Un circo con varios payasos

Por LUIS RIVERA

Los chicos sienten una predilección especial por el circo y sobre todo por sus payasos. Son, primordialmente, los encargados de hacerlos reir en ese mundo tan fascinante donde también brillan equilibristas, trapecistas, y amaestradores de animales.

El fútbol argentino, se dijo muchas veces, parece un gran circo: técnicos que se suben al trapecio, sin red abajo; dirigentes que hacen equilibrio para no hacer el ridículo; y últimamente, quizás sin proponérselo, se nutrió de muchos payasos que hacen provocar la risa general.

Un dirigente se queja de que a su equipo lo "tiran al bombo" y amenaza con renunciar a la AFA, sin hacerlo. ¿Qué pasó? Al partido siguiente, su equipo gana y el "perjudicado" es el rival de turno.

Un árbitro pide públicamente que no quiere más a uno de sus colaboradores y lo salpica de indecencia. ¿Qué pasó? Aún nada. Pero seguramente no habrá perdedores en esta pelea.

Otro árbitro, a punto de retirarse, afirma que está "todo podrido" en el mundo del arbitraje y le apunta al presidente del Colegio como títere de Grondona. ¿Qué pasó? Nada, pero todo se disipará con el paso inexorable del tiempo.

Un tercer árbitro consuma una actuación realmente muy mala en la que un equipo grande golea a uno chico. Los "errores", obviedad argentina, son todos a favor del vencedor. Entonces, el arquero "perjudicado" le espeta en el rostro y ante las cámaras de TV: "Muy bueno lo tuyo. Parejito hoy, muy parejito. Pero disimulá un poco". El juez, vehemente ante los reclamos públicos y de esos que suele prepotear a los futbolistas, hace que no escucha. ¿Qué pasó? Nada, por supuesto.

Y podrían seguir los ejemplos de estos protagonistas con dotes de payaso, es decir, de gente que con sus actitudes hace reir al público. Un fútbol que se parece cada vez más a un circo. ¿O no?

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