Gastón Pauls eligió "Ser Urbano"

Siempre demostró ser uno de los actores de su generación más compenetrados con la realidad que nos toca vivir. Pero con "Ser Urbano", el envío televisivo que lo llevó a involucrarse con el submundo de lo marginal y explorar terrenos poco conocidos, Gastón Pauls pudo ir más allá y reflejar a lo ancho su actitud comprometida.

Este año filmó películas, protagonizó un unitario televisivo que pasó sin pena ni gloria, "Tres padres solteros", y grabó un piloto para televisión, pero claramente se lo nota implicado con el periodístico "Ser Urbarno". A tal punto que desechó una película que se comenzará a grabar en noviembre próximo por la segunda temporada del ciclo.

El programa es de los pocos que retornará el año que viene a la pantalla de Telefé. "Es un honor poder hacerlo y que siga -dice Gastón, que todo el tiempo se refiere al ciclo de manera actual-. Porque, aunque el programa no esté en el aire, él sigue trabajando con las historias que se sucederán en 2004.

"Lo que digo en off son algunas cosas que me pasan y algunas cosas que charlamos con un equipo de guionistas que tenemos. Pero hay mucho de lo que siento ahí", dice el actor.

Lejos de molestarse por la comparación de "Ser Urbano" con el envío que supo realizar el periodista Fabián Polosecki, años atrás, Pauls se muestra satisfecho de encarar una propuesta semejante. "Yo admiraba a 'Polo' muchísimo, siempre dije que quería hacer algo así. Me siento muy orgulloso de estar haciendo algo que tenga el espíritu del programa de él", dice. Y se refiere al producto en general. "Para mí estar haciendo ese programa es de una gran responsabilidad y de un gran orgullo. Estoy contento con estar contando, mostrando las vidas de muchas personas, en algunos casos con historias simpáticas y en otros muy tristes y muy dolorosas. Es un trabajo que me tomo con mucho respeto".

PONER EL CUERPO
Si bien Gastón explica que al frente del programa que produce Ideas del Sur no pretende ser un periodista, reconoce que el trabajo es similar. "Yo no soy ni estudié para ser periodista. Pero la realidad es que es un programa periodístico".

Te sentiste cómodo haciendo ese papel sin serlo?

"Yo vengo desde la ficción, de contar historias que escriben otros, que puedo llegar a escribir yo también, pero en las que yo tengo la coraza y la máscara de un personaje. En 'Ser Urbano' cuando yo me junto, miro, abrazo, me toco o doy la mano, soy yo. Yo no lo vivo periodísticamente, lo vivo humanamente. Después, el rótulo que se le pueda poner creo que es inevitable que sea el de periodístico. Pero no lo vivo así; yo no voy a intentar informarme sobre determinadas cosas. Voy a intentar conocer esa vida y qué me puede transmitir de positivo una persona a mí. No estoy buscando información, estoy buscando energías".

¿Y las encontraste? ¿Cómo quedabas después de involucrarte en la temática del programa?

"Hay días en que llegaba a mi casa muy triste porque acá no dicen: 'Corten, va de nuevo'. Pero terminás de escuchar una historia y decís: 'Ojalá digan: corte, va de nuevo'. Pero no lo dicen, es esa vida y es esa tristeza. A la noche te quedás muy mal, es muy difícil decir: 'No pasó nada'. Yo me quedo con la tristeza de esa persona: la energía me llega y su dolor lo recibo. Me levanta el ánimo saber que muchas veces el programa ayuda a revertir algunas situaciones, gracias al apoyo posterior de la gente. Pasan cosas después que se apaga la cámara, pero eso queda entre la persona y yo".

Más allá de las propuestas televisivas, él es de los intérpretes jóvenes que más ha filmado en poco tiempo. En seis años se enroló en nada menos que 16 películas.

"Para mí es un orgullo. Yo siento como un orgullo que los directores que me han llamado me hayan convocado. Son directores a los que yo respeto. En algunos casos había visto cosas suyas, en otros no, porque eran debutantes, son óperas primas, pero con todos, la experiencia fue maravillosa".

De ser un actor netamente televisivo, Gastón Pauls pasó a ganar terreno a paso agigantado en el mundo del cine. Hoy está consagrado en ese terreno y lo requieren experimentados cineastas. En lo que queda del año filmará dos películas de novatos directores: Tristán Bauer y Vera Fogwill. "Por suerte las películas han funcionado muy bien", dice el chico de mirada azul que descubrió un nuevo código de realización y lo adoptó.

¿Qué cosa te tiene que pasar por la piel para aceptar o rechazar una propuesta?

"Tiene que pasar exactamente lo que decís: algo por la piel. Que en algún momento, al leer el guión, yo me emocione, que en algún momento se me pueda poner la piel de gallina, que en algún momento algo interno me pase. Es la piel: cuando uno tiene piel con la pareja, no se explica, algo pasa. Y me parece que con el trabajo pasa lo mismo, no se explica, te pasa".

"Creo que en el cine hay otra manera de contar -agrega-. Uno tiene un primer plano en una película y sabe que hay ciertas cosas que hay que moderar. Para expresar algo en el teatro uno tiene que mover el cuerpo, en televisión tenés que moverte un poco más todavía. El cine es la economía, más allá de lo que cuesta hacerlo. Me parece que es una cuestión económica de gestos y de emociones. Me parece que hay que saber elegir qué contar y qué no".