente Fernando de la Rúa para continuar en el Ministerio de Seguridad Social, y sabía que con eso "había comenzado su cuenta regresiva en el Gobierno", según revelaron fuentes cercanas a la renunciante funcionaria.
Ahora, De la Rúa determinará su sucesión y el formato que tendrá el área social del Gobierno a su regreso de la visita que cumplirá a Berlín (Alemania) y Lisboa (Portugal), según confió uno de sus colaboradores más próximos.
Sobre la base de que "el patrón ideológico es de De la Rúa" y que "si no es Bullrich, será otro" el encargado de llevar adelante las reformas en materia de seguridad social, los hombres cercanos al Jefe de Estado minimizaron por completo el alejamiento de la funcionaria.
"Tiró de la cuerda más de lo prudente", sostuvo una persona del entorno presidencial, al resumir en una frase la razón por la que Bullrich terminó abandonando el gobierno un martes 13.
Desde otro ángulo, otro funcionario que goza de la confianza presidencial dijo que "Bullrich se confió demasiado en el respaldo de Domingo Cavallo, pero pasó por alto que el ministro de Economía está con las acciones tan bajas que no tuvo fuerza para sostenerla".
De hecho, la titular del movimiento "Ahora Argentina" recién cedió su "invicto" en las pujas intestinas cuando no logró mantenerse al frente de la cartera de Trabajo y debió conformarse con el "premio consuelo" del nuevo ministerio de Seguridad Social, dos semanas atrás.
Por entonces, Bullrich quedó marcada por las discusiones que mantuvo nada menos que con uno de los principales operadores políticos de De la Rúa por estos días, el Jefe de Gabinete, Chrystian Colombo, y llegó exhausta a la posterior contienda con los nuevos ministros designados.
Con esa confrontación, y Cavallo desplazado del eje delarruista, la única mujer de la primera plana del Gabinete chocó y perdió con su sucesor en Trabajo, José Dumón, y el titular de Desarrollo Social, Daniel Sartor.
Tampoco le resultaron de utilidad en esta última instancia de su presencia en el gobierno los estrechos vínculos que Bullrich tiene con el denominado "grupo Sushi", cuyo referente central es el hijo mayor del presidente, Antonio De la Rúa.

LA ULTIMA BATALLA
Bullrich comenzó a descargar toda su artillería durante el fin de semana, después de que Dumón cerró un acuerdo con los popes cegetistas para que no deban exhibirse públicamente sus declaraciones juradas.
Esta gestión formalizada entre abogados, echó por tierra el gran esfuerzo que la ex ministro realizó para ponerle coto al poder sindical, como parte de la dura lucha que venía manteniendo, en especial con Hugo Moyano y Rodolfo Daer.
Bullrich calificó ese acuerdo como "un ataque contra la transparencia que ofreció el Gobierno" y censuró a Dumón en múltiples declaraciones periodísticas, encendiendo de esta forma la mecha que finalmente hizo explotar la bomba de su desplazamiento.
Simultáneamente, entendió que había llegado el momento oportuno para plantearle a De la Rúa una suerte de ultimátum, frente a la existencia de dependencias públicas que se superponen en funciones y que generan erogaciones innecesarias.
El jefe de Estado si bien no se sorprendió por la magnitud alcanzada por el enfrentamiento entre ministros, creyó poder encauzar la situación, según confiaron diferentes fuentes, hasta que ayer se vio obligado a cerrar el capítulo antes de viajar a Berlín.

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