Estimado lector, muchas gracias por su interés en nuestras notas. Hemos incorporado el registro con el objetivo de mejorar la información que le brindamos de acuerdo a sus intereses. Para más información haga clic aquí

Enviar Sugerencia
Conectarse a través de Whatsapp
Temas del día:
Buscar

Bob Dylan volvió a hacer historia

El artista estadounidense brindó un emocionante concierto ante 23 mil personas en Vélez que pudieron observar el paso de la estela de un leyenda viva

16 de Marzo de 2008 | 00:00

Austero y con la sola intención de entregar su música, el artista estadounidense Bob Dylan brindó un emocionante concierto ante 23 mil personas en Vélez Sarsfield, que pudieron observar el paso de la estela de una leyenda viva, una de las figuras más importantes del siglo XX y seguramente del actual.

Dos veces había visitado Dylan la Argentina con anterioridad, en la primera y casi en silencio llenó tres Obras allá por 1991, cuando atravesaba una crisis creativa de la que emergió más sólido, y en 1998 no era él la figura sino los Rolling Stones, a quienes teloneaba.

Pero en este tiempo en la Argentina su figura creció y su mito se agigantó, merced a los constantes piropos de Charly García, Andrés Calamaro y León Gieco, pero también al excelente trato que le dispensó una prensa poco propensa al elogio.

Y eso pudo verse ayer en Vélez, ya que la cancha no estuvo copada por viejitos hippones, cincuentones nostálgicos de tiempos quemados, sino en su mayoría por chicos de entre 20 y 30 que supieron escuchar los consejos de Andrés y Charly: "escuchen a Dylan, es el más grande".

Nunca hizo campaña por él mismo de forma tradicional, sino más bien desde el misterio, ya que fue ese caminar silencioso en la oscuridad lo que lo convirtió en una leyenda en todo el mundo.

Como es indomable, su adaptación a los tiempos que corren es su manera, por eso en tiempos de video clips y vestuarios fashion o cuasi ridículos, eligió la austeridad, optó por apoyarse en aquel dicho que reza: "lo esencial es invisible a los ojos".

Es verdad, porque la música entra por los oídos, por eso la escenografía de Vélez fue austera, la iluminación también, porque nada debía opacar a la música y a las palabras, esa parte importante del arte del músico nacido en Duluth, Minnesota.

Por eso entró en silencio al escenario y arrancó con "Rainy Day Women #12 & 35", un blues del disco "Blonde on Blonde", una joya de la discografía mundial, con su voz hecha un graznido pero con una banda que desde ese momento hizo mil maravillas.

Apoyado en la base conformada por Tony Garnier en bajo, que ya vino con Dylan en el «91, el baterista George Recile, la estructura musical permitía que se lucieran los guitarristas Denny Freeman y Stu Kimball, amén de lo que hizo Donny Herron en violín y en las guitarras pedal steel y lap steel.

La banda fue lo mejor de la noche, músicos que sabían pulsar en el momento exacto y que pasearon sabiamente por aguas del blues, el country, el folk, el jazz y el rock, como lo demostró Freeman que realizó unos punteos estupendos a lo largo del show.

La primera ovación, Dylan se la llevó al ingreso, la segunda al tocar "Lay, Lady, Lay", un hermoso rezongo de amor incluido en el disco ultracountry "Nashville Skyline" grabado en 1969.

"Lay, Lady, Lay" abrió el segmento country ya que le siguió "Watching the river flow", incluida en una colección de éxitos, y en la que Herron en la guitarra pedal steel y Freeman en su Fender Stratocaster marrón hicieron viajar a las 23 mil personas presentes por las Pampas en un tren herrumbrado, viejo lento.

De aquel Dylan de principios de los 60 que fue considerado como el portavoz de una generación, el artista comprometido, surgió la inoxidable "Masters of War" del seminal "Freewhelin" (1963) y cuyos versos no perdieron actualidad, exclusivamente por demérito de George W. Bush.

Parado, tocando los teclados, recitó aquellas frases: "ustedes que nunca han hecho nada que no sirva para destruir el mundo, juegan con mi mundo como si fuera vuestro juguete, ponen un arma en mi mano, y se ocultan de mi vista, pero cuando las balas empieza a surcar el aire, dan la vuelta y salen corriendo".

