Policía baleado en Los Hornos: “Están matando a nuestros hijos”

Lo dijo el padre del oficial de la DDI al que le pegaron un tiro en una pierna. Sufrió fractura expuesta. Está internado

RAMÓN TORRES ABREU CREE QUE A SU HIJO “LO TENÍAN FICHADO”

El oficial de la DDI La Plata que antenoche fue baleado en un asalto se recupera en una clínica porteña, mientras sus pares intentan identificar a los que lo lastimaron para quitarle su pistola reglamentaria, en 65 entre 147 y 148.

A algunas cuadras de ahí, en 155 entre 64 y 65, el padre de la víctima pide con la voz quebrada que “hagan algo, que larguen a la policía a la calle, que metan presos a estos tipos. Están matando a nuestros hijos y no hacen nada”.

Como se anticipó en la edición de ayer, eran las 19.40 del martes cuando el oficial Germán Torres Abreu (23) iba en su moto Honda Fan vestido de civil, hacia las oficinas del Gabinete de Búsqueda de Personas de la DDI, en 1 y 59, donde trabaja desde hace dos años.

Circulaba por 65, de 148 a 147, cuando se le pusieron a la par dos hombres en una moto tipo 125 de color oscuro, “con claras intenciones de robarle la suya”, dijeron fuentes del caso.

La víctima se identificó como policía, recibiendo como respuesta un disparo que le atravesó el muslo de la pierna izquierda, causándole una fractura expuesta de fémur.

Torres Abreu cayó a una zanja, momento en que los agresores le quitaron su pistola reglamentaria Bersa Thunder. Y se fueron en su moto, dejando la del oficial.

La víctima fue trasladada en un patrullero al hospital San Martín, donde los traumatólogos lo estabilizaron y se resolvió derivarlo al Centro Gallego de Buenos Aires, donde aguarda, sedado, a ser operado.

“PERDIO MUCHA SANGRE”

En la puerta del departamento de la calle 155, al que Torres Abreu se mudó hace pocos meses, su padre Ramón cuenta que “estuvo grave. El tiro que le dieron en la pierna se le complicó mucho, perdió mucha sangre, pero ahora está mejor”.

“Lo único que me preocupa es su salud”, dice este hombre que mira con desconfianza a dos pibes que pasan en moto frente al departamento que se terminó de edificar hace poco, como casi todas las construcciones de ese barrio que se va poblando de a poco.

“Mi hijo es una excelente persona, todos lo saben. Estos tipos ya lo tenían fichado”, especula Ramón, con los ojos inundados y la certeza de que el muchacho “nunca tuvo problemas con nadie”.

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