Asaltan y maniatan a una mujer en un local del centro platense

Ayer a la tarde, un local de ropas ubicado en la zona céntrica de nuestra ciudad fue blanco de un insólito asalto: un hombre ingresó al negocio fingiendo estar interesado en realizar una compra, pero cuando se encontraba frente a la caja registradora a punto de pagar, puso en evidencia sus intenciones delictivas.

Lo mas curioso de este episodio de inseguridad es que el MOPU, centro de Monitoreo Público Urbano, funciona justo enfrente al negocio asaltado.

El robo ocurrió en el comercio de nombre “Sail”, en 46 entre 8 y 9, y se dedica a la venta de indumentaria femenina.

Respecto del autor del ataque, se indicó que se trató de un hombre de unos 50 años, que lucía saco y pantalón de vestir.

“Siempre tenemos la puerta cerrada y, cuando vemos hombres solos, no solemos abrir la puerta. Pero como era de tarde, le abrimos”, comentó Mariela (37), propietaria del local.

Una vez dentro del salón de ventas, el falso cliente preguntó por “unos conjuntitos”, que supuestamente estaba buscando para su esposa.

Siguiendo el relato de Mariela, el hombre miró por unos breves instantes y finalizó por elegir una prenda.

Pero, cuando se acercó al mostrador “dispuesto” a pagar, el hombre le dijo a la señora que atendía el mostrador: “Esto es un robo”.

En ese instante, la situación se tornó violenta. “La agarró de los pelos a mi mamá, que estaba atendiendo la caja y la tiró al piso”, explicó la comerciante, reviviendo esos terribles instantes de brutalidad.

Luego de realizar la violenta maniobra, el hombre arrancó una de las cortinas de los probadores y ató a la mujer, para luego robarle todas sus pertenencias, más el dinero de la caja registradora y huir.

Entre los elementos robados, el ladrón logró hacerse con un gran botín: 700 pesos de la caja registradora, anillos de oro y el celular de la víctima, mas otras pertenencias.

Aunque lo mas insólito del hecho es el lugar donde sucedió: frente al local de ropa funciona el MOPU, centro, que se ocupa del monitoreo urbano.

“Tenemos toda una vidriera gigante y no vieron nada. No vieron como un tipo agarraba a una señora de 60 años y la tiraba al piso de los pelos, no se puede creer. Cinco minutos antes del robo vimos a diez policías detener a un chico en una moto que no tenía papeles ¿Diez oficiales para eso?”, se preguntó Mariela.

“ Antes pagábamos un policía para que esté en la puerta, pero ya no lo hacemos. ¿Encima de pagar los impuestos tenemos que poner plata arriba para garantizar nuestra seguridad?”, finalizó indignada por la situación en la que se encuentran la mayoría de los comerciantes de la zona.