Feroz ataque de dos perros a una mujer
Ocurrió en Villa Montoro y la víctima tiene múltiples lesiones
| 24 de Enero de 2008 | 01:00

Una vecina de Villa Montoro resultó con serias heridas en sus brazos y piernas tras ser atacada por dos perros en 120 bis entre 601 y 602. El caso, que engrosa la cada vez más notoria estadística de platenses atacados por canes en la vía pública, generó un revuelo de proporciones en el barrio y terminó con la víctima en el hospital San Martín.
A las 19,30 del jueves pasado, Rosa Clara Haertel regresaba en bicicleta a su casa ubicada en 602 entre 120 bis y 121. Pero apenas una cuadra antes de llegar a destino, un dogo y un labrador le cerraron el paso. "Me obligaron a bajar, y se me vinieron encima" relató Haertel: "primero el negro -que es un mestizo tipo labrador-, y después el blanco, el dogo argentino. Entre los dos me tiraron al piso; el dogo me buscaba el cuello y la cara y el otro me mordía por todos lados. Ahí me lastimaron los brazos. Cuando logré escapar, mientras me metía en casa de una vecina que me abrió la puerta al ver qué pasaba, se me prendieron de las piernas".
"Saque fuerzas de la desesperación" recuerda Rosa Clara, quien tiene claramente marcada la dentadura de los perros entre cardenales, raspones y cortes aún no cicatrizados: "pensé que me iban a matar; si en mi lugar estaba uno de los nenes del barrio, estaríamos hablando de una tragedia. No fue así de casualidad; los perros estuvieron toda la tarde en la calle y ya habían corrido el mismo día a un abuelo y su nieta".
CLIMA TENSO
Ayer, en la cuadra del incidente, seguía el clima tenso. Mientras varios vecinos expresaron su consenso en que "los perros no vuelvan más", una de las integrantes de la familia propietaria de los canes mordedores sostuvo que "el problema ocurrió porque se nos escaparon un rato; lamentamos lo ocurrido y estamos haciendo todo lo posible para encontrarles otro lugar".
Por ahora, el dogo y el labrador permanecen en observación en el Instituto Antirrábico. "Uno tenía la libreta de vacunación vencida, el otro ni siquiera eso" señaló Haertel: "los dueños se tendrán que hacer cargo de su negligencia, porque no voy a poder realizar mis actividades habituales por un tiempo largo. Yo también tengo mascotas, y colaboro con una protectora; entre otras cosas, para que los animales no estén en la calle. Este tipo de hechos demuestra por qué".
Según estadísticas oficiales de la Comuna, en primavera y verano el consultorio antirrábico de La Plata atiende por mordeduras más de 350 personas cada mes. En el centro de salud municipal ubicado en 514 entre 11 y 12 -único que tiene un gabinete de esta naturaleza en una amplísima región- se evalúa la salud del perro agresor y eventualmente se asiste a su víctimas. "Los casos más comunes son de perros con dueños que atacan a algún integrante de la familia o bien a una visita que ha llegado ocasionalmente", explicó Horacio Panisse, quien tiene a su cargo la unidad sanitaria.
En los últimos días, un pitbull de 77 y 135 atacó a un nene de 7 años en la calle, y un dogo "de la familia" a un bebé de 19 meses -en Punta Lara-. Ambos chicos terminaron hospitalizados con graves heridas. Los expertos subrayan que "no cualquiera" puede tener un pitbull, rottweiler o dogo.
ORDENANZA
En la Ciudad, la ordenanza 9548 -promulgada en diciembre de 2002- impone estrictos requisitos a quienes tengan perros "potencialmente peligrosos", incluyendo especificaciones edilicias y la obligación de colocarles bozal y correa de no más de dos metros, con collar de ahorque, a la hora de circular por la vía pública. Sin embargo, basta con salir a la calle para ver que la disposición no es respetada, y hasta ahora no se han conocido casos en que hayan sido aplicadas las duras sanciones previstas en la norma.
"Saque fuerzas de la desesperación" recuerda Rosa Clara, quien tiene claramente marcada la dentadura de los perros entre cardenales, raspones y cortes aún no cicatrizados: "pensé que me iban a matar; si en mi lugar estaba uno de los nenes del barrio, estaríamos hablando de una tragedia. No fue así de casualidad; los perros estuvieron toda la tarde en la calle y ya habían corrido el mismo día a un abuelo y su nieta".
CLIMA TENSO
Ayer, en la cuadra del incidente, seguía el clima tenso. Mientras varios vecinos expresaron su consenso en que "los perros no vuelvan más", una de las integrantes de la familia propietaria de los canes mordedores sostuvo que "el problema ocurrió porque se nos escaparon un rato; lamentamos lo ocurrido y estamos haciendo todo lo posible para encontrarles otro lugar".
Por ahora, el dogo y el labrador permanecen en observación en el Instituto Antirrábico. "Uno tenía la libreta de vacunación vencida, el otro ni siquiera eso" señaló Haertel: "los dueños se tendrán que hacer cargo de su negligencia, porque no voy a poder realizar mis actividades habituales por un tiempo largo. Yo también tengo mascotas, y colaboro con una protectora; entre otras cosas, para que los animales no estén en la calle. Este tipo de hechos demuestra por qué".
Según estadísticas oficiales de la Comuna, en primavera y verano el consultorio antirrábico de La Plata atiende por mordeduras más de 350 personas cada mes. En el centro de salud municipal ubicado en 514 entre 11 y 12 -único que tiene un gabinete de esta naturaleza en una amplísima región- se evalúa la salud del perro agresor y eventualmente se asiste a su víctimas. "Los casos más comunes son de perros con dueños que atacan a algún integrante de la familia o bien a una visita que ha llegado ocasionalmente", explicó Horacio Panisse, quien tiene a su cargo la unidad sanitaria.
En los últimos días, un pitbull de 77 y 135 atacó a un nene de 7 años en la calle, y un dogo "de la familia" a un bebé de 19 meses -en Punta Lara-. Ambos chicos terminaron hospitalizados con graves heridas. Los expertos subrayan que "no cualquiera" puede tener un pitbull, rottweiler o dogo.
ORDENANZA
En la Ciudad, la ordenanza 9548 -promulgada en diciembre de 2002- impone estrictos requisitos a quienes tengan perros "potencialmente peligrosos", incluyendo especificaciones edilicias y la obligación de colocarles bozal y correa de no más de dos metros, con collar de ahorque, a la hora de circular por la vía pública. Sin embargo, basta con salir a la calle para ver que la disposición no es respetada, y hasta ahora no se han conocido casos en que hayan sido aplicadas las duras sanciones previstas en la norma.
Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE