Con la literatura de Brasil

A diferencia de Argentina, que tiene un centro muy fuerte, en Brasil conviven muchos ejes productivos vigorosos y eso hace a su condición de isla lingüística incluso puertas adentro de su propio territorio, con una literatura desigual y fragmentada que genera fenómenos muy ricos: San Pablo, Río, el sur gaúcho o el nordeste encarnan centros autónomos que generan un complejo mapa literario.

Improbable en nuestro país, esa cartografía reúne islas libreras con mercados internos propios, muchas veces inconexos entre sí, en un fenómeno ambivalente. Y todo eso se verá en este mes en la Feria de Palermo.

“La situación de la literatura es bien compleja con Brasil -cuenta Gabriela Adamo, directora de la Fundación El Libro- ya que por un lado tiene una gran presencia como parte de la obra de un mismo continente, pero por el otro está la lengua, el portugués, que constituye un barrera muy grande para los hispanohablantes. Por esto convocar a San Pablo era un poco una cuenta pendiente para la Feria, y el objetivo es mantener viva esa llamita -la literatura de Brasil en Argentina y viceversa- y alimentarla para que de acá a cinco años existan más libros y traducciones”.

Sin embargo, en los últimos años se registraron muchas más traducciones de autores brasileños en el país, y distintos sellos independientes hicieron posible la llegada de nuevas voces brasileñas como Andrea del Fuego, Marcelino Freire y Arnaldo Antunes -presentes en esta especial edición de la Feria del Libro- e ineludibles contemporáneos como Luiz Rufatto, Adriana Lisboa, Altair Martins y Bernardo Carvalho.

En este marco es que la Feria trascenderá el territorio paulista y tiene programada una mesa redonda para debatir sobre el rol de las pequeñas editoriales y gestores culturales en la presencia de las nuevas voces literarias portuguesas dentro del país y la riqueza que este fenómeno conlleva.

“La Feria -aseveró Adamo- persigue el objetivo de salirse del centro y generar nuevas rutas literarias, y por eso la importancia de San Pablo en nuestra Feria”.

“Una buena síntesis -concluyó Adamo- la realizó el escritor Martín Kohan cuando señaló que, al final, viajan los autores pero los libros siguen sin viajar, algo desalentador para un lector o promotor de la lectura que entiende lógicas comerciales que impiden movilizar gran cantidad de libros en todo momento, pero no las que hacen no poder leer a un país vecino y sí a uno cruzando el Atlántico”.

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