Estimado lector, muchas gracias por su interés en nuestras notas. Hemos incorporado el registro con el objetivo de mejorar la información que le brindamos de acuerdo a sus intereses. Para más información haga clic aquí

Enviar Sugerencia
Conectarse a través de Whatsapp
Temas del día:
Buscar
Revista Domingo |A 80 AÑOS DE SU NACIMIENTO

Andy Warhol, el más famoso en el arte y la vida actuales

Por AMILCAR MORETTI

Andy Warhol, el más famoso en el arte y la vida actuales

Andy Warhol, el más famoso en el arte y la vida actuales

3 de Agosto de 2008 | 00:00
Si Andy Warhol viviera cumpliría 80 años el miércoles 6. Considerado el artista plástico de mayor fama mundial de la segunda parte del siglo pasado, Andrew Warhola (su verdadera identidad checa) nació en Pittsburg, estado de Pennsylvania, en el N.E. de los Estados Unidos, cerca de la zona fundacional puritana y de Nueva York, su amada ciudad y centro de operaciones. En su célebre Factoría -un loft para cita de la fauna neoyorquina de la vanguardia fashion, libertina y rica de los años 60-, durante esa década y las dos siguientes Warhol (murió en febrero de 1987) produjo no sólo una diversificada producción artística que incluyó desde pinturas, objetos, revistas y vidrieras hasta películas y programas de televisión. Su proyecto artístico principal y el más influyente hasta hoy fue él mismo, su propia vida, o la imagen para fuera que daba de ella. De allí que necesitase y buscara la fama y la masividad como condiciones esenciales de la producción de vida propia como objeto de arte. No otra cosa -aparte de las obras que hoy están en museos- fue el Pop Art, o arte pop, que contribuyó a crear junto a otros, sin ser el mejor.

Warhol, el más famoso, no el mejor artista pop. Por eso es uno de los creadores que más ha incidido en el arte actual, junto a Duchamp, Picasso, Léger y, según algunos, también Jean Arp. Si hablamos de arte "pop" (apócope de "popular") en la Argentina, tal vez no debiera pensarse en la cansada Marta Minujin sino en Susana Giménez, cuyo objeto de arte masivo y principal es ella misma y su percepción mediática. No ya sólo su programa televisivo, sino su vida pública hecha imaginario y modelo en la conciencia masiva. Volvamos a aclarar: "Pop", en el sentido de Warhol, no tiene que ver con lo popular según lo entendemos los latinoamericanos y europeos, eso original, espontáneo, creativo y siempre riesgoso para el sistema que origina el pueblo, la gente de abajo. "Pop", en la versión norteamericana, alude a la masa, siempre anónima y pasiva, con un imaginario controlado desde la niñez por las imágenes triviales, pasivas y conformistas de la televisión, los medios de comunicación, la publicidad, el packaging y la producción en serie y en fascinante renovación constante de objetos casi siempre innecesarios y costosos por artificiosidad. El "pop" es grasa por razón fundante. Lo que Warhol hizo con mayor éxito que cualquier otro de los integrantes del movimiento fue convertir en arte, arte pop, lo grasa, lo masivo. Todos -si podían pagarlo- reclamaron ser pintados por Warhol, mejor dicho, reproducidos en sus célebres serigrafías de brillantes colores. Hay argentinos: Amalia de Fortabat entre ellos. Uno de los retratos suyos de 1982 se vendió en Miami a alto aunque no declarado precio en diciembre del 2006. En el 2007 un Warhol fue entregado a setenta millones de dólares por Christie's, la prestigiosa casa de subastas. Entre los artistas del siglo XX, Picasso es de los más caros, con más de 100 millones de dólares por obra. Para los más cotizados de la segunda posguerra (1945) los precios superan los 50 millones un Francis Bacon, cerca de 30 un De Kooning y entre 15 y 20 millones un Lucian Freud. Valorar la calidad artística de un creador según su valor monetario en el mercado, la manera predominante desde los 90 conservadores, es "pop", otra idea de clara autoría warholiana. En "Mi filosofía de A a B y de B a A", su autobiografía, Warhol, antes de describir que sus coterráneos "aunque tuvieran muy distinto color de piel, todos llevan el comprar en la sangre y en la mente y en los ojos", sentencia sin vueltas: "Comprar es mucho más (norte)americano que pensar, y yo soy el colmo de lo (norte)americano. En Europa y en Oriente a la gente le gusta comerciar (comprar y vender, vender y comprar), básicamente son mercaderes. Los (norte)americanos no tienen tanto interés en vender (de hecho, prefieren tirar a vender). Lo que realmente les gusta es comprar (gente, dinero, países)" (Tusquets Ediciones, España).

