Murió Martínez de Hoz, un símbolo de la dictadura
Edición Impresa | 17 de Marzo de 2013 | 00:00

El ex ministro de Economía de la última dictadura militar, José Alfredo Martínez de Hoz, falleció ayer a los 87 años, mientras cumplía arresto domiciliario ordenado por la justicia que lo investigaba en tres causas por crímenes de lesa humanidad. Como ministro de Economía desde 1976 y hasta 1981, fue considerado uno de los mentores intelectuales del régimen que implantó en terrorismo de Estado en la Argentina.
Nacido el 13 de agosto de 1925, hijo de una aristocrática familia de estancieros, socios vitalicios de la Sociedad Rural, fue el inistro que multiplicó por cuatro la deuda externa. Atravesado por el pensamiento de la escuela monetarista de Chicago, promovió un cambio estructural en la economía argentina que pulverizó gran parte de la industria nacional en favor de los sectores más concentrados, en especial los grupos financieros y trasnacionales.
SALARIOS
Su plan económico anunciado el 2 de abril de 1976 incluyó el congelamiento de los salarios, que entre 1976 y 1980 cayeron un 40 por ciento y reglas de juego que estimularon la especulación financiera. Ocupó un papel protagónico aún desde antes del golpe de Estado, como él mismo lo admitió en 1984 ante la Cámara de Diputados, que investigaba la “nacionalización” dolosa de la Compañía Italo-Argentina de Electricidad. Según su propio relato, acompañado por otros prominentes hombres de negocios, visitó al entonces general Jorge Videla “en el curso del año 1975” para decirle que “se impedía la libertad de trabajo, la producción y la productividad” y abogar por “el imperio del orden sobre todas las cosas”.
Martínez de Hoz presidía en esa época y desde 1967 el Consejo Empresario Argentino (CEA), constituido por medio centenar de grandes empresas y lobby de los principales grupos económicos.
Pasadas tres décadas, en diciembre de 2007, en declaraciones a una revista de estudiantes de periodismo de TEA, el ex ministro insistió en justificar al dictador Videla: “Tenía que defender a la sociedad”, dijo.
“Nosotros abrimos surcos para que los gobiernos posteriores retomaran esta apertura económica”, “que volvió con el ex presidente (Carlos) Menem”, añadió. Para forzar tal “apertura”, promovió e integró la dictadura militar que suspendió la actividad política y sindical, prohibió las huelgas, disolvió el Congreso y los partidos políticos, destituyó a la Corte Suprema de Justicia, censuró medios periodísticos, secuestró, torturó y asesinó.
La represión golpeó con especial saña a los delegados obreros de las empresas que integraban el CEA, entre otras Acindar, en la localidad santafesina de Villa Constitución, de la que Martínez de Hoz había sido presidente.
Por considerar delitos de lesa humanidad los hechos ocurridos durante un operativo ocurrido en 1975 en esa fábrica, el juez federal Norberto Oyarbide ordenó investigar al directorio de Acindar, incluido Martínez de Hoz, El terrorismo de Estado le facilitó, también, negocios. En ese marco se inscribió el secuestro de los empresarios Federico y Miguel Ernesto Gutheim en 1976 que, en cautiverio, fueron obligados a firmar un contrato con una empresa en la cual tenía intereses.
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