Para ratificar que no se trata de un artista que vive del pasado y que no tiene nada nuevo que ofrecer, Dylan tocó "The Levee«s Gonna Break", de su último y buen disco "Modern Times" del 2006, acompañado por Herron en mandolina eléctrica y Garnier en un contrabajo.

Tocando la armónica, abrió para "Spirit on the water", también de "Modern Times", en la que Freeman colocó un punteo casi jazzero, formidable, lo que ratificó que la banda es más que buena, es casi blindada.

Luego siguió "Things haved changed", el rockito que Dylan compuso para la banda de sonido del film "Chicos maravillosos" y que le permitió ganarse un Premio Oscar. "Workingman«s Blues #2", una hermosa balada de "Modern Times" fue la excelente apertura para "Just like a woman", una de las canciones de amor más hermosas compuestas por Dylan.

Luego pasó el rockito "Honest with me" del disco "Love and Theft" y minutos más tarde, "When The Deal Goes Down" de "Modern Times" a mitad de camino de un valsecito y un jazz cerrado por Freeman y otro punteo antológico, de notable buen gusto.

Dylan volvió a rockear como si fuera PJ Harvey, una de sus fans, al tocar
"Highway 61 Revisited", de su disco homónimo del 65, que se inició con un recitado de típicamente dylaniano sobre una charla bíblica entre Abraham y Abe que le dio paso a episodios de la clase obrera estadounidense huyendo y tomando como camino al paraíso o al purgatorio a la Autopista 61.

Dylan, que creció admirando a Woody Guthrie, Pete Seeger y al padre del country Hank Williams, se metió en el folk, con un Hammond de la mano de "Nettie Moore" de su disco "Modern Times".

Mientras que "Summer Days" de "Love and Theft" fue un blues movidito, con una cadencia más blanca que negra que le dio la apertura a la épica "Like a Rolling Stone", que sonó conmovedora y que tiene más que ver con aquellos que se dejan llevar por el destino y van por la vida como el canto rodado, y no como un Rolling Stone.

Ese fue el cierre de la primera parte, coreada por la gente, a la que le entregó para los bises el blues "Stuck Inside Of Mobile With The Memphis Blues Again" del disco "Blonde on Blonde", sin que ni él, ni Freeman, Garnier y Kimball se quitaran los sombreros que lucieron a lo largo de todo el show.

"All along the watchtower" es un de los bises de la gira, pero se rotaba con "Blowin« in the wind", aunque anoche Dylan decidió tocar las dos, y "Blowin", un himno de protesta por excelencia, fue el cierre para la magnífica noche estrellada que Dylan tuvo en Vélez, en su tercera vez en suelo argentino.

El martes, en el Hipódromo de Rosario, habrá oportunidad de decirle "salve Dylan", mientras tanto, es tiempo de dar las gracias por este pedazo de historia, por este hombre, esta leyenda, este mito que rozó a 23 mil personas.

Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE a esta promo especial
+ Comentarios

Para comentar suscribite haciendo click aquí

ESTA NOTA ES EXCLUSIVA PARA SUSCRIPTORES

HA ALCANZADO EL LIMITE DE NOTAS GRATUITAS

Para disfrutar este artículo, análisis y más,
por favor, suscríbase a uno de nuestros planes digitales

¿Ya tiene suscripción? Ingresar

Full Promocional mensual

$670/mes

*LOS PRIMEROS 3 MESES, LUEGO $6280

Acceso ilimitado a www.eldia.com

Acceso a la versión PDF

Beneficios Club El Día

Suscribirme

Básico Promocional mensual

$515/mes

*LOS PRIMEROS 3 MESES, LUEGO $4065

Acceso ilimitado a www.eldia.com

Suscribirme
Ver todos los planes Ir al Inicio
cargando...
Básico Promocional mensual
Acceso ilimitado a www.eldia.com
$515.-

POR MES*

*Costo por 3 meses. Luego $4065.-/mes
Mustang Cloud - CMS para portales de noticias

Para ver nuestro sitio correctamente gire la pantalla