¿EL FIN DEL ARTE?

Hoy, cuando lo estético -en paralelo a toda la cultura- se pierde en imprecisas fronteras y vuelve a insistirse con el "fin del arte", Warhol, el andrógino de peluca blanca, refuerza su rol de origen, precedente y adelantado. Warhol innovó al borrar la frontera entre el arte y la vida, tanto que es difícil diferenciar una imagen mediática de la llamada realidad, una pose de Marilyn Monroe o un retrato del marxista Mao de una serigrafía de vivos colores de cualquiera de ellos. Todo es fama a partir del show de la imagen: warholiano es el parecido de un noticiero de televisión con el muestrario freak de soñadores de Marcelo Tinelli, en promiscuidad de lo grotesco con lo sexy, de la calidad con lo masivo. ¿En lo de Tinelli se baila? Warhol percibió la banalidad, fragilidad, efímero e inutilidad de casi todo objeto y sujeto en la sociedad de consumo y producción seriada. Lo horroroso puede ser trivial y lo feo, lindo. Lo bello se confunde con lo lindo. El arte es divertido. El piquete social es un arma de los ricos. Así, Warhol se apropió de la vida. Esta es su segunda contribución. No se quedó en los museos; todo -o casi- es hoy warholiano, es decir "pop", es decir masivo, vulgar y seriado. A su vez, en un movimiento en "loop", como hacen los aviones cuando pegan un semicírculo sobre sí mismos, la vida, el mundo se chuparon al arte pop. Cualquier objeto -cualquier artefacto de consumo- tiene diseño, puede ser bello masiva y vulgarmente. También cualquier sujeto. El capitalismo tecnológico y financiero trasnacional requiere de creativos pop. Tomar un objeto común -la famosa lata de sopa en Warhol o el inodoro de Duchamp-, o más aún, tomar su imagen y exponerla fuera de contexto le adjudica otro valor y significación, lo convierte en objeto artístico, único y no seriado. Warhol, sin quererlo, delató la cultura de consumo como una de las bellas artes, pero el sistema demostró de nuevo su fabulosa capacidad de reciclarse, e hizo del objeto artístico pop y warholiano otra forma de consumo. El actual ciclo "post pop" es, también, pop. Según el mito, todo era consumible y estaba al alcance de la mano en la "sociedad de la abundancia", por lo que -para Warhol- había que oponer la diversión al trabajo (la producción) y la autenticidad a la alienación. Pero resulta que la diversión y lo auténtico se hicieron objetos de consumo. Además, el consumo no llegó a todos, dejó a la mayoría afuera, millones de pobres y marginados. Pero hasta esto puede ser "pop". La figura-objeto de un pobre-hambriento con su carrito cartonero se expone -y vende- como costosa obra de arte pop. Un éxito que no imaginó el mismo Warhol. Warhol, el más influyente.

Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE a esta promo especial

ESTA NOTA ES EXCLUSIVA PARA SUSCRIPTORES

HA ALCANZADO EL LIMITE DE NOTAS GRATUITAS

Para disfrutar este artículo, análisis y más,
por favor, suscríbase a uno de nuestros planes digitales

¿Ya tiene suscripción? Ingresar

Full Promocional mensual

$650/mes

*LOS PRIMEROS 3 MESES, LUEGO $6100

Acceso ilimitado a www.eldia.com

Acceso a la versión PDF

Beneficios Club El Día

Suscribirme

Básico Promocional mensual

$500/mes

*LOS PRIMEROS 3 MESES, LUEGO $3950

Acceso ilimitado a www.eldia.com

Suscribirme
Ver todos los planes Ir al Inicio
cargando...
Básico Promocional mensual
Acceso ilimitado a www.eldia.com
$500.-

POR MES*

*Costo por 3 meses. Luego $3950.-/mes
Mustang Cloud - CMS para portales de noticias

Para ver nuestro sitio correctamente gire la pantalla