Estudiantes: dio todo
Edición Impresa | 7 de Noviembre de 2014 | 00:00
COMENTARIO
Por MARTIN CABRERA
Nada salió cómo estaba planeado. Imposible que el más pesimista del cuerpo técnico haya imaginado que al minuto River ya iba a llegar al gol. Cinco toques, un par de errores y a cobrar. La ganó Pisculichi en el medio, habilitó a Teo ante el desconcierto de los albirrojos y el colombiano marcó el 1-0 para empezar a tranquilizar a una hincha. Iban apenas 60 segundos cuando tuvo que pisar la mitad de cancha. La noche le dio un mensaje: hazaña enorme o derrota dolorosa.
El partido se planteó a matar o morir. El Pincha dejó de lado las marcas y todo el libreto. Con Joaquín Correa por la izquierda y con Aguirregaray y Auzqui fue al frente con fútbol y vergüenza, aun asumiendo los riesgos de dejarle espacios a este River. Ah, y con un Diego Vera descomunal para generarle él solo todo el dolor posible a la defensa millonaria.
Lo pudo empatar a los 15, cuando Guido Carrillo le bajó una pelota dentro del área a Matías Aguirregaray. Llegó primero el uruguayo, le pegó fuerte y Barovero salvó con los pies lo que hubiese sido el inicio de otro partido.
Pudo quedar nocaut un par de minutos después cuando Desábato le regaló la pelota a Teo en una salida, que el colombiano definió al palo izquierdo de Hilario Navarro. Se gritó el gol en el estadio, pero la pelota pasó a 2 centímetros del palo.
Nada le importó a Estudiantes. Siguió igual, más libre que de costumbre, sin freno en el medio y siempre buscando el arco de enfrente. Con ese esquema casi lo empata otra vez con Aguirregaray, tras buena jugada de Jara por derecha. Le reventó el arco a Barovero, que con sus brazos desvió al córner.
Pero nada pudo hacer Barovero a los 40 minutos, cuando Auzqui sorprendió a los 40 minutos para poner el merecido 1-1. El volante llegó a posición ofensiva y, cuando pudo entregar para Aguirregaray decidió tirar un centro pasado para que Diego Vera, por el segundo palo, de cabeza superara al arquero, hasta ese momento imbatible. El uruguayo volvió a marcarle a River y se transformó en el autor de los goles importantes: Boca, Gimnasia y River.
El segundo tiempo arrancó igual a como había comenzado el primero. El Pincha en levantada y el local atormentado. Al minuto pudo ser de Vera y enseguida llegó el penal de Barovero a Correa que Guido Carrillo transformó en gol. Silencio atroz en Núñez y la primera vez en toda la noche que el milagro platense era posible.
Estudiantes fue ofensivo y se lo vio rápido. Sólo la mala noche de sus centrales puso a River en partido. Tanto a Desábato como a Schunke les costó con un equipo tan largo y ofensivo. Tanto Gutiérrez como Mora y Pisculichi empezaron a manejar los hilos y a jugar al ritmo de su gente, desesperada.
No tuvo que moverse demasiado, porque en diez minutos le inclinó la cancha y tras un centro de Pisculichi, otra vez Rodrigo Mora apareció de cabeza para poner el 2-2. La pelota parada empezó a jugar su partido a favor de quien mejor la interpreta y de quien peor la defiende.
Y otra vez de pelota parada, a los 17 minutos, Funes Mori se encontró con los regalos de Estudiantes para poner el 3-2 que terminó por liquidar la serie. En tres minutos el equipo de Pellegrino pasó de la gloria a Devoto y empezó a decirle adiós a la copa internacional que soñó con ganar.
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