Cada 24 hs., un chico con serias lesiones por mordedura de perro

Si por algo se caracterizan las mordeduras de perros en la Región en los últimos años es por ser cada vez más cruentas. Lo dice Sergio Polichella, jefe del servicio de Cirugía Plástica del Hospital de Niños y presidente de la Sociedad de Cirugía Plástica de La Plata, quien atribuye esta tendencia a una mayor presencia de perros de razas peligrosas en la Región. Entre otros, los animales considerados en ese grupo son el Rottweiler, el Pitbull o el Dogo argentino.

Según destaca Polichella, en ese servicio se atiende un promedio de 7 chicos por semana y los casos más graves requieren cirugía e internación.

“En algunas semanas críticas hemos tenido tres chicos internados, mientras otros cinco llegaban a ser atendidos por consultorio externo”, explicó el especialista.

De los datos obtenidos surge que el promedio de edad de los chicos mordidos es de 7 años y que las heridas más graves las registran los menores de cinco años, el 88% de los cuales presentaron lesiones en cara, cabeza o cuello, mientras que para los chicos mayores de esa edad, la zona afectada con más frecuencia fueron las extremidades.

La primera razón para explicar esta tendencia es anatómica: la cara de un chico de menos de cinco años suele quedar a la altura de la cabeza de un perro de las razas consideradas peligrosas.

Pero también influyen factores de fuerza muscular (los niños no son capaces de defenderse con sus extremidades durante el ataque) y otros de índole madurativa y cognitiva: “sucede frecuentemente que los más pequeños no tienen clara conciencia de qué conductas pueden provocar al animal ni son capaces de advertir a tiempo las actitudes amenazantes”, dice Polichella.

Las estadísticas del servicio permiten saber que el 58% de las mordeduras que se atienden en el Hospital se producen en domicilios particulares, provocadas por el perro de la casa. Es en ese ámbito donde resultan afectados los chicos de menor edad. La circunstancia de la mordedura se produce cuando el niño, jugando con el perro, lo molesta mientras come, duerme o amamanta o cuida a su cría.

La situación es diferente en el caso de los mordidos en la calle. Se trata por lo general de niños en edad escolar atacados por perros callejeros. En estos episodios, las lesiones se registran generalmente en miembros inferiores. Y aunque el 70% de los chicos dicen que no molestaron al perro agresor, lo cierto es que se cree que los chicos afectados desarrollaban alguna actividad que, sin estar dirigida al animal, resultó irritante para éste, tal como andar en bicicleta, gritar o correr.