Esto no puede quedar impune

Lo que pasó con los hinchas de Estudiantes en cancha de Quilmes no puede quedar impune. Así de simple. Se registraron gravísimas fallas en el operativo policial en lo que respecta a todos los controles de ingreso. Pero también es verdad que por disposición del Comité Provincial de Seguridad Deportiva (CoProSeDe), en todos los estadios tiene que haber instaladas cámaras de seguridad capaces de identificar a cada uno de quienes ingresan.

Por eso, el o los responsables de arrojar las bombas de estruendo que aturdieron al arquero Cristian Lucchetti tuvieron que quedar registrados por esos sistemas de filmación, que por lo visto no eran desconocidos, por ejemplo para jugadores del Pincha, como Juan Sebastián Verón, Gastón Fernández y Mauro Boselli, los primeros en llegar hasta la cabecera donde se produjo el incidente para intentar parar con la locura de ese grupo que al final logró suspender el partido. En especial la Brujita, se dirigió a quienes causaban los disturbios con términos muy fuertes. Y por tanto, los responsables de los gravísimos episodios de violencia tienen que ser detenidos y puestos a disposición de la Justicia para que reciban el castigo que les corresponde.

Entonces, los organismos que deberán actuar de aquí en más cuentan con una suma de elementos como para clarificar muy rápido el episodio que nació en la imposibilidad de los efectivos policiales para evitar el ingreso de artefactos explosivos, y se extendió en la carencia de respuestas para garantizar la seguridad tras la caída de la segunda bomba de estruendo, esa que dejó aturdido al arquero de Banfield. Situaciones que causaron el inmediato repudio general de la gran mayoría de los simpatizantes del Pincha.

¿QUE BUSCAN?

¿Quiénes son, qué buscan? A partir de los testimonios recogidos ni bien se produjo la suspensión del encuentro, se trataría de un grupo de fanáticos que logró infiltrarse para enviar algún tipo de mensaje a la actual dirigencia de la institución. La versión que de entrada ganó más lugar en los pasillos del estadio Cervecero apuntaba a representantes de una agrupación (Los Leales) que pugna por eludir el derecho de admisión que pesa sobre varios de sus componentes.

Más de un centenar de integrantes de este grupo no habría podido entrar a las tribunas de Quilmes, pero si algunos, y estos habrían sido los que llevaron adelante las agresiones que desembocaron en la suspensión del juego, de acuerdo a lo expresado a este diario por diferentes fuentes. Primero arrojaron una bomba de estruendo, a los 3 minutos, y aunque llamó la atención, no hizo imaginar que esto iría más allá. Hasta que a los 12 el hecho se repitió y no hubo forma de corregirlo.

La Policía no dio las garantías que pidió el árbitro, la Brujita intentó que bajen los hinchas del alambrado perimetral levantado detrás del arco ocupado por Lucchetti, en el que varios se treparon para terminar de complicar la situación, y el árbitro determinó la suspensión del encuentro que a esa altura ganaba el Taladro 1-0 con anotación de Hernán Rodrigo López.

Cuando los equipos dejaron la zona de los vestuarios, un miembro de la Comisión Directiva de Estudiantes aseguró que lo que pasó estaba todo filmado y que el arquero se encontraba en buenas condiciones físicas. Sobre los protagonistas de los disturbios, otra fuente dejó entrever que las bombas las habría tirado un menor que no es de La Plata. Rumores y versiones de todo tipo para tratar de explicar lo inexplicable, que, frente a la consulta de este diario, no pudieron ser confirmados ni desmentidos por la Policía.